El Rey emérito aterrizó en el aeropuerto de Peinador, en Vigo, sobre las 13.00 horas, en medio de una tormenta. Real y figurado. Por un lado, el temporal de lluvia y viento que azota Galicia y que pone fin a la celebración de las regatas del fin de semana para las que Juan Carlos de Borbón acude a la localidad de Sanxenxo. Por el otro, la tormenta generada por la publicación de sus memorias.

“Reconciliación” es el título de un libro en el que el rey quiso contar su historia a su manera, y en el que dejó un bastantes títulos en los que no se nombraba a nadie. Desde su esposa, la reina Sofía, hasta su hijo -en particular el rey Felipe VI-, pasando por su relación con su nuera, la reina Letizia… Había de todo y para todos. El libro se ha publicado hoy en Francia y llegará a España a principios de diciembre, aunque por estas horas ya se ha desvelado. No sin esfuerzo, porque cada página parece abrir un sinfín de debates y teorías.

Mientras tanto, don Juan Carlos, casi indiferente a la agitación, continuaba con su vida y su actividad habitual. Actividad habitual aunque no en Abu Dhabi, actividad que mantiene cuando visita nuestro país. Precisamente acudió hoy a Sanxenxo, con motivo de la celebración de las regatas de la que sigue siendo su gran pasión: la vela. Este fin de semana finaliza la temporada y el emérito no faltó a su cita con el mar.

Un gran medio espera para recibirte.

Todos los medios que montaron guardia durante horas delante de la casa de Pedro Campos, su amigo y huésped habitual en Sanxenxo, tampoco quisieron perderse esta ocasión, para intentar captar la primera imagen, las primeras palabras o cualquier gesto que pudiera mostrar cómo el ex monarca afronta la expectación creada.

Tras aterrizar en el aeropuerto de Vigo, se muda directamente a su emblemático restaurante de mariscosel que acoge tus comidas o cenas con tus amigos y familiares cuando visitas Galicia. Aunque aún no sabemos en qué consiste el menú, sin duda habrás probado los mejores productos del mar de D’Berto, en O Grove, un pueblo muy cercano a Sanxenxo.

Almuerzo en O Grove, cena larga y llegada a casa de Campos

La comida continuó hasta las seis de la tarde, cuando salió del restaurante con su habitual sonrisa y gesto amable hacia quienes le esperaban en la puerta. Los periodistas le preguntaron cómo se sentía y si quería volver a España. “Mucho”, aseguró desde lejos.

De allí, directamente a la casa de Campos donde también saludó a la prensa congregada en las puertas pero sin bajar la ventanilla ni hacer ningún comentario. Si planea hacerlo o no en estos días es una incógnita. Tendremos que esperar. Su visita se prolongará al menos hasta el próximo sábado. Y se espera que además de las regatas, haya tiempo para reuniones sociales y funciones familiares. Recordemos que su hija Elena es asidua a estos eventos y que en su última visita incluso su nieta Irene Urdangarín se acercó a besar a su abuelo. Aún quedan varios días por delante. Muchos frentes abiertos.

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