El ‘botín’ del país de Latinoamérica: la mayor reserva global de petróleo y una potencia en oro, diamantes y tierras raras
La crisis entre Estados Unidos y Venezuela tiene el inequívoco trasfondo de los hidrocarburos. De acuerdo con estimaciones de la OPEP y la propia Agencia de Energía de EEUU de 2025, Venezuela posee las reservas de petróleo probadas más grandes del mundo: unos 303.000 millones de barriles. Estos números representan aproximadamente el 18% de las reservas globales y se encuentran concentradas en la llamada Faja Petrolífera del Orinoco. Se trata de un crudo extrapesado cuya extracción requiere tecnología especializada y altos costes. La producción actual, de unos 900.000 por día (bd), es menor a otros momentos más expansivos debido a una conjunción de factores: las sanciones internacionales de Washington, mitigadas durante parte del mandato de Joe Biden y restablecidas por Donald Trump, falta de inversión, problemas técnicos, dificultades operativas y una corrupción que ha obligado a las sucesivas destituciones de la presidencia de PDVSA.
[–>[–>[–>Aunque EEUU mantuvo flexibilizaciones limitadas (licencias que permitieron con Biden operar a Chevron y otras multinacionales y permitieron a Venezuela recuperar parte de su economía), la incertidumbre regulatoria y las sanciones siguen limitando inversiones masivas. PDVSA enfrenta a su vez problemas crónicos como falta de mantenimiento, fugas de talento, escasez de infraestructura y financiamiento.
[–> [–>[–>El Gobierno de Nicolás Maduro afirma que en Venezuela existen unas 7.000 toneladas de reservas de oro, entre probadas y posibles, lo que también ubicaría a ese país entre los primeros a nivel mundial. Sin embargo, gran parte de ese mineral no está certificado por estándares internacionales. Los yacimientos se encuentran en el Arco Minero del Orinoco (AMO) que funciona desde 2016 a partir de un decreto del Ejecutivo. El AMO fue pensado Hugo Chávez como una alternativa viable para romper la dependencia exclusiva de Venezuela del petróleo. En esos 112.000 kilómetros cuadrados que representan el 12% del territorio nacional se despliegan empresas nacionales y mixtas, en gran parte chinas, pero también existe una minería ilegal en escala manejada por mafias que provoca impacto ambiental en una zona de alta biodiversidad y reservas hídricas.
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El control de los «sindicatos»
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La oenegé Transparencia por Venezuela ha estimado que el 70% del oro que se extrae sale del país al margen de los mecanismos legales hacia Colombia e incluso Emiratos Árabes Unidos. La consultora Ecoanalítica calculó siete años atrás en 2711 millones de dólares ese negocio. Son frecuentes las denuncias de explotación laboral y violencia contra las 190 comunidades originarias existentes. Como ocurre con el petróleo, la producción «legal» también ha caído debido a falta de inversión, la corrupción, las sanciones y la misma dificultad del Estado para erradicar a las facciones de delincuentes. Algunas zonas del AMO están en los hechos controladas por grupos armados que se hacen llamar «sindicatos» y tienen una estructura jerárquica, los pranes, que le opone resistencia a los intentos del Gobierno de centralizar la actividad.
[–>[–>[–>En el AMO no solo hay oro, sino otros metales preciosos: cobre, hierro y otros minerales, entre ellos el diamante. Su extracción de diamantes también se extiende hacia la región amazónica y la Gran Sabana. Se reproducen allí las mismas complicaciones, agravadas por el contrabando y la operación al margen de la ley.
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Venezuela tiene a su vez potencial en varios minerales considerados críticos para la transición energética, como el coltán, que se usa en los aparatos electrónicos, las telecomunicaciones y aeronáutica. Al igual que ocurre con el oro y los diamantes, prolifera la extracción ilegal y el contrabando hacia Colombia y Brasil. Se han identificado depósitos de bauxita y lateritas en sierras de Falcón, Amazonas y Bolívar, sin explotación comercial significativa.
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