Cuesta encontrar de los de antes, pero la calidad no merma
“Cada vez nos resulta más difícil encontrar mejillones del tamaño que teníamos antes”, explica. Manuel Piñeiro experimentado baterista y manager de Conservas Evama y el «relación entre el viento y el crecimiento los mejillones parecen ser la clave.
Cuando el viento del norte sopla fuerte, mueve las aguas superficiales más cálidas hacia el océano, lo que permite la entrada de corrientes frías y ricas en nutrientes. Este proceso, conocido como afloramientoEs vital para la producción de mejillón, ya que enriquece las aguas y aporta el alimento necesario para el engorde.
lo corrobora Laura PeteiroInvestigador del CSIC: “Cuantos más afloramientos haya, más grande será el mejillón adulto” Sin embargo, el aumento excesivo puede transportar larvas de mejillón al marlo que dificulta su fijación a la roca, lugar de donde se recoge la carrillera, la semilla del mejillón. “Esto significa que hay menos semilla disponible”, concluye Peteiro basándose en el reciente estudio coordinado por el CSIC y la Organización de Productores de Mejillón de Galicia (Opmega). Los resultados indican que cambios en las corrientes de viento han tenido un impacto negativamente de la disponibilidad de semillas en los últimos años.
Un término medio complejo que explica el milagro: la importancia de uno de los productos más preciados de la costa atlántica que llega cada año a nuestro plato.
Cada año se producen alrededor de 270.000 toneladas de mejillones.
En Galicia se distribuyen unas 3.300 balsas, de las cuales unas 270.000 toneladas de mejillones anualmente.
Aunque 2024 no ha empezado muy bien, el sector del mejillón está mostrando signos de recuperación. Productores, depuradoras, conserveras y la administración observan, a finales de año, avances en la captura de la carrillera, que invita optimismo. Hay más selección, el producto consigue mejor calidad y los pedidos aumentan.
Las balsas, viveros de mejillones, son fundamentales para su ciclo vital. En ellos, el mejillonescrecen durante unos 17 meses. Cuatro meses después de colocar las semillas, y para evitar que los mejillones se caigan de la cuerda en condiciones desfavorables o crezcan de manera desigual, se desdobla la cuerda principal en otras tres o cuatro. Esto les da más espacio para crecer de manera uniforme y rápida.
“Aunque su tamaño es más pequeño, su calidad y sabor siguen siendo excepcionales”, confirma Manuel Piñeiro, “ofreciendo una experiencia gastronómica sin precedentes”, añade con una sonrisa.
Mantener un equilibrio entre el afloramiento de nutrientes y las corrientes que dispersan las larvas Es crucial garantizar la producción sostenible de uno de los productos estrella de la costa atlántica.
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