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Bruselas empieza a desmontar el andamiaje intervencionista de Von der Leyen: así van cayendo sus peores regulaciones

Bruselas empieza a desmontar el andamiaje intervencionista de Von der Leyen: así van cayendo sus peores regulaciones
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  • Publisheddiciembre 26, 2025




En los últimos meses, la Unión Europea ha comenzado a dar marcha atrás en algunos de los pilares regulatorios más ambiciosos, y más controvertido— impulsado por Ursula von der Leyen durante la pasada legislatura. Lo que durante años se presentó como un proyecto coherente y expansivo de intervención económica, sostenibilidad obligatoria y armonización regulatoria, ahora comienza a mostrar grietas evidentes. No se trata de una ruptura frontal, sino de una erosión progresiva: normas que se diluyen, calendarios que se posponen y exigencias que se reinterpretan hacia abajo.

El cambio responde a una combinación de factores. Por un lado, la fatiga regulatoria de las empresas y de los Estados miembros, cada vez más explícita. Por otro lado, un giro político en Bruselas, con nuevos equilibrios parlamentarios y una Partido Popular Europeo que empieza a mirar más hacia ECR y los Patriotas que hacia los socialistas y los verdes. A esto se suma la influencia de los gobiernos nacionales que, al igual que el de Giorgia MeloniHemos decidido hacer frente a la tendencia intervencionista e impulsar una agenda más pragmática, orientada hacia la competitividad y el crecimiento.

El resultado es un proceso de desmantelamiento silencioso del marco regulatorio de Von der Leyen, que afecta de lleno a su legado político.

Revés climático: el tabú de 2035 comienza a caer

Uno de los primeros símbolos de este retroceso se ha producido en la política climática. Bruselas ha reconocido que la prohibición de venta de vehículos de combustión a partir de 2035 ya no es un dogma inamovible. La Comisión ha abierto la puerta a revisar plazos y condiciones, asumiendo implícitamente que los objetivos fijados bajo el paraguas del Pacto Verde son difíciles de sostener sin dañar gravemente a la industria europea.

El giro no es casual. Varios Estados miembros –con Italia a la cabeza– han advertido del impacto en el empleo, inversión y competitividad. A esto se suma la presión de sectores industriales clave y un contexto internacional mucho menos complaciente con las políticas climáticas maximalistas. El resultado es un ajuste que no se presenta como una rectificación ideológica, pero que vacía de contenido uno de los grandes emblemas del mandato de Von der Leyen.

El CCDDD: del estándar estrella a la aplicación descafeinada

Otro pilar que está empezando a tambalearse es la Directiva de Diligencia Debida en Sostenibilidad (CCDDD), una de las regulaciones más intrusivas del paquete verde. Diseñada para extender la responsabilidad legal de las empresas a toda su cadena de suministro global, la norma ha generado un rechazo creciente tanto dentro como fuera de la UE.

Hoy en día, dentro de la propia Comisión, ya se está trabajando en una reinterpretación texto mucho más flexible: menos controles, menos exposición legal y una reducción sustancial de las obligaciones reales. La CCDDD no se deroga, pero se transforma en algo muy diferente a lo anunciado. Una vez más, el patrón se repite: grandes objetivos retóricos, aplicación práctica cada vez más limitada.

La regla de la deforestación: el Parlamento cambia de bando

La regulación contra la deforestación importada es otro ejemplo ilustrativo. Diseñada para imponer controles estrictos a los productos de terceros países, la norma ha encontrado resistencia política. creciendo en el Parlamento Europeo.

Aquí el cambio es especialmente significativo. ECR y Patriots han conseguido arrastrar al Partido Popular Europeo hacia una posición crítica con el texto, rompiendo la tradicional alianza con socialistas y verdes. El Parlamento avanza ahora hacia una posición más laxa incluso que la del Consejo, en un movimiento promovido con especial insistencia por Italia. El efecto práctico es claro: otro revés para la agenda medioambiental de Von der Leyen, esta vez debido a un cambio explícito de mayorías políticas en Bruselas.

El TED y el malestar por la deriva recaudatoria

la llamada Directiva sobre impuestos especiales sobre el tabaco (TED) se ha convertido en otro foco de respuesta. La propuesta, que grava con especial dureza los productos de reducción de daños como el vapeo, el tabaco calentado o las bolsas de nicotina, se percibe como una combinación de intervencionismo sanitario desequilibrado y un deseo de recaudación de ingresos.

Los disturbios no se limitan a los Estados miembros. El hecho de que parte de los ingresos vaya directamente al presupuesto comunitario ha reforzado la percepción de una Comisión que utiliza la regulación como una forma de ampliar su poder fiscal y político. TED se ha convertido así en un símbolo del exceso de una agenda que está empezando a encontrar resistencia incluso dentro de las instituciones europeas.

Un proyecto que se desgasta por dentro

En conjunto, estos movimientos dibujan una tendencia clara. El proyecto regulatorio impulsado por Ursula von der Leyen no colapsa repentinamente, sino que entra en una fase de erosión constante. Las reglas siguen estando en el papel, pero pierden fuerzacoherencia y ambición a medida que cambian los equilibrios políticos y se acumula la resistencia.

Bruselas no renuncia al discurso verde ni a la retórica de la sostenibilidadpero comienza a aceptar –tarde– que el intervencionismo regulatorio tiene costos económicos y políticos difíciles de asumir. El resultado es un desmantelamiento gradual del andamiaje que definió la última legislatura. Un proceso silencioso pero profundo que marca el principio del fin del proyecto más ideológico de Von der Leyen.



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