En París se pagan 70 euros por servicios sexuales, en Londres los hay desde 60 euros y en Berlín, 40 euros en zonas deprimidas y 100 en zonas turísticas, mientras que en Praga puedes encontrarlos desde 35 euros. De esta manera, los precios del sexo callejero en Europa son más o menos homogéneos. Sin embargo, En España están en el suelo.según confirma en exclusiva La Roca tras una investigación.

Una mujer dice que cobra «10 euros por todo». El sexo callejero es un mundo peligroso controlado por mafias. No sólo atemorizan a las víctimas de la trata con rituales vudú, sino que también les hacen firmar contratos de compromiso, donde la garantía es su propia vida y la de sus familiares. «Prometo pagar la suma de 40.000 dólares. Si no cumplo las normas, tienen derecho a matarme a mí y a mi familia en Nigeria. Mi vida equivale a la suma que le debo a mi señora», se lee en un documento.

Al adentrarse en el sórdido mundo de la prostitución, una mujer muestra el colchón donde practica sexo por 10 euros, en un descampado al que se accede evitando a un drogadicto. el lugar es lleno de excrementos y basura. Otra dice que no tiene dientes «porque se los robaron», pero dice que «a los chicos les encanta así».

No solo en la calle

Sin embargo, la prostitución ‘low cost’ no sólo se practica en la calle. Decenas de apartamentos funcionan clandestinamente con mujeres prostituidas las 24 horas del día. Las mujeres se presentan como auténticas mercancías: «Pagas en efectivo y son un mínimo de 15 minutos por 30 euros», dice una mujer. Así, comienza el desfile y aparece otra que asegura tener “cuatro semanas” de embarazo.

Vivir con la prostitución nunca es fácil. Son víctimas, pero también lo son los vecinos. En pleno centro de Madrid, Se trata de un edificio de cuatro plantas donde se prostituyen más de 100 mujeres diariamente, un auténtico ejemplo de prostíbulo vertical, donde el funcionamiento es sencillo: los clientes recorren el edificio, recorriendo piso por piso y puerta por puerta a un euro el minuto.

En el interior, los ‘jefes’ organizan el trabajo de nada menos que cinco prostitutas por puerta y se paga el 60% por la casa y el 40% por ellas mismas.

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