ASESINO MORATA CRIMEN | «Las voces me dijeron que tenía que matar»: la confesión del triple asesino de Morata de Tajuña
Finaliza el juicio contra Dilawar Hussain Fazal por matar a tres hermanos septuagenarios (Amelia, Angeles y José Gutiérrez Ayuso) con una barra en Morata de Tajuña (Madrid) el 16 de diciembre de 2023. Durante su declaración, el asesino ha pedido perdón y ha explicado que «yo estaba mal de la cabeza y las voces me dijeron que tenía que matar«. Además, ha afirmado que el día del asesinato «los hermanos (dos mujeres y un hombre) me amenazaron con unos cuchillos«.
[–>[–>[–>Puesto que Dilawar no ha querido utilizar su derecho a la «ultima palabra», el juicio ha finalizado con el informe de su abogado, que se ha dirigido al jurado afirmando que «este suceso iba a acabar muy mal, fuera como fuera. Si no hubiese sido él, hubiese sido otro«.
[–> [–>[–>«Dilawar es otra víctima»
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Previamente, ante las preguntas de la fiscalía, Dilawar Hussain Fazal relató que las víctimas empezaron a amenazarle: «ya estás con nosotros y nos tienes que dar dinero». Asegura que fue a hablar con ellas, (las dos hermanas) pero que, cuando le abrieron la puerta, le amenazaron con unos cuchillos. Entonces, cogió una barra de hierro y las mató. Sin embargo, a lo largo del resto del interrogatorio ha afirmado constantemente que los mató porque «me lo decían las voces».
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Después, supuestamente, metió la barra y los cuchillos en una bolsa y se fue en autobús a Arganda del Rey, donde los tiró a la basura, aunque la policía nunca logró encontrar esas armas.
[–>[–>[–>«Ajuste de cuentas»
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Las dos hermanas habían sido víctimas de un «estafador del amor» a quien conocieron por internet y que las arruinó. Pidieron dinero a vecinos y conocidos. También a Dilawar, que gestionaba el locutorio desde el que ellas enviaban el dinero. El paquistaní había prestado 60.000 euros a las víctimas, una cantidad que nunca recuperó y que provocó dos altercados con ellas antes del crimen.
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Mientras cumplía ocho meses de prisión por el último —fue condenado por golpear a Amelia con un martillo en la cabeza—, “maduró su decisión” en lo que él entendía como “un ajuste de cuentas” según explicó la psicóloga forense durante el juicio.
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[–>Tras matar a los hermanos con «golpes de enorme intensidad», que les fracturaron el cráneo, tal y como describieron los médicos forenses, dos días después regresó para amontonar y prender fuego a los cadáveres. Sin embargo, aunque los roció con combustible, el incendio se apagó por la falta de oxígeno en la vivienda. Dilawar afirma también que acudió a quemar los cuerpos porque «le mandaron las voces».
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Una paliza en Bilbao
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Dilawar fue víctima en 2018 de una paliza mientras trabajaba en un restaurante en Bilbao. Según ha contado él mismo, le pegaron entre tres personas y algunos de los golpes fueron en la cabeza, donde «le operaron de un tumor» cuatro años antes. Según su versión, desde entonces «escucho voces, veo fantasmas y tengo miedo«.
[–>[–>[–>Sin embargo, el informe de la psicóloga forense descarta que padezca una enfermedad psiquiátrica. «No es una alucinación auditiva y no hay elementos que indiquen que sufra esquizofrenia o psicosis», explicó la experta durante el juicio. Sí ha sido diagnosticado, en cambio, de un trastorno de personalidad con rasgos paranoides que, unido a su situación de estrés —la muerte de su madre en Pakistán, de la que culpaba a las hermanas de Morata por no poder enviarle dinero tras ser estafado, y su crisis económica—, «pudo disminuir de forma leve su conciencia«.
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Buscó noticias
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Aunque la fiscalía acepta que se aplique a la condena «el atenuante por alteración psíquica”, rechaza los de confesión y arrebato. Considera que Dilawar se entregó un mes después de los crímenes, cuando ya se había descubierto el hallazgo de los cuerpos y él había buscado en su teléfono noticias donde aparecía como sospechoso. Además, su declaración no aportó información relevante a la investigación. Tampoco aprecia en el asesino arrebato ni obcecación, porque mató a los tres hermanos diez meses después de la muerte de su madre, el supuesto detonante.
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La acusación, representada por el Ministerio Fiscal, mantiene su petición de 36 años de carcel —doce por cada una de las víctimas—, mientras que la defensa solicita una pena de siete años y medio por los tres asesinatos.
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