Así ha cambiado Desigual tras cinco años colaborando con ‘startups’
Como tantas otras cosas, la relación de Desigual con las ‘startups’ la formalizó la pandemia. Hubo un tímido coqueteo en 2019, pero que el covid les obligara a cerrar todas las tiendas e hiciera esfumarse a sus clientes, fue lo que hizo ver a la compañía fundada por Thomas Meyer que aquel era un lazo provechoso. “Vimos que teníamos que hacer cosas más rápido, poder equivocarnos y rectificar para volver a probar otra cosa, y aquí es donde se comenzó a gestar y poner a prueba este nuevo modelo de innovación abierta”, recuerda Eva Sirera, directora de innovación de la cadena de moda catalana, tras su quinto ‘pitch day’.
Se trata de una jornada en la que el comité ejecutivo de Desigual escucha la propuesta de varios emprendedores finalistas. En la de este año, la mesa ha escuchado a 6 proyectos, después de haber entrevistado a una veintena y de haber recibido cerca de un centenar de solicitudes. De la última media docena –la mayoría muy impregnadas de inteligencia artificial–, decidirán con cuáles llevar a cabo un proyecto piloto, que es, en esencia, la oferta de Desigual. “Vimos que realmente nos iba mucho mejor pasar a un programa de innovación abierta que fuera directamente a hacer pilotos”, explica Sirera. “Los miembros de aquella ‘startup’ quieren sentarse con el experto en lo suyo y que se lo explique todo, y, por nuestra parte, también buscábamos hacer cosas accionables, o sea que para los dos lados era muy beneficioso hacerlo de este modo”, se explica.
Así lleva 4 años funcionando Awesome Lab, esta iniciativa, con un programa anual abierto a empresas de cualquier sector (‘Open Call’), y con llamadas específicas solo para propuestas que resuelvan problemas concretos (‘Scouting Sprints’) durante el año.
Maniquíes con ropa desigual en la entrada de las oficinas de la compañía de moda en Barcelona / Jordi Otix / EPC
¿Cómo ha cambiado Desigual, hasta ahora, con todo ello? Por ejemplo, cuando tienen que cubrir una vacante, se ahorran gran cantidad de entrevistas al pasar todos los currículums por un filtro que descarta aquellos que no cumplen ciertos requisitos básicos. Pongamos por caso que el puesto requiere que el trabajador hable chino: la herramienta elimina de un plumazo aquellos contendientes que no lo dominan. Hicieron una prueba hace dos años con Velora, la empresa madrileña que maneja esta solución, y la han incorporado permanentemente.
La catalana Fermat, asimismo, fue su primer contacto con una herramienta que empleaba inteligencia artificial generativa para ayudar al equipo de diseño. El profesional solo tenía que decirle que quería un vestido morado estilo lencero y el ordenador lo hacía en segundos, para que pudiera crear sobre él. Lo empezaron a probar con los equipos que diseñaban zapatos y la línea de mujer, se motivaron mucho al principio y tuvieron sus dudas después, pero acabaron encontrando el encaje hasta firmar un acuerdo a largo plazo y aún vigente con ellos.
El director de innovación desigual, Eva Sirera, en las oficinas de la compañía de moda en Barcelona. / Jordi Otix / EPC
Un tercer ejemplo es el de Capably, un automatizador de tareas con sede en Londres, pero cofundado por un español que, por ejemplo, recorta fotografías para adaptarlas a su misión (publicidad tradicional, publicación en redes sociales…) de forma automática. Este es uno de los proyectos con los que están haciendo un piloto actualmente.
La fiebre por la IA
Llevan, en total, unas 30 pruebas de este estilo. En concreto, tras la edición del año pasado, están haciendo pilotos que podrían acabar en colaboraciones permanentes –el ratio suele ser una de cada diez– con hasta cuatro soluciones basadas en inteligencia artificial.
Son, además de Capably, Neural Fashion (una plataforma catalana pensada tanto para diseñar como para producir sesiones de fotos), Alison AI (herramienta fundada en Israel y más aplicada al análisis de métricas), y Stoodio.ai (solución alemana centrada en la creación de contenido de imagen y publicidad). También están colaborando con la neoyorkina Stylitics, orientada a mejorar la experiencia de comprar a través de internet.
“Con toda la IA generativa ha habido y está habiendo un cambio dentro de la compañía, de cómo gestionar la innovación y crear y adoptar estos nuevos modelos”, contextualiza Sirera. Sin ir más lejos, Desigual montó un equipo para ver qué mejoras se podían hacer internamente empleando IA o acaban de integrar Copilot [el asistente de IA de Microsoft] Como otra herramienta para trabajar. Y esta fiebre, que se nota por dentro, también se percibe en los proyectos propuestos por las ‘nuevas empresas’. «Últimamente, absolutamente todo lo que vemos tiene una capa de inteligencia artificial», admite la directiva, que no se atreve a mojarse sobre lo que sucederá una vez que se escuchen las 6 propuestas de 2025: «La verdad: les gustó todo».
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