Crónica desde Londres: Navidad en Hyde Park
Es jueves por la tarde y la lluvia acaba de dar tregua por primera vez en todo el día. Pero ni el agua ni el frío han impedido a cientos de personas hacer cola en los accesos de ‘Winter Wonderland’, la mayor feria navideña de Londres, para disfrutar de las imponentes atracciones, de las casetas de souvenirs y de los numerosos puestos de vino caliente, salchichas y patatas fritas. Este clásico de la Navidad en la capital británica, situado en el céntrico Hyde Park, se ha convertido en una parada obligatoria para miles de turistas y locales desde su primera edición en 2007.
[–>[–>[–>Dentro del enorme recinto se respira el espíritu navideño por todas partes. Familias con hijos, grupos de amigos y parejas de enamorados pasean bajo las coloridas luces de las atracciones —incluidas las montañas rusas, las sillas voladoras o el vertiginoso péndulo de 65 metros de altura—, las cuales se entremezclan con las canciones navideñas y el olor a gofre y a chocolate caliente. En las decenas de casetas de feria hay juegos de todo tipo para poner a prueba la puntería y la destreza de los visitantes, que ponen todo su empeño en conseguir los ansiados muñecos de peluche que pueblan las estanterías.
[–> [–>[–>La noria de la feria navideña de Hyde Park / Joshua Atkins
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Lisa Belmonte, una francesa residente en Londres desde hace 18 años, acaba de terminar una partida con sus familiares, que se encuentran de visita en la ciudad. “Es una tradición venir aquí cada año. Nos gustan las atracciones, el vino caliente y la comida. Siempre es divertido”, asegura Belmonte, quien destaca la evolución de la feria en los últimos años. “Los puestos de comida son de mejor calidad y las atracciones son cada vez mejores”, asegura.
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Crecimiento exponencial
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‘Winter Wonderland’ nació como un pequeño mercadillo de Navidad con algunas atracciones, incluida una noria y una pista de patinaje sobre hielo. Pero desde entonces no ha parado de crecer: se han incluido otros espacios como el circo, el bar iglú y los toboganes de hielo, además de la programación de numerosos espectáculos y conciertos en los escenarios repartidos por todo el recinto. El mercadillo también ha aumentado su tamaño y cada vez hay más casetas con productos propios de esta época del año —guantes, bufandas y abrigos— y también con servicios poco ortodoxos, como un blanqueamiento de dientes.
[–>[–>[–>“El Hyde Park Winter Wonderland se inspiró originalmente en los mercados navideños del norte de Europa, como los de Colonia y Stuttgart, pero rápidamente se forjó su propia identidad y personalidad única”, explica Suzy Griffiths, vicepresidenta de Arte y Entretenimiento de IMG, la empresa organizadora. Griffiths destaca como principales novedades de este año la creación de un taller interactivo de elfos y la incorporación de un mercado callejero con comida especialmente pensada para los niños. “Actualmente somos el evento más mágico de la capital y la mayor fiesta de la temporada para los londinenses, recibiendo a millones de visitantes cada año”.
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Un niño con Papá Noel en la feria. / Joshua Atkins
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El crecimiento de la feria también se ha notado en los precios. A la entrada, de algo más de 8 euros, se suman las tarifas de las atracciones, las cuales hay que pagar aparte. En uno de los puestos de comida ofrecen seis churros a 9 euros y chocolate caliente por unos 5 euros; en otro, las hamburguesas están a 13 euros y las pintas de cerveza, a 8. Unos precios elevados que, para la mayoría, merece la pena pagar. “Son los precios típicos de Londres”, explica Sophie Kinross, una chica de 25 años que acude a la feria prácticamente todos los años. “Algunos pueden considerar que es caro, pero te lo pasas bien y sólo ocurre una vez al año”, añade su pareja, Michael Chung.
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[–>Mercado alemán
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En el ‘Baviera Village’, una zona del recinto inspirada en el ‘Oktoberfest’, hay instalada una enorme carpa con mesas alargadas y una veintena de puestos de comida a su alrededor. Rafa Rico, un joven español instalado en Londres desde hace cinco años, acaba de llegar con sus amigos, Pedro y María, que han venido a pasar unos días. “Esta feria es algo fuera de lo común, no estamos acostumbrados a esto. Es una buena forma de prepararse para las fiestas”, asegura Pedro echando un vistazo al animado ambiente.
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En el extremo opuesto, en un enorme escenario, la banda bávara ‘Frontal’ empieza a entonar sus primeras canciones ante un público entregado. Aquí abundan las jarras de cerveza, los gorros de Papá Noel, las diademas con antenas brillantes y los jerséis navideños. El consumo de alcohol empieza a provocar sus efectos y los asistentes cantan cada vez con más fuerza algunos clásicos navideños, combinados con canciones que nunca faltan en cualquier celebración, incluido el ‘Sweet Caroline’. Rico observa la escena desde la lejanía, mientras da un mordisco a su enorme salchicha. “Hoy todavía está tranquilo. Los fines de semana no se puede ni entrar”.
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