Es difícil calificar lo visto en los últimos días en las redes sociales con nuestros políticos. Si en sus intervenciones públicas ya se quedan cortos en atacar al adversarioa través de los móviles van sin freno con alusiones al aspecto físico y burlas de todo tipo sin ningún tipo de filtro.

Este jueves, el PP insinuó que Óscar Puente Parece un mono con un montaje en el que el ministro de Transportes es descalificado por su apariencia: «En la foto, un ser poco evolucionado, carente de educación y cortesía. Junto a él, un primate».

Ahora bien, la verdad es que fue Puente quien empezó a describir Alberto Núñez Feijóo en comparación con Sánchez: «A la izquierda (Sánchez) 300 mauros (dicen) divinamente invertidos. Resultado, una mirada aún mejor y las caras bailando durante un mes. A la derecha, dinero indeterminado en retoques que te dejan peor de lo que estabas. Superioridad política, ética y estética».

Esta es la nueva forma de hacer política cada vez más común entre los principales personajes de nuestro país. Y no importa el momento ni el evento. Cualquier oportunidad es buena para atacar al otro, como El susto que intentó dar el PP utilizando al PSOE para felicitarnos por Halloween.

Pero la estrategia transmediática de los partidos estatales a veces escapa al ataque. Después de una decisión del comité en el senado, El PSOE puso el foco en las gafas de Sánchez recurriendo a los memes: «El perro sanxe sabe más de un perro que de un sanxe.»

Y sí para Sánchez la comisión de investigación porque el ‘caso Koldo’ fue «un circo», un montaje del presidente del Gobierno ignorando al líder de la oposición mientras escuchaba a Rosalía. Una política rápida que traspasa los límites del decoro y reduce el debate a una pelea de patio de colegio.

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