América Latina no puede llegar a una condena conjunta a la política migratoria de Trump y suspende su cumbre
Honduras suspendió la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) que había sido convocada de urgencia después que comenzaron en Estados Unidos las deportaciones de inmigrantes de los países de la región. La presidenta hondureña, Xiomara Castro, dijo que la reunión que estaba prevista para este jueves se canceló debido a «la falta de consenso» entre sus países miembros. El desacuerdo tiene que ver con una condena a las políticas de Donald Trump.
La cita había sido convocada a pedido del presidente de Colombia, Gustavo Petro, el pasado domingo y en su momento de mayor fricción con la Casa Blanca por la expulsión de ciudadanos de origen colombiano.
Castro reconoció que «nuevamente hemos recibido la oposición sistemática de países miembros que han privilegiado otros principios e intereses diferentes a los de la unidad de la región latinoamericana y caribeña como comunidad», sin hacer referencia a ningún Gobierno.
De acuerdo con el diario ´La Nación` de la ciudad de Buenos Aires, el ultraderechista argentino Javier Milei acordó con sus colegas de Paraguay, Santiago Peña, y El Salvador, Nayib Bukele, no convalidar una condena a Trump. El alineamiento de Argentina con Washington no provocó sorpresas. Tampoco en los casos de Peña y Bukele. La imposibilidad de un lenguaje común supone algo más que una fractura regional: una victoria política del multimillonario republicano. Castro dijo no obstante que en nombre de la Celac que le toca encabezar temporalmente «continuará buscando consensos, convocando y presentando iniciativas para dar respuestas a los problemas históricos que sufre la región».
Petro se abstuvo de comentar la novedad de manera directa. Sin embargo no pasó inadvertida su frustración. «Nosotros defendemos nuestros intereses nacionales y los de la humanidad. Si la prensa cree que esto es borrachero o drogadicción, que lo piense (…), nosotros no somos un apéndice de propaganda de la Casa Blanca». Y añadió, respecto a la necesidad de una única voz latinoamericana: «hay que asumir la pelea, y asumir la pelea es, en primer lugar, tomar posición a cualquier hora de la madrugada, de la noche o del día».
De acuerdo con el diario paulista ´Folha`, casi 1,5 millones de personas tienen una sentencia de deportación en Estados Unidos, de las cuales 38.000 son brasileñas. El Gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva ha tratado de mantener la cautela en medio de esta crisis, lo mismo que México.
Cuba rechaza envío de migrantes Guantánamo
En este contexto, y casi en sintonía con el comunicado de la Celac, Trump firmó una orden que instruye al Departamento de Defensa y al de Seguridad Nacional a que «empiecen a preparar un centro de retención para migrantes en Guantánamo con cabida para 30.000 personas». La base militar norteamericana en territorio cubano servirá para alojar a los deportados que no pueden ser remitidos a sus países de origen. «Tenemos 30.000 camas en Guantánamo para detener a los peores extranjeros ilegales criminales que amenazan al pueblo estadounidense», dijo el presidente, y añadió: «algunos de ellos son tan malvados que no confiamos en que otros países los acojan, y no los queremos aquí».
El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, calificó de «acto de brutalidad» el proyecto de Trump en «en un territorio de Cuba ilegalmente ocupado«. Recordó que ahí se levantaron «conocidas cárceles de tortura y detención ilegal».
La base naval de EE.UU en la zona oriental de la isla fue usada de manera extensiva por el presidente George W Bush tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 y en el marco de la llamada «guerra contra el terrorismo». Guantanamo se convirtió desde entonces en el nombre de los atropellos a los derechos humanos, al punto de que los mandatarios demócratas Barack Obama y Joe Biden buscaron sin éxito ponerle fin esa prisión a cielo abierto, donde todavía se encuentran casi una decena de detenidos.
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