Así es la casa sostenible en el valle del Jerte donde la actriz Begoña Vargas se ha refugiado con amigas
Viajar al Valle del Jerte es un éxito en cualquier época del año, pero no siempre se considera una escapada de otoño, especialmente a principios de primavera, cuando su paisaje se tiñe de blanco por los cerezos en flor. Sin embargo, a medida que se acerca el fin de año, el valle se transforma en un espectáculo de ocres, rojos y amarillos, que se pueden apreciar desde sus miradores o recorriendo sus senderos. Su Gargantas y cascadas, rebosantes de agua. Después de las lluvias, hacen las delicias de los amantes de la naturaleza y los paisajes.
Uno de los rostros famosos que acaba de regresar de allí es la actriz, cantante y modelo Begoña Vargas. “Unos días en la naturaleza siempre vienen bien para desconectar con amigos y descubrir el Valle del Jerte en otoño”, comentó. Era exactamente lo que necesitaba: “Se trataba de desconectar para reconectar”, y la experiencia, dice, fue enriquecedora para él, porque “Mi cabeza está más ligera y mi corazón está más lleno. »
Literalmente integrada en el paisaje, a 2,5 kilómetros de la ciudad y a 1.800 metros sobre el nivel del mar, la casa rural en la que se refugió la actriz con amigos es Cerrás Agroturismo. Disponible para alquiler en Airbnb (airbnb.es), demuestra que el lujo y el respeto por el medio ambiente pueden ir de la mano. Piedra, madera y cal son la base de esta construcción que sigue el estilo tradicional de la región. casas de campo tradicionalesy fue construido con una filosofía sustentable: Se trabaja 100% con recursos naturales, sólo se utilizan materiales biodegradables y ecológicos, se han eliminado al máximo los plásticos…
El alojamiento destaca por su diseño cálido y su gran porche, pero lo que realmente llama la atención de la casa son sus vistas abiertas al valle y a la reserva natural de la Garganta de los Infiernos, que Begoña y sus amigos podían contemplar cada día.
Detrás de la casa hay una historia personal, la de África y Santi, un joven matrimonio nacido en Jerte, pero afincado hasta hace unos años en Madrid que, con sus dos hijos pequeños, decidió volver y empezar a construir su casa, huyendo del bullicio de la ciudad, porque Anhelaban la tranquilidad que les ofrecía su ciudad. Este cambio de vida y de prioridades les llevó a recurrir a la finca de sus abuelos y construir una pequeña casa en medio de la nada lo que, para muchos, fue una auténtica locura: «Nuestro objetivo era permitir que la gente viviera en el campo, en paz y armonía con la naturaleza, cuidando nuestra tierra y “Aléjate del bullicio de la ciudad para recargar pilas. »dicen.
Poco a poco la casa va tomando forma. Distribuidas en dos niveles, cada una de sus cuatro habitaciones dobles con baño en suite y techos de madera –Olivo, Picota, Reboldo y Asperones– “ha sido diseñada individualmente, en función de sus vistas y de la historia que la rodea”, nos cuentan. «Todos tienen su propia historia». Su decoración es cálida, en tonos neutros, tierra y madera. «Gran parte del mobiliario fue diseñado y fabricado por nosotros. Son piezas únicas, elaboradas con madera local, con elementos restaurados que pertenecieron a nuestros antepasados.» Aunque aquí lo importante es la comodidad y lo que se ve desde ellas: un paisaje que hipnotiza.
Los ventanales de la zona común son más amplios, en la planta baja, un gran espacio abierto que integra salón, comedor y cocina, donde hoy en día disfrutamos de acurrucarnos. junto a la chimenea de leña, Siéntate a comer en su gran mesa artesanal, inspirada en las antiguas mesas de carnicero utilizadas en el Jerte, o simplemente, como hizo Begoña Vargas, siéntate cómodamente en el alféizar del salón y disfruta café recién molido o uno de infusiones orgánicas caseras que encontrarás en la cocina, donde también hay vinagre de vino de cosecha propia y una variedad de especias cosechadas en la granja.
La finca tiene dos hectáreas de terreno, donde crecen cerezos, principalmente, pero también higueras y frutales que proporcionan fruta de temporada y se extienden hasta donde alcanza la vista. Además, hay un huerto orgánico, un gallinero, un mirador, una fuente, una piscina infinita disponible todo el año, un arroyo que la recorre y senderos para dar un agradable paseo descubriendo cada rincón.
Los propietarios de Cerrás Agroturismo ofrecen actividades que permiten descubrir la vida de un agricultor e incluso participar en los trabajos que se realizan en la finca. Y también participar en un programa de cocina de la mano de un chef local o catas de vino, hacer yoga, recibir un masaje, montar a caballo, astroturismo… Porque hay muchas formas de disfrutar de este entorno.
Saliendo de casa, las excursiones por el parque natural de la Garganta de los Infiernos descubren lugares tan impresionantes como el Collado de las Losas, con impresionantes vistas del valle del Jerte, el Puente Nuevo –por el que pasó Carlos V durante su retiro al monasterio de Yuste– o la zona de Los Pilones, donde el agua creaba ollas (piscinas) gigantes que, en verano, incitan al baño en sus aguas cristalinas.
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