Un juramento, una promesa -para iniciar la época dorada- y un nuevo mandato que, aunque no lo parezca, solo ha pasado un año. Los 12 meses de Donald Trump en la Casa Blanca han dado para mucho.

En enero, nada más llegar al poder, lanzó su medida estrella: declarar una emergencia nacional en las fronteras de los Estados Unidos. De esta manera, Trump dio paso a las primeras redadas y deportaciones de migrantes a Guantánamo.

En su segundo mes, Trump propuso poner fin a la guerra en Gaza y Ucrania, aunque a su manera, querer sacar provecho de una Gaza sin habitantes de Gaza y amenazar a Zelensky por ser desagradecido y no estar bien vestido.

Él no, él se autodenomina pacificador y, como tal, en marzo su objetivo era anexo groenlandia. «Necesitamos a Groenlandia por razones de seguridad y la conseguiremos pase lo que pase», afirmó Trump.

En abril, el presidente de Estados Unidos declaró una guerra comercial al mundo entero con su ya famoso tabla de tarifas. Y con una repentina fe sospechosa entró en mayo. Así bromeó sobre suceder al Papa Francisco. «Yo mismo seré su sucesor», afirmó.

El redadas contra migrantes No han parado en un solo mes, pero en el sexto la ciudad de Los Ángeles se levantó contra ellos. Llegó el momento de máxima tensión, en el que Trump respondió desplegando la Guardia Nacional.

Y, por si fuera poco, en julio Trump inauguró el verano inaugurando Aligator Alcatraz. En agosto su predilección por Putin era más que evidente. Y en septiembre su animadversión hacia Maduro y su supuesta lucha contra el narcotráfico. También cambió el nombre del Departamento de Defensa, departamento de guerra. Políticas de un verdadero pacificador, eterno Candidato al Premio Nobel de la Paz.

Trump no ha dejado ningún títere con cabeza, ni siquiera el nuestro. Nos ha «pidido» activa y pasivamente que aumentemos el gasto en defensa, pero en octubre todavía no se salió con la suya. «España no juega en equipo», se quejó.

En noviembre, y ya sabes lo que pasa si le contradices, las faltas de respeto del presidente han sido constantes -también durante todo el año- y especialmente hacia los periodistas.

En diciembre llega la Navidad a la Casa Blanca, se acaba el año, pero aún nos queda una sorpresa más. Fue el ganador del Premio de la Paz de la FIFA.. Un final tremendo para este 2025 trumpista que ya podría haber sido una legislatura entera.

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