El caso Mapi León desvela la desorientación y la falta de soluciones en el fútbol femenino
![El caso Mapi León desvela la desorientación y la falta de soluciones en el fútbol femenino](https://ultimasnoticias.agency/wp-content/uploads/2025/02/2526fa2d-d4c8-4ce2-9488-dedc72c3456e_16-9-discover-aspect-ratio_default_0-770x470.jpg)
La falta de precedentes ha condenado al fútbol femenino en muchas ocasiones. Durante gran parte de la historia del deporte, las mujeres han estado olvidadas y obviadas y sus problemáticas nunca han tenido cabida para los dirigentes y aficionados. Ahora eso hace mella en el proceso de crecimiento, ya que esa ausencia de precedentes y de interés durante años ha hecho que el femenino no tenga respuestas o soluciones a los problemas que se encuentra ahora. No las tuvo con el caso Alhama, ni con el caso Rubiales, ni ahora con el caso de Mapi León. Clubes, instituciones, jugadoras y representantes no saben cómo actuar ante los hechos. Y las medidas se quedan cortas.
Además, el crecimiento del fútbol femenino ha ampliado el foco y las críticas y respuestas se han democratizado. Las redes sociales son un factor clave, al llevar a los clubes a activarse, como por ejemplo hizo el Espanyol, que abiertamente ha manifestado que la repercusión de las imágenes del presunto tocamiento de Mapi León a Daniela Caracas durante el pasado derbi catalán de la Liga F fue uno de los motivos por los que decidió pronunciarse.
Clubes: entre protocolos internos y el acoso de las redes
Hasta la firma del nuevo convenio colectivo, muchos aspectos en el fútbol femenino quedaban a merced de la voluntad de los dirigentes. Sin una hoja de ruta en temas como el acoso o la maternidad, era prácticamente imposible prever o esperar cómo las entidades iban a gestionar tales temas de vital importancia para las futbolistas. Con el nuevo convenio en vigor, firmado a principios de este año, los clubes parece que tienen algo más claro. Sin embargo, aún hay situaciones donde no se tiene una hija de ruta pese al texto. Es un ejemplo lo sucedido entre Mapi León y Daniela Caracas.
El nuevo convenio colectivo, que tiene un anexo dedicado exclusivamente a marcar el nuevo protocolo de prevención e intervención frente al acoso moral, sexual y/o por razón de sexo, igualdad y para la no discriminación de las personas LGTBI, marca su área de aplicación entre iguales de una misma entidad o entre un superior y un subordinado también de una misma empresa. En caso de que se dé con personas pertenecientes a otra empresa, como podía ser el citado episodio, queda más abierto el camino de actuación. La jurisprudencia recae en la Federación Española de Fútbol (RFEF) y es ella la que, en caso de considerarlo apropiado, puede entrar de oficio a través del Comité de Disciplina de Primera División del Fútbol Femenino. Está compuesto por Ana Ballesteros (presidenta) y los vocales Álvaro Quiroga y Alejandra Domínguez García. Además están también los suplentes de la presidencia, Rosa Rodríguez Jackson y Alberto Peláez. Debería ser este Comité quien, llegado el caso, abriera una investigación.
Los clubes, más allá de activar protocolos internos (en caso de tenerlos), y hacerlos público de manera voluntaria y de la forma que crean conveniente, no tienen muchas más respuestas para sus futbolistas. Eso sí, las entidades deportivas pueden denunciar los hechos siempre y cuando así lo quiera su futbolista o formando parte del proceso judicial como ente aparte. El Espanyol no tiene intención de denunciar y sólo lo haría si así se lo requiriera Daniela Caracas.
Instituciones: la modernización apresurada de la LigaF y la Federación
Este es uno de los puntos claves en estas problemáticas. Hasta que no empezó la profesionalización de la competición, la Liga como tal no tenía una estructura clara. Y no hablamos de profesional, sino de mínimamente jerárquica y con una distribución de poderes. Ahora, la Liga F cumple tres años y en estas temporadas ha tenido que resolver problemas que le han demandado mucho más de lo que estaba preparada para ofrecer. Porque la etiqueta de profesional no la dotó de recursos ni conocimientos para afrontar tal categoría. En estos meses han tenido que negociar un convenio colectivo (que ha tardado dos años en cerrarse) y discutir los asuntos más básicos de la competición (como salarios o condiciones laborales) que hasta 2023 parecía que a nadie le importaba. O como mínimo que poca gente tenía presentes.
Si la Liga F ha tenido que actualizarse, la Federación ha ido mucho más atrasada. En su momento, bajo el mandato de Luis Rubiales, una estructura arcaica dejó totalmente de lado al fútbol femenino sin dotarlo apenas de recursos y profesionales válidos para su gestión. Con el cambio de era que supuso el ‘Se Acabó’ eso cambió, y no solo se contó con profesionales especializados, como Markel Zubizarreta o la abogada Reyes Bellver [nueva directora de fútbol femenino de la RFEF]Pero la estructura estaba adaptada a sus necesidades. Se crearon comités independientes para el fútbol femenino, como el comité de disciplina, a cargo en el momento de la investigación del caso Alhama y, si corresponde ahora, sería quien debería hacer sus investigaciones sobre lo que sucedió en el derby catalán.
Beatriz Álvarez, presidenta de la Liga F, reconoce que este tipo de actos no tienen precedentes en el fútbol femenino, refiriéndose al polémico gesto de Mapi León. «Estamos acostumbrados -a gestos- en el fútbol masculino y, parece que en este caso, en el lance del juego, hay gestos que pueden ser antideportivos. Puede haber agresiones, también de otra índole, y hay que verlo con esa perspectiva y no sacarlo de contexto. Porque es el contexto de la competición». Álvarez deja claro que la Liga F no tiene competencia alguna para entrar de oficio en la problemática.
Jugadoras y representantes: aprender a decir ‘basta’
Las entidades e instituciones están aprendiendo a gestionar estas situaciones. Las jugadoras, a identificarlas. Alzar la voz siempre ha estado mal visto. Por ello, las futbolistas no veían (o preferían no ver) las conductas de las que eran víctimas. Sobre todo desde hace dos años, más jugadoras han sabido identificar situaciones donde se han sentido vulneradas y no han tenido miedo a reaccionar y decir basta. Eso, unido al papel amplificador de las redes sociales y el movimiento feminista que cada vez está más presente en los medios y en la sociedad en general, está empezando a crear un espacio seguro para que puedan expresarse y denunciar situaciones que viven.
Puedes consultar la fuente de este artículo aquí