300.000 pesetas de la época sin buscarlo
Navidad 1955 Dejó uno de esos relatos que explican una época mejor que muchos tratados. No hubo goles, ni títulos, ni veladas europeas en Chamartín.
Simplemente hubo un décimo de la lotería de navidadun intercambio entre amigos y un golpe de suerte que transformó Alfredo Di Stéfano en uno de los grandes ganadores del sorteo sin siquiera haberlo buscado.
Toda España vivía dependiente de la radio. EL hijos de san ildefonso Se cantaron los premios y los actos viajaron de pueblo en pueblo, esparciendo alegría y rumores.
La prensa habló en el momento de un “Una Navidad muy futbolística”. En Bilbao se corrió la voz de que Telmo Zarra Le había tocado la fortuna.
En Barcelona, una fábrica textil valles Repartió un cuarto premio entre sus trabajadores. Y, en medio de esta cartelera de décimas y leyendas, apareció el nombre de Di Stéfano.
Alfredo Di Stéfano, historia del Real Madrid.
El golpe de suerte
El contexto no era menor. Apenas habían pasado dos años desde que el argentino se convirtió en el símbolo absoluto del Real Madriddespués de este fichaje venenoso que enfrentó a Madrid y Barcelona durante veinticinco meses.
Viajes, despachos y tensiones habían marcado su llegada al fútbol español. Durante este proceso se hizo amigo de Antonio Tamburinidirigente vinculado al medio ambiente de Barcelona, expresidente del Sabadell y ex director de FC Barcelonauna figura bien relacionada en el fútbol catalán.
La anécdota comienza con un gesto tan cotidiano como profundamente navideño: cambiar décimos. Tamburini y su hermano habían comprado un acto que eventualmente ganaría un premio.
Di Stéfano ya formaba parte de su círculo de amigos. Siguiendo esta etiqueta no escrita que invita a compartir la suerte, decidieron cambiar un décimo: uno por ti y otro por mí. Nada más.
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Este simple intercambio tuvo consecuencias inesperadas. El décimo que acabó en manos de la «Saeta Rubia» fue recompensado con 300.000 pesetas.
Una cifra que hoy puede parecer modesta, pero que en el futuro España 1955 era equivalente a un pequeña fortuna personal.
Para que os hagáis una idea, ese mismo año la prensa informó del caso de un mecánico que, con 187.000 pesetas ganadas en la lotería, decidió jubilarse inmediatamente.
estefano Había ganado mucho más, sin comprar un número ni buscar suerte en ninguna administración.
«Después de esta jugada, podemos estar seguros de que Su estancia en España resultó ser de mucha suerte para él.«, escribe con ironía un columnista.
Ese comentario cerró el círculo: Di Stéfano no sólo transformó el fútbol europeo con goles y títulos, sino que también pareció tocado por una suerte especial fuera del campo.
Caras y colas
El contraste con Zara Esto añadió aún más color a la historia. En Bilbao, El rumor sobre el precio se desinfló rápidamente y el propio atacante lo negó.
Años más tarde bromeó diciendo que su verdadera lotería había sido un contrato publicitario valorado en un millón de pesetas.
Mientras tanto, dinero real, frío y duro, viajaba desde Sabadell a la cuenta corriente de la gran estrella del Real Madrid.
La anécdota condensa varios niveles de significado. Habla de la España de posguerra y de la liturgia de la lotería de Navidad, del fútbol como eje social y del peso de las relaciones personales en una época menos profesionalizada.
Y a esto se suma una ironía histórica difícil de igualar: un exdirigente del entorno azulgrana, sin quererlo, acabó convirtiéndose en el particular Rey Brujo del que acabaría siendo el mayor mito blanco.
Unas Navidades curiosas y muy futbolísticas. Zarra rechaza los premios. Di Stéfano, 300.000 pesetas más rico. Y un décimo talentoso que, sin buscarlo, entró en la historia del fútbol español.
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