El BCE se desprenderá de unos 51.000 millones de euros en deuda pública española en 2025
El Banco Central Europeo (BCE) acelerará en 2025 la reducción de su cartera de deuda pública de la zona euro, una estrategia que comenzó en 2023 para acompañar las subidas de los tipos de interés oficiales y reconducir la espiral inflacionista. En el caso de España, sus títulos estatales, autonómicos y locales bajarán en unos 51.000 millones de euros, notablemente por encima de los 35.971 millones de 2024 y los 15.170 millones de 2023, según cálculos elaborados a partir de la información que publica la institución. El sector público del país no ha tenido problema para compensarlo en los dos últimos ejercicios con otros compradores y espera que así siga siendo durante este año. Pero en el actual contexto de elevada incertidumbre económica y geopolítica, no deja de ser un factor de riesgo en el caso de que se produzcan tensiones en los mercados.
La autoridad monetaria, así, tenía unos 3,97 billones de euros en deuda pública de la eurozona a finales del pasado ejercicio, fruto de las compras masivas que realizó entre marzo de 2015 y junio de 2022, primero para evitar la deflación y a partir de 2020 para impedir una debacle económica durante la pandemia. Sin embargo, la brutal escalada de la inflación auspiciada por Rusia como parte de su estrategia de invasión de Ucrania llevó el BCE a dejar gradualmente de reinvertir parte de esa deuda cuyo plazo iba venciendo, hasta dejar de hacerlo completamente al cierre del año pasado. De ahí que su cartera comenzara a adelgazar en marzo de 2023 y lo vaya a hacer en mayor medida en el presente ejercicio.
Será un proceso paulatino: la vida media de la deuda que el BCE tiene en su cartera ronda los siete años, lo que implica que hay títulos con un plazo de vencimiento mucho menor y otros, mucho mayor. A modo de ejemplo, el Tesoro español tiene deuda emitida a tres meses, pero también a 50 años. Eso sí, el reto para las finanzas públicas españolas es creciente. El banco central del euro redujo el equivalente al 2,97% de su cartera de deuda estatal, autonómica y local del país en 2023 y el 7,26% en 2024. Los en torno a 51.000 millones de 2025, en esta línea, suponen ya el 11,1% de los 459.398 millones de euros de títulos públicos españoles con que cerró el año pasado.
Extranjeros y bancos
La disminución de la deuda pública del país en manos del BCE, en cualquier caso, está siendo absorbida con creces gracias al incremento de las compras por parte de los inversores privados. En el caso de la deuda estatal, el banco central redujo su cartera de deuda del Tesoro en 25.415 millones en 2024. Los inversores privados, en cambio, compraron títulos por valor de 89.715 millones, con lo que absorbieron tanto la reducción de la deuda del BCE como el aumento en 64.299 millones de la deuda total (que se situó en 1,387 billones). A la cabeza de las compras se situaron los compradores extranjeros (61.583 millones) y los banco españoles (24.083 millones).
«Los esfuerzos por diversificar la base inversora han permitido al Tesoro suplir la retirada del Banco Central Europeo como comprador, alcanzando récords históricos de demanda en sus emisiones a pesar del contexto de ‘quantitative tightening’ (reducción del balance del BCE) en la eurozona. Los inversores no residentes han incrementado de manera significativa sus tenencias de bonos y obligaciones en los últimos años, consolidando su posición como los principales tenedores de la cartera de deuda del Estado», ha destacado el departamento del Ministerio de Economía en su estrategia de inversión para 2025.
Riesgo potencial
La retirada progresiva del BCE del mercado de deuda, en cualquier caso, supone un factor de riesgo, sobre todo tras el golpetazo propinado por Donald Trump al tablero geopolítico y geoeconómico mundial. Piero Cipollone, uno de los miembros del comité ejecutivo de la autoridad monetaria, destacaba hace unos que las compras de deuda de su organismo llegaron en su punto máximo a disminuir en una media de unos 1,75 puntos porcentuales el interés de los bonos a diez años de Alemania, Francia, Italia y España. La reducción de la cartera de deuda del BCE, añadió, ha aminorado ese impacto positivo a unos 0,75 puntos y «se espera que se reduzca aún más con el tiempo». Según los economistas del organismo, «la reducción prevista de un billón de euros en las tenencias de bonos puede elevar los tipos de interés sin riesgo a largo plazo en unos 35 puntos básicos (0,35 puntos porcentuales)» en la zona euro, que en el caso de España serían 0,45.
Ese impacto se irá reflejando de forma progresiva a lo largo de los próximos años, salvo poco probable cambio de estrategia del BCE en cuanto al ritmo de reducción de su balance. Pero ya ha comenzado a sentirse e irá a más. Cipollone, en este sentido, apuntó que la reducción de la cartera de bonos del BCE de este año podría provocar 75.000 millones de euros menos de oferta de crédito en la zona euro, el equivalente a 0,6 puntos porcentuales del saldo de crédito al sector privado. «A medida que disminuya la liquidez del banco central, podríamos ver que se endurecen las condiciones de crédito en la economía. Esto podría ralentizar la inversión y el consumo, con las empresas recortando la inversión en capital y los consumidores reduciendo las compras de artículos de gran valor que requieren financiación», aseveró.
El alto funcionario italiano lo planteó como un factor a ponderar a la hora de decidir sobre futuras rebajas de tipos, algo especialmente relevante ahora que las medidas arancelarias de Trump amenazan con pausar los recortes. Sin embargo, hay que tener en cuenta que es uno de los miembros del consejo del BCE considerados como ‘paloma’ (partidarios de una política monetaria que tenga más en cuenta el crecimiento que puramente la inflación). En cambio, su presidenta, Christine Lagarde, restó importancia a este factor hace unos días: la reducción de balance, defendió, ha sido «absorbida por los mercados de forma muy inocua», además de que «no es el instrumento clave (del BCE, que son los tipos) y realmente no se percibe que tenga un impacto significativo».
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