El característico 1-2-4-5-3 de Audi cumple 50 años. Una idea que rompió moldes
En 2026, Audi soplará las velas de una de las efemérides más míticas de la industria del automóvil, porque se va a cumplir medio siglo desde que el primer motor de cinco cilindros en línea empezó a latir bajo el capó de un Audi 100. Lo que comenzó como una solución técnica audaz se convirtió en leyenda con el paso de los años, en sinónimo de sonido adictivo y también en impresionante arma con el que la firma de los cuatros triunfó fuera y dentro de la alta competición. El legendario bloque de cinco cilindros sigue latiendo con gran energía a día de hoy en el majestuoso Audi RS3. Su 2.5 TFSI se ha convertido en el último y más brutal exponente de una saga que marcó una época.
Audi se dio cuenta que cuatro no eran suficientes y que seis no cabían
Corría el año 1976 y la firma alemana necesitaba algo más que los habituales cuatro cilindros para posicionar al nuevo Audi 100 (C2) en la zona noble del mercado. Los propulsores con seis cilindros en línea ocupaban demasiado y desequilibraban el coche. La solución de sus ingenieros fue tan aparentemente sencilla como revolucionaria: añadir un cilindro al fiable bloque EA827 que ya usaba por aquellos entonces el Grupo Volkswagen, creando así el primer cinco cilindros en línea de gasolina de gran serie. 2.144 centímetros cúbicos, inyección mecánica continua y 136 CV de potencia que, en el mes de marzo de 1977, empezaron a rodar por las autopistas alemanas bajo el capó de sus sensacionales Audi 100 5E.
Apenas un año después la firma de Ingolstadt cambió el carburante con el que alimentar a su motor de cinco cilindros y llegó el primer diésel, atmosférico con apenas 70 CV de potencia, para en 1979, sorprender con otro avance innovador en la industria del automóvil con el lanzamiento del Audi 200 5T, una sensacional berlina que escondía bajo el capó delantero el primer propulsor de gasolina con sobrealimentación. Este ya sorprendía con sus 170 CV de potencia y con sus 265 Nm de par motor, anunciando lo que estaba por venir.
Un motor que vive la época dorada en rallyes, Pikes Peak y el Grupo B


El verdadero salto a la inmortalidad del motor de cinco cilindros de la casa alemana llegó en el año 1980 con el lanzamiento del legendario Audi quattro. El mismo motor de cinco cilindros, ahora con turbo, intercooler y con tracción a las cuatro ruedas, entregaba 200 CV de potencia en las unidades de calle… y mucho más en competición. En el año 1982 Audi se llevó el Mundial de Rallyes de marcas, Hannu Mikkola el de pilotos en 1983 y Stig Blomqvist repitió título al año siguiente con el brutal Sport quattro, un auténtico ‘arma’ cuya carrocería se acortó 24 centímetros, tenía vías ensanchadas y cómo no, un evolucionado cinco cilindros fabricado en aluminio con 20 válvulas y capaz de proporcionar 306 CV de potencia homologados para calle (se dice que 450 CV en la versión rally).
1987 fue el año en el que Walter Röhrl y el Audi Sport quattro S1 triunfan en Pikes Peak. No era para menos con sus manos y con casi 600 CV de potencia latiendo bajo el capó de un sofisticado automóvil que contaba con una aerodinámica extrema para enfrentarse a esa ‘carrera hacia el cielo’. Al otro lado del océano la compañía alemana seguía demostrando el potencial de su motor de cinco cilindros dentro de los circuitos. Para ello desarrolló su Audi 200 quattro Trans-Am que allá por el año 1988 superaba la barrera de los 500 CV de potencia, mientras que las unidades para disputar el IMSA GTO alcanzaron los 720 CV. Una cifra ilógica por aquellos entonces para un corazón con poco más de dos litros de cilindrada.
Audi no para de innovar y crea el primer TDI con cinco cilindros


1989 trajo otro hito que la compañía alemana tiene grabado a fuego y que no fue otro que la presentación en el Salón del Automóvil de Frankfurt del mítico Audi 100 TDI, primer motor turbodiésel de inyección directa de cinco cilindros y gestión electrónica que generaba 120 CV de potencia y que conseguía unos consumos ridículos para la época. En 1994 nació el concepto “familiar rápido” gracias al maravilloso Audi RS2 Avant, cuyo corazón, cómo no con cinco cilindros en línea proporcionaba nada menos que 315 CV de potencia puestos al servicio de esos amantes de las altas prestaciones. Sin embargo, ese fascinante familiar fue mucho más que un modelo de culto, porque se convirtió en el padre espiritual de todos los RS Avant que vinieron después. Y que no han sido pocos.
Tras un breve paréntesis a finales de los años ‘90, cuando los propulsores V6 comenzaban a ganar terreno, incluso dentro de la compañía alemana, aparece la primera generación del Audi A4 (B5), que ya renuncia a esos motores de leyenda que aún siguen latiendo en el Audi A6 2.5 TDI y en el Audi S6, dos modelos que los de Ingolstadt descontinúan en el año 1997.
El cinco cilindros desaparece del catálogo de Audi hasta el año 2009


Ahora bien, 30 años después de lanzar al mercado el primer motor de cinco cilindros con turbo, la firma de los cuatro aros resucita su legendario bloque, en esta ocasión para animar a sus modelos más deportivos. De ahí que en el año 2009 naciera el primer Audi TT RS, que escondía un 2.5 TFSI colocado en posición transversal, acompañado de un cambio S tronic de 7 velocidades y de un sistema de tracción quattro. Aquel deportivo proporcionaba 340 CV de potencia, conseguía unas brillantes prestaciones y ofrecía un sonido que hizo que medio mundo volviera a centrar su mirada en Ingolstadt. Conscientes del potencial de este motor, la casa alemana lo siguió evolucionando y colocando bajo el capó de sus RS 3 y RS Q3, un SUV que en 2016 abría un nuevo camino.
Ese mismo año apareció una completa evolución del maravilloso 2.5 TFSI capaz de alcanzar los 400 CV de potencia y los 480 Nm de par motor, mientras que en 2021 llega al mundo un nuevo Audi RS 3 con la versión más avanzada de ese bloque de leyenda
El nuevo RS 3 utiliza el cinco cilindros en su expresión más salvaje


Hoy, el Audi RS 3 esconde bajo su capó delantero el 2.5 TFSI más extremo jamás fabricado por la compañía alemana. 400 CV de potencia y 500 Nm de par motor disponibles desde apenas 2.250 rpm hasta casi 7.000. El resultado es un compacto de altos vuelos que presume de acelerar de 0 a 100 km/h en tan solo 3,8 segundos. Eso sí, con la inestimable ayuda del sistema de tracción quatto y de un efectivo cambio automático S tronic de 7 velocidades. También presume de alcanzar los 250 km/h, que pueden llegar a ser 290 km/h si el cliente se decanta por equiparlo con el paquete Dynamic y con los frenos carbocerámicos.
Ese par extra de 20 Nm respecto a la generación anterior, combinado con una centralita electrónica más rápida y con el repartidor de par RS Torque Rear, convierte al Audi RS 3 en el compacto más efectivo y divertido del mercado. No te quepa la menor duda.
El sonido que enamora: 1-2-4-5-3, la secuencia mágica


Pocos motores consiguen tener una personalidad propia. El cinco cilindros de Audi la tiene a raudales sobre todo gracias a su orden de encendido 1-2-4-5-3 (intervalos de 144° y 576°). El resultado es ese rugido grave, metálico y adictivo que alterna cilindros cercanos y lejanos, amplificado todo ello por un colector de escape específicamente diseñado y por las válvulas de escape de apertura variable que, en el modo de conducción RS Performance, se abren incluso antes para que el mundo entero sepa que vas en un Audi RS 3.
Esa banda sonora cobra especial protagonismo si cabe cuando el cliente decide equipar su sensacional Audi RS 3 con el escape deportivo RS opcional. En ese mismo instante, la joya de Ingostadt pasa de discreto a absolutamente teatral en cuestión de metros y a golpe de acelerador.
Tecnología punta en menos de 50 centímetros y 160 kilos


A lo largo de estos 50 años de historia, el motor de cinco cilindros ha cambiado de forma radical hasta el punto de convertirlo en toda una obra maestra del packaging y de la ligereza. Muestra de ello es que el actual 2.5 TFSI EA855 Evo está prácticamente fabricado en aluminio, porque tanto bloque como cárter son de dicho material. También utiliza un cigüeñal hueco, tapa de balancines de magnesio… Todo lo necesario para arrojar un peso de apenas 160 kilos y hacerlo lo más compacto posible (son menos de 50 centímetros) para colocarse en posición transversal, generar menos inercias y dar mayor juego a los ingenieros de Audi Sport a la hora de la puesta a punto del chasis.
Por si todo esto no fuera suficiente, viene equipado con un sistema de inyección dual, turbo de geometría variable capaz de soplar a 1,5 bares de presión, sistema Audi valvelift system para el escape, gestión térmica inteligente, camisas de cilindro con recubrimiento de plasma… Y así podríamos estar un buen rato.
Hecho a mano en Győr, el taller donde nace la leyenda


Cada 2.5 TFSI se monta artesanalmente en la línea “Bock” que hay en la fábrica húngara de Győr. 21 estaciones, cero robots, solo manos expertas son las que se encargan de dar forma a esta obra de ingeniería. Desde el grabado del número de motor hasta la prueba en caliente final, cada unidad pasa por controles exhaustivos antes de viajar en tren a Ingolstadt para su “matrimonio” definitivo con el chasis del RS 3. Y de ahí hasta las manos de su afortunado propietario, quien disfrutará de una obra de arte que ha conseguido perdurar en el tiempo gracias a aquella ingeniosa solución de sumar un cilindro y que nació hace 50 años.
Fotos: Audi










































































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