cómo se organizó la muerte de Franco y qué queda de aquella planificación hoy
Aunque han pasado cinco décadas desde la muerte de Franco, su La sombra sigue muy presente en España.. No sólo hablamos de historia en los libros: hablamos de calles, plazas, monumentos e incluso bares que todavía recuerdan al dictador. Según los últimos recuentos, hay más de 6.000 símbolos nacionales ocupando espacios públicos, muchos de ellos ilegalmente. El Ley de Memoria Democrática Trabajar poco a poco para eliminarlos, pero no es algo que se pueda conseguir de la noche a la mañana.
todavía hay seis municipios con nombres franquistas que se resisten al cambio: Llanos del Caudillo (Ciudad Real), Alberche del Caudillo (Toledo), Villafranco del Guadiana (Badajoz), Alcocero de Mola (Burgos), Quintanilla de Onísimo (Valladolid) y San Leonardo de Yagüe (Soria). Cada uno de estos nombres es un recordatorio de un pasado que muchos quisieran enterrar. A esto se suma el Arco de la Victoria en Madridconstruido por Franco para conmemorar su golpe de Estado, imposible de ignorar cuando paseas por la capital.
La huella del régimen de Franco no se limita a nombres y monumentos. También hay bares con estética franquista, mercados temáticos y acontecimientos que parecen nostalgia de tiempos que muchos preferirían olvidar.
Si nos remontamos al año 1975, tras la muerte de Franco, España vivió una luto oficial de 30 días con banderas a media asta y suspensión de teatros, cines, circos y espectáculos. Pero bares, cafeterías, restaurantes y tiendas permanecieron abiertosy las fábricas continuaron funcionando. Sólo algunas organizaciones y empresas oficiales dieron licencia pagada para asistir a misas o a la capilla funeraria. Universidades y colegios cerrados durante siete diaspara evitar disturbios o protestas. El el mercado de valores también cerrópara evitar que la especulación cause inestabilidad.
Nada de esto fue improvisado. fue la llamada ‘Operación Lucero’un plan milimétrico que organizaba desde el entierro hasta la seguridad ante posibles francotiradores, pasando por qué hacer si llovía o si alguien quería manifestarse. Según el periodista Ernesto Villarautor de ‘Los espías de Suárez’, «nada se dejó al azar. Fue un plan para que los ciudadanos casi no se dieran cuenta de la magnitud de lo que estaba pasando«.
Hoy, casi 50 años despuésel desafío es diferente: eliminar del paisaje urbano y mental los restos de un régimen que aún persiste en los nombres de calles, pueblos, monumentos y espacios comerciales. El Avanza Ley de Memoria Democráticapero la resistencia de algunos municipios y la nostalgia de ciertos sectores hacen que el camino sea lento. El Los símbolos franquistas siguen ahírecordándonos que la historia no se borra con un decreto y que la memoria es más persistente de lo que quisiéramos.
Salir a la calle y encontrarlos es como dar un paseo por el pasadouno que no queremos recordar siempre, pero que, para muchos, sigue muy presente. Bares, mercados y monumentos nos hablan de una época que aún late en las callesy la batalla por la memoria democrática continúa, día a día, nombre por nombre, símbolo por símbolo.
*Seguir laSexta en Google. Todas las novedades y el mejor contenido aquí.
Puedes consultar la fuente de este artículo aquí