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Bulgaria adoptará el euro a partir del 1 de enero y se convertirá en el miembro 21 de la eurozona

Bulgaria adoptará el euro a partir del 1 de enero y se convertirá en el miembro 21 de la eurozona
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  • Publisheddiciembre 31, 2025



BCE

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MADRID, 31 de diciembre (EUROPA PRESS)-

A partir del 1 de enero de 2026, la zona euro tendrá veintiún miembros después de que Bulgaria se incorpore oficialmente al bloque de moneda única en la primera ampliación de la eurozona desde que Croacia se adhirió en 2023 y en un contexto marcado por la crisis política en el país eslavo, donde las protestas ciudadanas contra los presupuestos de 2026, los primeros en euros, provocaron la dimisión del Gobierno a principios de diciembre.

La incorporación de Bulgaria a la zona euro fue autorizada formalmente por el Consejo de la Unión Europea el 8 de julio de 2025, fijando un tipo de conversión de 1,95583 levs por cada euro.

Si bien las aspiraciones de Sofía de formar parte de la eurozona eran claras desde la entrada de Bulgaria en la Unión Europea el 1 de enero de 2007, los preparativos prácticos para la introducción del euro comenzaron a cobrar impulso en julio de 2015 y recibieron el impulso definitivo en julio de 2020, cuando el país pasó a la ‘sala de espera’ del euro, con la incorporación de su moneda nacional al mecanismo de tipos de cambio (MTC II).

Según la hoja de ruta establecida para la adopción del euro, los precios de bienes y servicios en el país ribereño del Mar Negro se indican en euros y en levs desde el pasado 8 de agosto y seguirán presentándose en ambas monedas hasta el 8 de agosto de 2026, por lo que, a partir del 9 de agosto de 2026, los precios sólo se fijarán en euros.

Asimismo, aunque los levs búlgaros se podrán cambiar por euros por tiempo ilimitado, el pago en ambas monedas, conocido como periodo de doble circulación, sólo se aceptará entre el 1 y el 31 de enero de 2026, cuando ambas monedas tendrán curso legal, de modo que, a partir del 1 de febrero de 2026, el euro se convertirá en la moneda única de Bulgaria.

En cualquier caso, los billetes y monedas en levas se pueden cambiar de forma indefinida y gratuita en el Banco Nacional de Bulgaria (BNB), mientras que, hasta el 31 de diciembre de 2026, también se pueden cambiar en los bancos comerciales y en algunas oficinas de correos de las ciudades más pequeñas.

Estas entidades y oficinas de correos canjearán levs de forma gratuita hasta el 30 de junio de 2026 y, a partir de entonces, podrán introducir una tasa por el servicio de cambio de billetes y monedas de levs a euros en efectivo, así como por el depósito y correspondiente canje de billetes y monedas en levs en una cuenta. A partir del 31 de diciembre de 2026, las entidades de crédito y la Oficina de Correos de Bulgaria (EAD) podrán suspender el servicio de cambio de billetes y monedas de lev a euros en efectivo.

EUROS BÚLGAROS.

Desde principios de diciembre, los ciudadanos búlgaros pueden comprar euromonederos con las nuevas monedas de euro del país eslavo, que ha elegido tres diseños para las caras nacionales de las monedas de euro, entre ellas en las monedas de 2 euros el retrato de San Paisio de Hilandar junto con la inscripción cirílica del nombre del país y la palabra euro, así como la inscripción «Dios proteja a Bulgaria» en el borde de la moneda.

En el caso de la moneda de 1 euro, la cara nacional de las monedas búlgaras representa a Iván de Rila, santo patrón de Bulgaria, junto con inscripciones en cirílico del nombre del país y la palabra euro.

Para conmemorar la adhesión de Bulgaria como nuevo miembro de la zona del euro, el Banco Central Europeo (BCE) iluminará la fachada del edificio principal de la institución todos los días a partir de las 17.30 horas, entre el 31 de diciembre de 2025 y el 11 de enero de 2026.

MIEDO A LAS SUBIDAS DE PRECIOS.

La adopción del euro por parte de Bulgaria se producirá menos de un mes después de la dimisión de Rosen Zheliazkov como primer ministro del país, así como de su gabinete, tras protestas masivas contra la clase política y los presupuestos de 2026, los primeros elaborados en euros.

Según una encuesta de principios de año de la agencia Myara, el apoyo a la moneda europea rondaría sólo el 39%, mientras que el 57% de los encuestados estaría en contra y el 39% a favor, ante el temor de que la introducción del euro implicara un aumento del coste de la vida.

Ante esta situación, el gobernador del Banco Nacional de Bulgaria, Dimitar Radev, aseguró la semana pasada que la entrada en la zona euro «limita el margen de maniobra política y económica y requiere un mayor grado de disciplina», que puede reducir el efecto de las fluctuaciones políticas internas y la incertidumbre global, al tiempo que crea un marco institucional más claro y predecible para la gobernanza económica.

Así, para el banquero central búlgaro, la perspectiva de unirse a la eurozona tiene un claro efecto positivo en los mercados, independientemente de los desafíos políticos internos. «Los mercados financieros son pragmáticos. Evalúan si existen reglas claras, si las instituciones funcionan eficazmente y si la dirección estratégica es convincente», resumió.

Asimismo, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, intentó responder a los temores de los ciudadanos búlgaros asegurando en una reciente visita a Sofía que la preocupación de que la adopción del euro provoque un aumento de los precios «es totalmente legítima», ya que la experiencia indica que los cambios de moneda pueden producir un repunte temporal de la inflación cuando las empresas redondean los precios durante la conversión, aunque recordó que, en anteriores cambios al euro, «el impacto fue de entre 0,2 y 0,4 puntos porcentuales».

En este sentido, destacó que en el caso de Croacia, que se unió a la eurozona en 2023, en un momento en que la inflación era alta, el efecto del cambio fue de aproximadamente 0,4 puntos porcentuales y se desvaneció rápidamente.

En este sentido, Lagarde insistió en que la percepción pública muestra una secuencia repetitiva y, antes de su adopción, la incertidumbre es natural, pero una vez que hogares y empresas empiezan a utilizar la nueva moneda en su vida diaria, con un banco central creíble, la confianza crece.

Así, en todos los países que se han unido recientemente a la eurozona, el apoyo público aumentó notablemente en los seis meses posteriores a la transición, añadió.



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