Cómo los alcaldes de EEUU desafían a Donald Trump
El poder hegemónico de Donald Trump sufre sus primeras grietas, nacidas lejos de Washington D.C., lejos de los platós de televisión y de las redes sociales del presidente de Estados Unidos. Dos grandes ciudades del país, Nueva York y Miami, han elegido alcaldes demócratas y han hecho historia: el primer musulmán (Zohran Mamdani) y la primera mujer (Eileen Higgins) en el cargo. En Miami, además, la demócrata pone fin a casi tres décadas de dominio republicano. Son dos victorias distintas, pero una misma lección: el cambio político es factible en el mundo local, sobre todo cuando los demócratas dan con líderes capaces de conectar con votantes cansados de la polarización estéril y logran armar coaliciones de electores amplias, diversas y efectivas.
[–>[–>[–>En ambos casos, los votantes han optado por proyectos que abordan la vivienda, el coste de vida, la movilidad y la seguridad. Ello demuestra que, en las grandes ciudades, la política puede ser útil y tangible para una población que no se alimenta de promesas grandilocuentes, sino de proyectos públicos que resuelven problemas concretos. Esta población hace oídos sordos a la narrativa del miedo, prefiere más gestión que retórica y elige alcaldes y alcaldesas para gobernar la vida de verdad.
[–> [–>[–>Nada garantiza que estas victorias demócratas en Nueva York y Miami se traduzcan en un cambio de rumbo en otras elecciones de ámbito estatal o federal, sobre todo porque en EEUU la participación en los comicios locales tiende a ser menor que el resto. También, porque las dinámicas urbanas no siempre se replican en contextos rurales o suburbanos. Pero Trump y el partido republicano no pueden ignorar esta poderosa señal. Quizá el futuro político del país se esté ensayando en las ciudades más que en la conversación nacional. Allí es posible otro tipo de política —más práctica, plural y centrada en la vida real—, donde pueden experimentarse nuevas formas de gobernar, nuevas legitimidades y nuevos liderazgos que no caben en la era del enfrentamiento permanente.
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