CUMBRE PATRIOTS | Vox crece con sus ataques al PP: Abascal intensifica su choque con Feijóo aprovechando la estela trumpista
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Las tensiones vividas la pasada semana -después de que Alberto Núñez Feijóo buscara dar un golpe en la mesa con aquella frase de “oposición de tumbona” -en clara referencia a Vox- y con algunos rifirrafes a cuenta de la salida del partido ultra de la Junta Electoral Central, que por fin fue renovada, queda claro que no se trató de un espejismo. Si acaso un avance de lo que está por venir. El PP afirma que no tiene una estrategia de ataque contra Vox. Más bien, lo contrario. Que las palabras de su jefe de filas fueron un “hasta aquí puntual” en respuesta a comportamientos que comparan con los que tiene “un hermano pequeño”. Pero la hoja de ruta de Santiago Abascal es muy distinta y la sensación en su partido, ya generalizada, es que la confrontación con el PP es una vía directa de crecimiento electoral.
Ya lo fue -como constatan los estudios internos que manejan- la salida de los gobiernos autonómicos. Aquel movimiento, el más arriesgado hasta el momento, le terminó dando como resultado un mayor apoyo en las encuestas. Vox está convencido de que frente “a los titubeos” del PP en asuntos clave -inmigración y políticas verdes- una parte del electorado de la derecha premia “la claridad” en su discurso.
Y precisamente ahora, en plena corriente internacional de apoyo a Donald Trump de la que Vox forma parte, los de Abascal han encontrado “el momento justo” para dar la batalla, convencidos de que la ola de otros países impulsará a los ultra en España.
De los partidos congregados en Madrid este fin de semana -todos los representantes de la extrema derecha que integran el grupo de Patriots- Vox es uno de los más pequeños en términos de representación electoral. En esa realidad se escuda el PP para “poner las cosas en su sitio”, recordando a Vox que los conservadores son la primera fuerza en el Congreso con 137 escaños frente a los 33 de los ultra, que son terceros.
Vox asume que su crecimiento es lento, pero da por hecho que se irá consolidando. La media de encuestas los sitúa ahora por encima de 40 diputados si se celebraran unas elecciones y los discursos de Abascal -ocurrió el fin de semana ante sus socios europeos, el domingo en un gran acto en Murcia y ayer tras reunir a su comité de dirección- están dirigidos en un mismo sentido: tomar distancia de Feijóo y recrudecer esa rivalidad en la derecha.
En esta estrategia -meditada y que se irá implementando- se enmarca la exigencia de que el PP debe “romper de manera explícita” con los socialdemócratas en Bruselas si quiere contar con el apoyo de Vox para aprobar los Presupuestos en las comunidades autónomas donde no tiene mayoría absoluta. Una petición -poco realista- que implicaría la ruptura de la propia Comisión Europea, donde gobiernan populares, socialdemócratas y liberales. En Génova respondieron con claridad, pero Abascal no aflojará: el objetivo de su partido (y del grupo Patriots) es que poco a poco el PPE se abra a nuevas alianzas con la extrema derecha. Y Vox ejerce la presión que puede desde España.
En lo que coinciden PP y Vox -como han reconocido los líderes de ambas formaciones en reuniones a puerta cerrada- es que cada uno ocupa un espacio electoral. Feijóo aseguró en la última junta directiva nacional que “lo importante es que la suma da” según todos los sondeos. Abascal, sin embargo, está decidido a mantener las espadas en alto asumiendo los costes de un enfrentamiento más directo. Ayer mismo, antes de presentar a los nuevos portavoces sectoriales de Vox (algo inédito en este partido y que abre paso a nuevas voces tras la crisis interna por la salida de Juan García-Gallardo) aseguró que su partido “sigue avanzando a pesar de los disparos de enemigos y de la quinta columna de la Puerta del Sol y Génova 13”.
Por primera vez Abascal cargó las tintas contra Isabel Díaz Ayuso en una nueva demostración de que los ataques contra el PP no se detendrán.
Y el nuevo signo de los tiempos, con la Administración Trump a pleno rendimiento, brinda una oportunidad a Vox de mostrar diferencias con el PP, que piensan aprovechar. El debate europeo sobre cómo afrontar la política arancelaria -ya con un nuevo anuncio que afectará al aluminio y al acero- y el mensaje de la Comisión de que habrá respuesta firme no ha hecho amainar la defensa de Vox hacia el presidente estadounidense. Ya se vio en la cumbre del sábado, con toda la extrema derecha europea protegiendo las posiciones del nuevo inquilino de la Casa Blanca a pesar de los efectos que puedan tener para Europa.
Este lunes Vox ahondó en esa posición, reiterando que “los aranceles que les preocupan son los de Bruselas” y citando ejemplos: “El nuevo IBI, el basurazo” (en relación a la tasa de basuras que ya se ha implantado y que es una directriz de la Comisión Europea), “la desprotección” que sufren los ganaderos españoles y europeos “por la competencia desleal de Marruecos” o “las trabas” de los pescadores para faenar con las nuevas normas comunitarias. El PP, por su parte, evitaba fijar un rumbo claro, pidiendo “calma y sosiego” hasta ver los detalles de esos nuevos aranceles, sugiriendo que las relaciones con EEUU deben ser siempre las mejores posibles e instando a la UE a “responder si acaso suceden cosas” que así lo requiera.
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