acusado de asesinar a su hijo en Sabadell en 2003
Los investigadores de la Policía Nacional recuerdan el caso como «una historia muy truculenta y escabrosa» en la que desde un primer momento recelaron del principal sospechoso, Ramón de la Cámara Guisado, cuando lo conocieron poco después de encontrar a su hijo David, entonces de 22 años, muerto de un tiro en la nuca en el bar musical Gotik situado en Sabadell.
[–>[–>[–>[–>Era mayo de 2003 y casi 22 años después Ramón de la Cámara es el único español en la lista de los 50 delincuentes más peligrosos buscados por la Europol, que actualiza cada año. Desde 2007 no se sabe nada de él y en su ficha policial aparecen sus rasgos físicos de hace casi 18 años, cuando tenía 55 años, así como una simulación de su cara ahora con los 72 años que tendría.
[–>Ejecutó a su hijo con «un tiro de gracia» en la nuca tras una discusión por la venta del bar que tenían
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Ramón de la Cámara Guisado fue detenido el 16 de julio de 2003 acusado de matar a su hijo el 28 de mayo de 2003 en el bar que tenían en Sabadell. Fue una laboriosa investigación que empezó a cobrar forma la misma noche en la que se descubrió el cadáver sobre la barra del local con un «tiro de gracia, es decir, un disparo que entra por la nuca y que sale por la frente», como explica a El Periódico de Catalunya el comisario principal de la Policía Nacional ya retirado Manuel Quintela que se hizo cargo de la investigación como Inspección junto a su compañero Alberto del Grupo de Homicidios.
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Tras quedar en libertad en 2005 a la espera de juicio, en 2007 desapareció sin dejar rastro
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Fue el propio padre quien alertó a los agentes de que había recibido una llamada anónima en la que le instaba a ir al Gotik para ver a su hijo pero que al llegar no pudo entrar. Los bomberos forzaron la cerradura y dentro se encontró el cadáver de David. A partir de ahí se inició la investigación policial.
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Tres versiones
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Los agentes de Homicidios hablaron con De la Cámara, que les contó que su hijo iba con malas compañías y les enseñó una bolsa de cocaína que le había encontrado a David en el coche. Sin embargo, los investigadores recelaron de su actitud y por eso decidieron ponerle lo que en argot policial se conoce como ‘rabo’, es decir lo siguieron desde esa noche.
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Gracias a esta vigilancia, la Policía Nacional descubrió que lo primero que hizo el sospechoso el día siguiente del crimen fue ir a unos grandes almacenes a comprarse un nuevo terminal de teléfono móvil con otro número. Sin embargo, ante los agentes dijo que esa mañana no se había movido de casa y que únicamente disponía de un teléfono, ocultando el recién adquirido. «La declaración empezó con una mentira», subraya el comisario principal retirado Quintela, que recuerda que las veces que lo citaron en comisaría en las semanas siguientes ofreció diversas versiones sobre la muerte de su hijo.
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El padre ofreció tres versiones y pasó de culpar a «malas compañías» de su hijo a señalar a presuntos traficantes de droga
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Primero les dijo que David tenía una deuda por la compra de un coche y que se juntaba con dos o tres amigos que eran «malas compañías», pero tras hacer numerosas comprobaciones, los agentes descartaron esta versión. Cuando le preguntaron al padre por posibles motivos del crimen, les soltó: «No lo he querido decir por qué a mí me pueden matar si cuento la verdad» y explicó a los agentes que su hijo había acudido días atrás a una fiesta en la que había una conocida presentadora del programa ‘Crónicas Marcianas’ y varios futbolistas de la época y en la que corría mucha droga.
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Los investigadores descubrieron que el acusado tenía una deuda por drogas y quería vender el bar, cosa que causó el conflicto con su hijo
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La Policía volvió a comprobar esta versión y hablaron con la presentadora de televisión pero descubrieron que la explicación del padre «tampoco tenía ni pies ni cabeza, ni se ajustaba a un relato que pudiera motivar la muerte de nadie».
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Finalmente, Ramón de la Cámara explicó a los agentes que dos peligrosos delincuentes, uno de ellos de etnia gitana, habían amenazado a David por una deuda por tráfico de drogas y que se planteaba la venta del bar musical para pagarla. Fue su versión definitiva.
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Por esta vía los investigadores descubrieron que estos dos delincuentes, que contaban con numerosos antecedentes, suministraban droga a Ramón y que la deuda era suya y no del hijo, por lo que decidió saldarla vendiendo el bar musical a espaldas de David. Al enterarse el hijo, se produjo el enfrentamiento.
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Sin rastro de la pistola
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Paralalemente a esas comprobaciones, un sobrino de Ramón explicó a la Policía que la noche del crimen su tío le hizo llamarle desde una cabina para simular que había recibido un aviso anónimo de que algo le había pasado a su hijo. Además, el sobrino también acompañó a Ramón a un vertedero a deshacerse de droga y de varios objetos. Uno de ellos podría haber sido el arma del crimen, tal y como concluyeron los agentes.
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También apareció otro testigo que vio a Ramón salir del Gotik poco después de la hora en la que el forense estableció la muerte de David, sobre las 15.00 horas, y un taxista que lo llevó hacia el centro de Sabadell.
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En el registro de su vivienda hallaron restos de munición como la que mató a David
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Estos nuevos indicios coincidieron con la desaparición de Ramón que dejó de responder a su teléfono principal. Gracias a que los agentes tenían también el que había adquirido nuevo tras el crimen lo localizaron en Platja d’Aro viviendo con un novio de 18 años que tenía, con el que empezó siendo éste menor de edad, y con el sobrino.
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Fue entonces cuando los agentes lo detuvieron ante la sospecha de que había matado a su hijo. En el registro de su vivienda encontraron en una americana un cartucho de munición exactamente igual a la bala que había provocado la muerte de David. También descubrieron restos de la misma munición en las paredes del bar musical, ya que parece que días antes del crimen Ramon y sus ‘camellos’ habían probado la pistola disparando en el local.
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Relación deteriorada
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La Policía Nacional concluyó que padre e hijo posiblemente discutieron por la venta del bar, porque Ramón lo había hecho a espaldas de David pese a que el local estaba a su nombre. Además, creen que las relaciones entre los dos «se habían deteriorado». Además, señalan que Ramón, que era muy posesivo, no aceptaba la nueva relación que David había iniciado con una mujer.
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El juzgado ordenó el ingreso de Ramón en prisión preventiva en la Modelo. Allí estuvo hasta octubre de 2005. Salió después de que la Audiencia de Barcelona estimara un recurso del abogado del procesado, Javier Rodrigálvarez, contra la prórroga de la prisión preventiva.
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Ramón estaba a la espera de juicio. En su escrito de acusación, la Fiscalía consideraba que había matado «de forma inesperada y sorpresiva» a su hijo con un disparo «a quemarropa» en la nuca y que le atravesó el cráneo de un balazo. Por eso, pedía 22 años de cárcel por los delitos de asesinato y tenencia ilícita de armas, además de indemnizar a la madre de su hijo con 90.000 euros por los daños causados. Él siempre defendió su inocencia y apeló al amor que sentía por su hijo.
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En 2007 desapareció sin dejar rastro. No es la primera vez que lo hacía. En 1988 fue detenido por varios delitos de estafa y se fugó cuatro años después primero a Francia y después a Latinoamérica, hasta que volvió a España.
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En 2023, 20 años después del crimen, la Europol puso al sospechoso en la lista de los delincuentes más buscados del continente. La justicia española lo reclama por no acudir, hace unos 18 años, ante un tribunal para ser juzgado por el asesinato de David. La ficha de la alerta policial es concluyente: «Ramón apuntó a su hijo con una pistola calibre 9 mm y le disparó en la nuca, causándole la muerte instantánea».
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