Avilés concentra gritos de ilusión infantil para el Anguleru. así fue la gran Folixa de la Navidá
Ayer, El Anguleru y Lolina, la Rulera, se dieron un baño multitudinario de gritos de emoción en la Casa de Cultura de Avilés. Más de 600 escolinos celebraron la Folixa navideña, que por primera vez contó con representantes del tradicional Antroxu (El Cornelu, la Ramicela y El Festu) porque también forman parte de las fiestas de invierno. Se plantaron junto a Ramu Nadal y Nataliegu, pero eso fue después de que los rapacinos subieran al auditorio a cantar villancicos en asturiano.
La actriz Olga Cuervo fue la maestra de ceremonias. Un grupo del colegio Llaranes subió al escenario para pronunciar un breve pregón y cantar «Los Tres Reis». Alonso González, del colegio de Sabugo, lo sabía y también lo cantaba, aquel y casi todos. Un grupo de veinte personas de La Carriona cantaron dos temas «Na Granxa de Nel» y «Ye l’Anguleru» para dar paso al de Villalegre que hizo lo mismo con «Lluceru de Navidá» y al de La Luz que puso en escena otros dos, «El Nataliegu» y «L’Anguleru». Hasta entonces, el auditorio permaneció en silencio. Eso sí, Cuervo, en el papel de «Celeste» anunció la «escurada» y comenzaron los nervios típicos de ver al «Papá Noel asturiano» que, a juzgar por lo que vimos ayer, tiene dura competencia en Avilés.
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Hiba Hachimi, de Llaranes, esperaba al «personaje con gabardina Marielu, con barcas verdes y gorra oscura que pesca para pescadores». Es decir, el propio Angleru. Inés Méndez, de Villalegre, recordó que la embarcación se llama «L’Angulina» y mencionó a Lolina, la gobernante. Eso es antes de toda la Navidad Folixa.
La «Celeste» anuncia la presencia de Cornelu, Ramicela y Festu, quienes se sumaron a la fiesta entre aplausos y gritos. Y en la platea empiezan a aparecer unos seres luminosos, los espumadores. Y cuando el ambiente empezó a calentarse, los cerros se reunieron para la llegada… de «L’Anguleruuuuuu», gritaban todos. Y en ese momento entró acompañado de Lolina y el pequeño Juan Pablo Patiño corrió sin suerte a abrazarlos y todo fue una fiesta, en la que también hubo gaitas y tambores y duendes, con ofrenda incluida al Nataliegu. Anguleru cerró: «Te queremos mucho».
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