ALIMERKA OVIEDO BALONCESTO PRIMERA FEB
El Alimerka Oviedo Baloncesto derribó un muro contra el que se habían estrellado todos los equipos de Primera FEB esta temporada. Nadie había ganado en la cancha del HLA Alicante, un equipo que cuenta con dos jugadores determinantes, Larsen y Walker, que los hacen muy difícil de defender, escoltados además por piezas como Jordá, Aris o Mike Torres, del máximo nivel. Pero este Alimerka Oviedo también tiene pólvora, especialmente con Townes (30 puntos y 33 créditos de valoración), que volvió a estar encendido.
[–>[–>[–>Una igualdad máxima
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Pero de esta batalla salió victorioso Oviedo gracias al esfuerzo, a llegar hasta el final en la defensa de Torres cuando podía empatar el partido y llevarlo a la prórroga, en ese cara a cara con Larsen que por una vez cayó del lado azul, en ese trabajo incansable y más oscuro de Cosialls, Faure y Shelist, con un Nwaokorie que a esa labor sumó el acierto exterior; gracias también a las buenas decisiones de Dan Duscak y, en definitiva, al alma de un equipo que ha sabido lidiar con un inicio de temporada complicado y que ahora enlaza dos victorias que le dan mucha tranquilidad para situarse en una posición cómoda en la clasificación con la que encarar un tramo del calendario algo más amable.
[–> [–>[–>Fue un partido complicado, de una igualdad extrema, que se balanceó en función del talento, de los momentos de inspiración en uno y otro bando. El final fue de esos que acaban con los nervios de cualquier aficionado, en los que no sobra ni un punto, ni un rebote. Nada. De hecho, tras meter Townes los dos tiros libres que daban una renta de cuatro al OCB a falta de tres segundos Mwema aún fue capaz de meter un triple desde el centro del campo para establecer el resultado definitivo (88-89). ¿Qué hubiera pasado si el estadounidense yerra uno de esos tiros libres?
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Un final apretado que se intuyó desde el inicio
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El partido se jugó de poder a poder desde el inicio, en el que el OCB fue algo superior, con una buena defensa que poco a poco Alicante fue fracturando. Jordá y Aris en el lado local y un gran Nwaokorie y un activo Parham en el visitante fueron los encargados de llevar el peso anotador en un primer parcial que acabó empaté a 21 puntos. En el segundo apareció más Larsen y eso fue una mala noticia para Oviedo, también empezó a asomar por ahí Walker, un jugador descomunal, que las mete de cualquier forma, mientras Oviedo se iba manteniendo sobre todo con la determinación de Parham, jugador que está creciendo en muchas facetas del juego.
[–>[–>[–>Al descanso se llegó con el marcador 43-42 y con la sensación de que este iba a ser uno de esos partidos para corazones sanos, capaces de aguantar sobresaltos, porque nadie parecía dispuesto a tirar la toalla. En los primeros compases de la segunda parte pasó lo peor que le podía pasar a Oviedo: Walker se enchufó. Y si no era él, era Larsen. Una dupla difícil de parar. Supo aguantar a pesar de todo el OCB en momentos en los que se le podía haber ido Alicante, siendo la mayor ventaja de los levantinos de siete puntos (51-44).
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La paciencia de Oviedo
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Pero tuvo paciencia Oviedo, dio un paso adelante en defensa y sacó mucho provecho del rebote, que al menos en sensaciones parecía estar dominando (al final del partido cogió cuatro más que si rival, tres más en ataque). Una canasta de Cosialls les devolvió la ventaja (57-59) a 3:28 de acabar el tercer parcial. Para el inicio del último se mantuvo ese punto de ventaja visitante (63-64). Que el partido se iba a resolver en un cara o cruz se olía casi desde el comienzo.
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[–>Un espectacular rebote ofensivo de Cosialls permitió a Duscak meter un triple en el inicio del último cuarto (63-67) y a su equipo coger esa ventajita con la que supo trabajar el partido le vino bastante bien. Hasta que compareció Larsen para sumar un dos más uno y empatar el choque (71-71) a 7:11 de acabar. A partir de ahí lo cierto es que casi todo el ataque de Oviedo fue cosa de Townes. Lo que hizo el escolta estadounidense, con pasaporte dominicano, fue un auténtico escándalo, imparable cuando se iba hacia el aro. Anotó doce puntos consecutivos para llevar a su equipo tres arriba (78-81) y una gran canasta posterior de Shelist elevó esa renta a cinco puntos (78-83) y obligó al técnico visitante, Rubén Perelló, a parar el encuentro cuando quedaban 2:54 para acabar.
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Lucha hasta la última defensa
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Estaba claro que Alicante aún tenía mucho que decir. Lo primero que sucedió fue un triplazo espectacular de Torres, lo siguiente una pérdida de Oviedo que Walker aprovechó para empatar (83-83) cuando todavía quedaban 2:21 por jugarse. Parham apareció para encestar (83-85) y Oviedo empezó a echar el resto en defensa, lo que permitió aumentar la renta a cuatro puntos tras dos tiros libres de Townes (metió los ocho que lanzó) cuando solo quedaba un minuto. ¿Solo?
[–>[–>[–>Torres anotó (85-87) y Townes cometió uno de los pocos errores que tuvo en el partido, encontrándose en su penetración con Larsen y permitiendo a Alicante dispone de 24 segundos para empatar o ganar el partido. Fue de nuevo Torres el que se la jugó, se fue a canasta, parecía que lo estaba haciendo todo bien pero llegó hasta el final Townes en la defensa para dificultar la acción del base dominicano de Alicante, que se quedó corto y Oviedo se hizo con el balón. Townes se fue hacia el aro, frenado con falta a tres segundos de acabar. Metió sus dos tiros y sentenció.
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Todos invitados a la fiesta del Palacio de los Deportes
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Oviedo vuelve a casa con una de esas victorias que cambian las cosas, que elevan la moral de la tropa y que refuerzan el trabajo realizado. La buena pinta de este equipo por fin se traduce en victorias. Fue una noche especial para el equipo asturiano en Alicante, una noche que comenzó con la música de Ilegales acompañando al equipo en el calentamiento, lo que no deja de ser un gran detalle del cuadro levantino tras el reciente fallecimiento del líder de la banda asturiana, Jorge Martínez. Sonaron «Tiempos nuevos, tiempos salvajes». Volverán a sonar pronto, si Jorge Lana así lo dispone, para encendar aún más el Palacio de los Deportes de Oviedo. Están todos invitados a la fiesta.
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