El acuerdo que ‘resetea’ las relaciones entre el Reino Unido y la UE, en seis claves
El Reino Unido y la Unión Europea han cerrado este lunes un acuerdo que marca el inicio de una nueva etapa en sus relaciones bilaterales. Tanto los líderes europeos como el primer ministro británico, Keir Starmer, han celebrado el pacto y han insistido en que será beneficioso para las dos partes. Sin embargo, el acuerdo todavía ha dejado algunas preguntas sin responder y supone tan sólo un primer paso en el objetivo de acercar posturas a ambos lados del Canal de la Mancha en un momento de creciente inestabilidad internacional. Estas son las seis claves de lo acordado:
La imposición de controles sanitarios y fitosanitarios a productos agroalimentarios tras el Brexit ha supuesto un palo en la rueda para las exportaciones del sector. El nuevo acuerdo incluye la reducción de las trabas burocráticas para la «gran mayoría» de productos, algo que agilizará los trámites en los controles de mercancías en la frontera y pondrá más facilidades a las empresas británicas, que podrán exportar productos como hamburguesas o salchichas con más facilidad a la UE.
El acuerdo también permitirá una mayor fluidez en el tráfico de estos productos entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte, ya que el Reino Unido se alineará con las normativas europeas. Esta decisión supondrá, a su vez, un impulso para el sector agroalimentario europeo, que podrá vender sus productos con más facilidad en territorio británico, ampliando la oferta disponible para los consumidores y bajando los precios en los supermercados.
Según el Acuerdo de Comercio y Cooperación (TCA, en sus siglas en inglés) –negociado por el Gobierno conservador del exprimer ministro Boris Johnson– las flotas pesqueras europeas podían faenar en aguas británicas hasta el 30 de junio de 2026. El nuevo pacto amplía este plazo hasta 2038, algo que según el Ejecutivo laborista dará certidumbre y estabilidad a las empresas del sector.
A pesar de que el acuerdo es recíproco, esta decisión ha sido muy criticada por los partidos de derechas en el Reino Unido, que han acusado a los laboristas de ceder ante las presiones de Bruselas. Starmer ha asegurado que los pescadores británicos se verán beneficiados de la reducción de los controles sanitarios y ha anunciado, al mismo tiempo, un desembolso de 360 millones de libras (más de 420 millones de euros) para ayudar al sector a modernizarse.
La movilidad juvenil ha sido uno de los asuntos que más divisiones ha provocado dentro del Gobierno laborista, centrado en reducir la llegada de inmigrantes al país. Finalmente Starmer ha cedido a las demandas de países como Alemania o España y ha aceptado permitir la estancia de jóvenes menores de 30 años para estudiar o trabajar durante un tiempo limitado. El Ejecutivo asegura que establecerá un máximo en el número de personas admitidas cada año, aunque los detalles todavía están pendientes de cerrarse. Esta medida también afectará a los jóvenes británicos que quieran instalarse en países de la UE, incluidos los estudiantes del programa Erasmus+.
La inestabilidad internacional y la amenaza de Rusia han obligado a las dos partes a reforzar su alianza en materia de defensa. El acuerdo incluye el compromiso de mejorar conjuntamente la seguridad marítima y espacial, así como combatir la ciberdelincuencia y las amenazas contra infraestructuras críticas. En ese sentido, se han establecido encuentros semestrales sobre política exterior y seguridad, así como un diálogo anual sobre defensa.
El Gobierno laborista ha logrado una importante victoria para la industria armamentística británica, que podrá optar a parte de los fondos europeos destinados al rearme de Europa, valorados en 150.000 millones de euros. En un principio, estos fondos estaban destinados principalmente a empresas de países de la UE, algo que ha sido modificado en este nuevo pacto.
El acuerdo contempla la posibilidad de que el Reino Unido se sume al mercado interno de la electricidad de la UE, tanto en el comercio mayorista como minorista, algo que obligará al Gobierno británico a adoptar las normativas europeas. «Es algo positivo para la estabilidad de los flujos de energía y también para nuestra seguridad común, porque sabemos que un mercado más grande será bueno para reducir los precios de la energía y para captar inversiones», ha dicho la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen.
En cuanto a las emisiones de carbono, las dos partes han acordado trabajar para vincular sus Sistemas de Comercio de Emisiones (ETS, en sus siglas en inglés), de tal modo que los derechos de emisión de carbono expedidos por la UE o el Reino Unido podrían ser reconocidos como emisiones de la otra parte, según convenga.
El Reino Unido podrá acceder por primera vez a la base de datos de reconocimiento facial de la Unión Europea, además de tener acceso a información sobre ADN, huellas dactilares y matrículas de vehículos. Algo que, según las dos partes, permitirá identificar delincuentes con mayor facilidad y procesarlos con mayor rapidez. También se reforzará la cooperación entre fuerzas policiales y entre las agencias de combate contra el narcotráfico y el tráfico de personas.
Además, los turistas británicos podrán acceder a los países de la UE a través de las puertas electrónicas de control de pasaportes, evitando largas colas en los aeropuertos. También se reducirán las trabas burocráticas para las mascotas procedentes del Reino Unido, que ya no estarán obligadas a obtener un certificado veterinario antes de viajar.
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