este es el número de vehículos que dejarán de pasar a diario por el centro
Oviedo respira aire de cambio. El próximo jueves, coincidiendo con el día de Año Nuevo, la capital asturiana inaugurará una nueva era en su movilidad urbana con la entrada en funcionamiento de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE). Esta medida, impuesta por Europa para poblaciones de más de 50.000 personas, lejos de ser un simple trámite administrativo, quiere responder a una razón de interés general: la protección de la salud pública y el medio ambiente. Entre los ovetenses, la pregunta es recurrente: ¿Para qué servirá crear una Zona de Bajas Emisiones de Oviedo? Los datos técnicos arrojan respuestas contundentes que dibujan una ciudad más amable, en la que destaca una reducción progresiva del tráfico hasta alcanzar los 1.700 vehículos diarios menos en la zona que, hasta la futura ampliación prevista en 2028, estará delimitada por las calles Adelantado de la Florida, Postigo Bajo, Postigo Alto, Padre Suárez, Marqués de Gastañaga, Campomanes, Santa Susana, Conde de Toreno, Uría, Doctor Casal, Melquiades Álvarez, Covadonga, Manuel García Conde y Víctor Chávarri.
[–>[–>[–>El impacto más visible será la descongestión. Aunque la estimación es que 1.700 vehículos sin distintivo ambiental dejarán diariamente de acceder al área protegida, se estima que esa cifra se alcanzará en el medio plazo. Actualmente, Oviedo absorbe una presión de tráfico considerable, y restringir este flujo supone un alivio para la calidad del aire. No se trata solo de cantidad, sino de toxicidad. Los vehículos afectados, clasificados como Categoría A o «sin etiqueta», son aquellos turismos de gasolina matriculados antes del año 2000 y los diésel previos a 2006. Estas unidades son responsables de una parte desproporcionada de las emisiones nocivas; un coche antiguo puede contaminar significativamente más que uno moderno con etiqueta C o ECO.
[–> [–>[–>La salud es el gran argumento de este proyecto. El objetivo para 2030 es ambicioso: reducir en un 20% las emisiones de CO2 derivadas del transporte y lograr que el dióxido de nitrógeno (NO2) caiga hasta niveles que cumplan con las estrictas guías de la OMS. Cumplir estos parámetros en Oviedo podría evitar hasta 141 muertes prematuras anuales por partículas finas, una cifra que justifica cualquier esfuerzo de adaptación. Además, la ZBE combatirá el ruido, ese enemigo invisible. Se estima que la población expuesta a niveles sonoros nocturnos superiores a los 55 decibelios disminuirá también en un 20%, garantizando un descanso más profundo para miles de vecinos del centro.
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La implantación será progresiva para facilitar la adaptación. Este jueves arranca la Fase 1 centrada en el anillo interior, delimitado por la Ronda Interior. Será en enero de 2028 cuando las restricciones se amplíen a más calles del centro, consolidando el perímetro exterior. Es vital recordar que los residentes ovetenses dentro de estas zonas cuentan con exenciones que les permiten circular con sus vehículos habituales, independientemente de su etiqueta, protegiendo así la vida de barrio y la actividad cotidiana.
[–>[–>[–>Mejor para el comercio
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El comercio también tiene motivos para el optimismo. Aunque los cambios suelen generar incertidumbre, la experiencia acumulada en otras ciudades españolas y europeas indica que la pacificación del tráfico y la mejora de la movilidad activa pueden elevar la facturación comercial hasta en un 10%. Una ciudad donde se camina más es una ciudad donde se consume más en el comercio local. Oviedo se alinea así con los objetivos de descarbonización y despunta como un referente de sostenibilidad en el Principado. La medida que arranca este jueves no es un fin, sino el primer paso hacia un modelo urbano inclusivo, seguro y respirable para las próximas generaciones de ovetenses. n
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