Eduardo Barrachina, símbolo de la amistad hispano-britanica

Eduardo Barrachina, presidente de la Cámara de Comercio española en Londres, murió en los espectáculos de Domigo en su lucha contra la enfermedad de la misma elegancia, coraje y consideración para sus amigos que caracterizaron su vida. Era un impulsor incansable de las relaciones comerciales entre los dos países que amaba, el Reino Unido y España, un columnista brillante, un reputado clubman y apasionado viajero. Si medimos esa espuma que sigue siendo una vida para la marca que deja en amigos, Eduardo murió en Pleamar. Londres está de luto, no solo la comunidad española, que lo adoró, sino también a los británicos, especialmente a sus compañeros del club de viajeros.
Eduardo nació el 23 de julio de 1978 en Alcoy. Pasó su juventud en Barcelona, donde terminó la carrera de leyes. En 2003 viajó a Nueva Delhi para trabajar en la oficina de Fox & Mandal. India fue su tercer amor después de España e Inglaterra, viajó mucho con el subcontinente, donde deja a numerosos amigos.
Se estableció como abogado en Londres, desarrollando una brillante carrera en la oficina de Linklaters. Con el tiempo se enamoró de esta ciudad, sin olvidar a su querida España. Cuando llegaron los duros días de la crisis financiera, prolongados en el caso español para el desafío de independencia en 2017, dio un paso adelante para defender la reputación de nuestro país, tanto en colaboración con la embajada como directamente en los medios británicos y en su administración en la Cámara de Comercio, que presidió desde 2018.
Anticipando las consecuencias del Brexit, redobló la actividad de la cámara y logró superar la compleja transición, hasta el punto de que, cuatro años después, España ha ganado cuota de mercado, y su voluminoso excedente en el Reino Unido es un pilar de su equilibrio comercial. Le debemos una cámara que, con el permiso de Nueva York, el más poderoso de España del mundo, conectado al más alto nivel con el gobierno y las empresas británicas a través de una impresionante agenda pública. Es necesario citar entre sus iniciativas que del Foro Financiero o el Barómetro de Inversión, tan exitosos que serán reproducidos en otras cámaras de España en el mundo, o las mujeres que inspiran series, que apoyan a los profesionales españoles residentes en Londres en sus diferentes campos.
Eduardo fue un gran defensor de la diversidad y la inclusión, lo que hizo que la Cámara de Comercio sea ejemplar en ese sentido. En colaboración con la Embajada, organizó el primer evento LGTBI+ en esa sede diplomática, orgulloso de nuestro orgullo, que ya opta por su tercera edición y se ha convertido en una referencia para la comunidad española de esta capital, y también para los políticos y empresarios británicos. El 6 de marzo, apretando sus fuerzas, asistió a la celebración en la Embajada del Día Internacional de la Mujer, que ayudó a organizar, recibiendo los aplausos de los más de doscientos asistentes. Era su última aparición pública.
Hombre de reunión y discursos memorables, Eduardo se destacó como un excelente orador y ensayista, un habitual en las páginas de los principales periódicos españoles con su elegante y culto. Era una referencia en las reuniones hispanas-británicas, donde se destacó por su profunda comprensión de las realidades de los dos países. Combinó su patriotismo hispano con un amor sincero por los británicos y sus tradiciones, expresando en su persona que la amistad entre los dos países nos ha llevado a compartir casi un millón de residentes.
Eduardo, te vas cuando los cerezos y camelias florecen en todos los cuadrados de Belgravia, cuando la primavera aparece en las esquinas de tu amado St James con la promesa de una nueva temporada, que ya no verás. Su silueta desaparece las escaleras sobre los viajeros, y con ella una parte importante de nosotros. Que los poetas de los países que aman, auditan con sus «detener todos los relojes, cortar el teléfono» y especialmente a Lorca, adiós: «Y usted arriba, en la parte superior, verde y fría / olvida y olvida el vano mundo / delicado Eduardo, mi amigo».
José Pascual Marco, embajador de España en el Reino Unido
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