El año del animal deliberante
Aunque llegó a las librerías en diciembre de 2024 creo que el libro «El animal deliberante: Teoría y práctica de la deliberación moral» firmado por Diego Gracia ha llegado a la mayoría de sus lectores durante el año 2025. El propio autor ha participado en varios actos de presentación de dicho texto y casi todos han sucedido durante el 2025, tan cerca ya de su final. Y lo más importante: ha sido durante los últimos meses de 2025 cuando hemos asistido a una paulatina incorporación en la conversación pública de los principales mensajes que Diego Gracia ha plasmado en su libro para público conocimiento. Diego Gracia ha escrito un libro que es una catarata de sabiduría, como un largo río tranquilo donde uno puede acudir para lavarse o «librarse de modas y otras lepras del momento», que decía Antonio Colodrón sobre la ciudad de Heidelberg.
[–>[–>[–>«El animal deliberante» es un texto de referencia sobre el tema de la deliberación moral que el autor lleva trabajando desde hace más de treinta años. No creo que el adjetivo «monumental» sea apropiado para este texto. A los libros monumentales suele costar hincarles el diente y el lector acaba desistiendo. No es el caso. «El animal deliberante» incluye un detallado recorrido por la historia del concepto de «deliberación moral» y sus avatares hasta nuestros días. A este respecto, está plagado de citas, referencias y acotaciones que, a modo de links, enriquecen el libro si su lector quiere ampliar conocimientos. Es un libro impregnado por la extraordinaria facilidad que tiene Diego Gracia para hacer inteligibles conceptos habitualmente abstrusos para muchos interesados en el tema. Siempre la claridad viene del cielo, decía el poeta Claudio Rodríguez, pero la claridad didáctica viene de Diego Gracia, entre otros. No debe ser sencillo desmigar conceptos de la filosofía y sobre todo de la ética, con la facilidad con la que él lo hace. Desmigar, pero sin perder rigor conceptual, ojo.
[–> [–>[–>Diego Gracia, en un viaje personal, recorre la historia del concepto de «deliberación» desde sus orígenes en Sócrates y su concreción en Aristóteles así como su hundimiento tras la irrupción del estoicismo en la filosofía occidental y su desaparición hasta el siglo XX en que el método deliberativo se convierte en la principal herramienta de la que disponemos los seres humanos para tomar decisiones en condiciones de incertidumbre. Porque los humanos nos pasamos la vida deliberando, incluso con nosotros mismos, aunque sin saberlo. Para Diego Gracia, la deliberación es una necesidad biológica. Por eso, el hombre más que un animal racional es un animal deliberante. Y el ser humano, si algo lleva mal, es la incertidumbre. O sea, el anillo y el dedo.
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Escribe Diego Gracia: «La deliberación no rinde decisiones perfectas, infalibles porque los factores con los que trabajamos son infinitos, incontrolables. De la deliberación no surgen decisiones buenas o malas sino prudentes o imprudentes. Es a lo que podemos llegar en la mayoría de nuestros juicios. El único razonamiento que puede dar certeza está en las matemáticas y en pocos lugares más, pero nunca en la vida práctica. Pero es el que preferimos los humanos y usamos de forma ilegítima. El gran misterio que yo he tratado de explorar en estas páginas es ¿por qué la deliberación la describe perfectamente Aristóteles y cuando él muere entró en un silencio que ha durado hasta 1840 en que la Academia de Ciencias de Berlín hizo una edición crítica de las obras de Aristóteles, en griego, claro? Porque la obra de Aristóteles conocida era la que se tradujo durante la Edad Media, muy afectada por el estoicismo. El caso fue que a mediados del Siglo XIX un grupo de helenistas y filósofos vieron que la obra de Aristóteles decía algo diferente a los que se le atribuía. Y es que tras morir éste, la filosofía estoica ganó por goleada y el estoicismo es un sistema dogmático. Ganó, entre otras cosas, porque rápidamente lo adoptaron las tres religiones dominantes: cristianismo, judaísmo y el islam. Los teólogos usaron casi siempre el razonamiento apodíctico. Por eso, la tesis aristotélica de la deliberación, proveniente del razonamiento dialéctico, desaparece cual Guadiana al fallecer su autor. Y reaparece en 1840. Mi libro es la historia de un error, es la historia de la no deliberación en la cultura occidental. Sentía que había que explicar este fenómeno tan extraño».
[–>[–>[–>En el mes de marzo de 2025, durante una de las presentaciones del libro, Diego Gracia responde a una pregunta que le hace Jose Lázaro, su editor en Triacastela:
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-«Tú dijiste en una entrevista hacia el año 2006 que hubieras dado algún año de tu vida por haber conocido a Aristóteles».
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[–>-«Sí, yo he tenido mucha suerte en la vida y en un lugar importante de esa suerte están mis dos maestros de excepción: Zubiri y Laín Entralgo. Y tengo claro lo importante que es un maestro. Una cosa es leer libros y otra, tener un maestro. Y eso solo los que lo hayan tenido pueden saber lo que significa. Tenemos los libros de Aristóteles, lo que nos ha llegado de ellos. Pero a mí tener de maestro a Aristóteles me hubiera parecido una cosa espectacular. Entonces, como un deseo insatisfecho, dije eso. No recordaba haberlo dicho. Pero, en fin, lo repito».
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La ética es una rama de la Filosofía. La bioética es la ética aplicada a los conflictos en la asistencia médica. Una resolución óptima y prudente de dichos conflictos, cada vez más frecuentes en nuestros días, solo se alcanza mediante un entrenamiento intenso y continuado en el método deliberativo. De ahí la gran importancia de la obra de Diego Gracia y especialmente de este «Animal deliberante».
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