da marcha atrás a la era verde del automóvil
Mientras Europa ha anunciado que lo hará flexibilizar su política sobre motores de combustión interna, suavizar los plazos para su prohibición más allá de 2025 ante las presiones de la industria y el enfriamiento de las ventas de electricidad, Donald Trump ha optado por una ruptura total. La Unión Europea ha iniciado una retirada táctica y menos agresiva, pero la medida de Washington no es un ajuste de calendario, sino más bien una demolición regulatoria que apunta devolver el petróleo al centro de atención absoluto en las carreteras americanas.
Donald Trump ha vuelto a situar el automóvil en el centro de la batalla política y económica en Estados Unidos. El presidente firmó hace unos días una orden ejecutiva con cual reduce los requisitos de eficiencia de combustible y emisiones para vehículos nuevos aprobados durante el mandato de Joe Biden, uno de los puntos clave de la agenda climática demócrata. La decisión marca un cambio profundo en la política industrial y ambiental del país.
Ahorros para familias
EL regulaciones canceladas ha endurecido progresivamente las normas de consumo medio de combustible –las famosas normas CAFE– con el objetivo de promover el vehículo eléctrico y reducir las emisiones de CO₂. Trump calificó estas normas de «antieconómicas» y «caras», al considerar que obligan a los fabricantes a incorporar costosas tecnologías que acaban reflejándose en el precio final de los coches.
Según la Casa Blanca, la revocación de estas solicitudes permitirá Reducir el precio de los vehículos nuevos en un promedio de aproximadamente $1,000. (855 euros) y supondrá un ahorro total de hasta 109 mil millones de dólares (92.985 millones de euros) para las familias americanas durante los próximos cinco años. Un mensaje directo al bolsillo de los consumidores, uno de los pilares del discurso del presidente desde su regreso al poder.

Permitir mayores consumos y emisiones
El anuncio se hizo en la Oficina Oval con una imagen inusual: el altos ejecutivos de Ford y Stellantis acompañar al presidente. Ambos apoyaron públicamente la medida. Para Jim Farley, CEO de Ford, el nuevo enfoque “alinea los estándares con la realidad del mercado” y permite ganancias de eficiencia sin sacrificar opciones o asequibilidad. Antonio Filosa, director ejecutivo de Stellantis, argumentó que los cambios responden mejor a la demanda real de los consumidores.
En términos técnicos, el cambio es significativo. Las reglas de Biden establecen el kilometraje promedio cerca de 50 millas por galón para 2031 (aproximadamente 4,7 litros cada 100 kilómetros). La propuesta de Trump reduce ese objetivo a 34,5 millas por galón (unos 6,8 litros a los 100 kilómetros), lo que supone un consumo de combustible aproximadamente un 40% mayor. Además, la Administración planea eliminar el sistema de comercio de crédito emisiones a partir de 2028, un mecanismo del que fabricantes como Tesla se habían beneficiado en gran medida.

«La gente quiere vehículos de gasolina»
El impacto político y climático es inmediato. La orden ejecutiva, para las filas demócratas, representa una golpe a los esfuerzos federales para luchar contra el cambio climático y reaviva el conflicto con los estados gobernados por este partido, que mantienen sus propias políticas de limitación de emisiones. Trump, por su parte, reforzó su compromiso con los combustibles fósiles e insistió en que “la gente quiere vehículos propulsados por gasolina”.
Complementando esta estrategia, el presidente también ha mostrado su interés Fomentar la producción de automóviles pequeños y económicos en Estados Unidos. Inspirado en los modelos japoneses ultracompactos. Una paradoja sorprendente: menos restricciones medioambientales, pero también una defensa del vehículo económico y urbano. El rumbo del automóvil americano está cambiando de nuevo. Y lo hace a toda velocidad.
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