así ha sido la primera feria satanista de España
Este primero de diciembre, coincidiendo con la semana en que Madrid estrenaba su alumbrado navideño y la temporada de mayor desparrame consumista del año, decenas de personas se daban cita en un espacio de eventos del barrio de Arganzuela para acudir a la 1ª Feria Siniestra de España, un evento itinerante que pretende convertirse en un punto de encuentro en torno al satanismo y sus variantes, y que tiene previsto viajar cada año a una ciudad distinta para mayor gloria del ‘fandom’ patrio del macho cabrío. A cargo de este original y tétrico plan dominical se encuentra Satanistas de España, la primera organización satánica inscrita legalmente en nuestro país y que persigue, tal y como reza su web, la defensa de sus derechos religiosos en condiciones de igualdad con otros movimientos.
¿Quién demonios está detrás de Satanistas en España? Aunque no fue reconocida por el Ministerio de Interior hasta 2019, la historia de esta organización comenzó a fraguarse años antes, cuando Miguel Pastor, su presidente y doctor en Ciencias de las Religiones, sintió junto a otros practicantes “la necesidad de eliminar estereotipos acerca del satanismo y dar a conocer los orígenes reales del movimiento, reivindicando a su vez una igualdad de derechos con la Iglesia y otras corrientes”. Un lustro después de conseguir meter a Satán en las instituciones, la organización celebra su consolidación con un encuentro donde descubrir las diferentes facetas de un movimiento tan complejo como heterodoxo, pero con una ley implícita que todos sus fieles parecen respetar al dedillo: sigue tus instintos y no al rebaño.
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Cachivaches del demonio, libros blasfemos y fans del ‘black metal’
‘¡De Madrid al infierno!’ es el título de la primera entrega de este aquelarre urbano pluridisciplinar y donde uno espera encontrarse a una panda de encapuchados a lo ‘Eyes Wide Shut’ alrededor de un cuerpo desnudo sobre el que se derrama sangre de un cordero. Es lo que tiene pasar demasiadas noches de viernes viendo pelis de Dario Argento. Aquí, sin embargo, no hay túnicas ni invocaciones en lenguas muertas ni sacrificios con animales; pero sí mucha gente de negro de arriba a abajo, pentagramas invertidos y el número 666 impresos en sudaderas, bolsos y camisetas. Además de un buen rollo que cuesta distinguir si estamos en una feria sobre satanismo o en la cola para un concierto de la banda metalera Gorgoroth.
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La planta principal reúne varios ‘stands’ con objetos de lo más variopintos o, como ellos los llaman, “cachivaches del demonio”. Desde grabados de escenas paganas o pegatinas holográficas de Baphomet hasta colgantes del sigilo de Lucifer o un simpático y colorido Satanás (el clásico macho cabrío con el que se le suele representar) de ‘crochet’, ideal para regalar al bebé de tu amiga. El ‘caganer’ ni está ni se le espera en este mercado decembrino. Mientras los asistentes van de un puesto a otro suena en el aire como un mantra ‘Janitor of Lunacy’ de Nico. Al fondo, un ‘stands’ de la librería Sin Tarima con libros de ocultismo, sobre el que reposa una edición pop de la ‘Biblia satánica’, ‘El testamento de Magdalen Blair’ de Crowley, las memorias ocultistas de James Wasserman y manuales varios sobre magia del caos. “Es la primera vez que compaginamos charlas con una actividad de mercadillo, ya que es difícil encontrar espacio para este tipo de expresiones o de arte en otras ferias”, nos dice Pastor. Este es el contenido que uno espera encontrar si acude a una cita como esta.
[–>No escasean los clichés, al menos los estéticos, en un evento que lo que busca -he aquí la paradoja- es precisamente despojar al movimiento de falsos estereotipos, aunque en este caso tengan más que ver con aquellos surgidos a raíz el pánico satánico que se desarrolló al otro lado del Atlántico en los años 80 y que derivó en más de 12.000 acusaciones infundadas de delitos relacionados con el culto a Satanás. Un festín de historietas de mal gusto y kilos enteros de morbo que se alimentó con la publicación del libro ‘Michelle Remembers’ de Lawrence Pazder; una supuesta historia real que “destapaba” sin nombres y sin pruebas una hipotética red organizada de satanistas que secuestraba a niños para abusar de ellos, hacer sacrificios y échale tú imaginación. “Existe una visión que se proyecta desde el cine de terror y desde los sectores religiosos conservadores que no nos define como satanistas. La mayoría de la gente piensa que el satanismo es como el cristianismo, pero al revés, y no lo relacionan con su concepto más importante, que es la libertad individual”, explica Pastor.
‘Mindfulness’ satánico y pactos con demonios
Enfundado en un look ‘total black’, con un sello en el dedo corazón más negro que la noche y la raya del ojo marcada, Miguel da comienzo a su ponencia con una bienvenida calurosa y un entusiasmo que contrarresta lo tétrico del asunto. Prosigue explicando en qué consiste el Sendero de la Mano Izquierda, título de su charla. “La mano izquierda es la que se ensucia, con la que nos limpiamos el culo y que simboliza los tabús sociales. Seguimos este sendero porque lo sucio también es parte de nosotros”. El día promete. En los 45 minutos que siguen, el maestro de ceremonias se marca una ‘masterclass’ sobre la historia del satanismo en la que lo mismo invoca a Anton LaVey que a Aleister Crowley, a Bakunin o a Baudelaire, y donde deja claro también que en este grupo son bienvenidos desde ateos y agnósticos hasta creyentes de entes sobrenaturales. El infierno es más inclusivo que muchos garitos de Madrid.
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La suya es la primera de varias ponencias que se sucederán durante el día, como la titulada ‘Satanismo y true crime’, impartida por el escritor, periodista y satanista Javier Cavanilles; un debate sobre arte siniestro o la presentación del libro ‘Cuentos blasfemos’ del escritor Luis Henríquez. El programa del día se vuelve más serio a menudo que transcurre la jornada y va cayendo el sol. Una de las charlas que más llaman la atención es la que ofrece Marino Macia, experto, según la bio de su cuenta de Instagram, en meditación orientada al Sendero de la Mano Izquierda y en terapia transpersonal. Su intervención trata sobre satanismo y espiritualidad y, por lo que cuenta, su propuesta se asemeja más a una vertiente menos jipi y buenrollista de la new age que a rituales con velas rojas y máscaras con cuernos. “Mi práctica se basa en la idea de que sigue habiendo experiencia humana más allá del razonamiento. La espiritualidad forma parte de nosotros como seres multidimensionales que somos. Tenemos un cuerpo, una mente, unas emociones y un abordaje espiritual que tiene que ser trabajado, comprendido y personalizado. No vale con irse al monte e intentar ser feliz a toda costa”, nos cuenta Marino. ¿Una modalidad satánica del ‘mindfullness’? “Yo lo llamo espiritualidad siniestra, porque mirar hacia el interior puede ser muy siniestro. Hay mucha oscuridad dentro de cada uno de nosotros y el que diga lo contrario es que no quiere mirar”, zanja.
El plato fuerte del día llega de la mano de Nathalie d’Arc, cuyo nombre sonará a devoradores de reels sobre esoterismo y contenido ‘dark’. Desde sus redes, esta funcionaria de carrera y divulgadora sobre demonología en sus ratos libres llega a la feria para hablarnos sobre «los peligros de la mala praxis en los pactos con entidades opresoras». ¿Nos hemos vuelto locos?, se preguntará más de uno. Nathalie es la primera en ser consciente del escepticismo o la media sonrisa que puede despertar el título de su charla de hoy, en la que desgrana los principios de una práctica que lleva años investigando, “desde que me diagnosticaron una fibrosis pulmonar y dos años de vida”, recuerda. “Cuando supe esto hice todo lo posible, no para curarme, sino para morirme en paz. En este proceso investigué sobre budismo, chamanismo, kinesiología… ¡Lo toqué todo! Y al final encontré mi esencia a través del trabajo de sombra”, un concepto terapéutico desarrollado por Carl Jung que implica enfrentar las partes más oscuras de nosotros mismos, como los miedos, los traumas y los aspectos considerados negativos por la sociedad. “Cuando fui a que me hicieran un trasplante, me dijeron que había revertido la fibrosis pulmonar, lo que era imposible”. ¿Un milagro? “Lo puedes llamar como quieras. Yo veo cosas desde pequeña, he predicho muertes, accidentes… pero nunca he visto ángeles ni nada benevolente”. Es a partir de su experiencia que nace el origen de su trabajo más ambicioso: un ensayo sobre cómo la mente puede hacer que el cuerpo sane o enferme por medio de conexión con entidades. “Al igual que atraemos a personas con nuestra misma vibración, también en el plano astral conectamos con demonios o conciencias de la cuarta dimensión que se sitúan en nuestras mismas frecuencias. Y en la sombra estamos todos”, afirma.
[–>Satán ama a los gais y a los animalitos
Si algo se lleva un servidor de su primera feria satánica es que, más allá del cripticismo y lo abstracto de varios de sus mensajes, los adeptos a este movimiento son más open-minded, tolerantes y pacifistas que los de muchos grupos con representación parlamentaria. Basta con entrar en su web y ‘vichear’ un poco para entender su posicionamiento respecto a temas como el matrimonio LGTBI, el maltrato animal o su verdadera relación con el Maligno. Y es que los satanistas ni adoran al mal ni creen que Satán o Lucifer lo encarne, sino que recuperan su simbología e imaginario para tratar desde una perspectiva individualista asuntos mucho más terrenales y sociales. “Nosotros defendemos por encima de todo la libertad individual, pero no desde un punto de vista político o neoliberal. De hecho, los abuelos del satanismo eran anarquistas”, asegura Miguel. “Defendemos la aconfesionalidad del Estado, pero si queremos tener los mismos privilegios que tiene la Iglesia necesitamos ser reconocidos como religión oficial”, añade.
Uno de los grandes temas que abordan las publicaciones del blog de Satanistas de España es el respeto a la diversidad y que su fundador recalca con estas palabras: “Defendemos el derecho de cualquier persona a expresar su identidad, así como cualquier tipo de relación sexual y afectiva consentida entre adultos. También defendemos el matrimonio entre personas del mismo sexo, ya sean dos o más”. Pero no es la única cuestión social en la que los satanistas no tienen reparo en mojarse. En contraposición a las leyendas urbanas y otras anécdotas escabrosas que pululan por redes como Forocoches o Reddit, en la organización son tajantes con el maltrato animal: “No aceptamos a nadie que haga sacrificios con animales, ya que no creemos que los humanos nos situemos jerárquicamente por encima con respecto a ellos”, dice tajante Pastor.
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Son las dos y media de la tarde y hay quienes, oigo de soslayo, se preguntan por un restaurante vegano en la zona. Tiene sentido. Los churros en San Ginés y el mercadillo de Plaza Mayor van a tener que esperar al próximo domingo; hoy tocaba descender a los bajos fondos y celebrar el Día del Señor con los amigos de Mefisto. Eso sí, uno se vuelve a casa con las ideas un poco más claras sobre el satanismo, la inevitable duda de si siempre fue satánico y nadie se lo había dicho y una pregunta en la cabeza: ¿le iría mejor al mundo si fuéramos todos un poco más siniestros?
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