el gigante que salvó el apagón y las inundaciones
12.33 horas del 28 de abril de 2025. España se fue a negro, y con ella Portugal, Andorra y algunas zonas del sur de Francia. El cero eléctrico, sin precedentes en la península, impactó de lleno en las telecomunicaciones y los transportes. Más de 50 millones de personas comenzaron a sospechar en cuestión de minutos que su vida se complicaba por momentos. ¿Qué comemos? ¿Cómo trabajo? ¿Cuánto aguantará el frigorífico? ¿Cómo me comunico con el colegio? ¿Cómo cargo gasolina para volver a casa? ¿Cómo busco en internet las líneas de autobús? ¿Llevo a mi padre al hospital cuando se le acabe la batería del oxígeno?
Mientras unos dudaban, otros, los técnicos de las presas de generación hidroeléctrica, ya estaban en sus posiciones en cuestión de segundos. Muy pocos ciudadanos (quizás ahora más) conocen la absoluta importancia de su trabajo en casos de apagón, especialmente en un apagón sin precedentes. Su función resulta crucial para devolver la luz desde un cero energético. Y Extremadura cuenta con la Central José María de Oriol, conocida como Alcántara, operada por Iberdrola. Es el segundo embalse más grande de España (después de La Serena, en Badajoz) y el cuarto de Europa, con 3.162 hm3. Pero además, ocupa el segundo lugar del país en generación eléctrica, con 957 megavatios (MW) instalados, solo por detrás de Aldeadávila, que en realidad suma dos centrales. En términos coloquiales, Alcántara supone una absoluta barbaridad: equivale a un reactor de Almaraz (1.045 MW).
De simulacro… a realidad
¿Cómo arrancar esta mole tras un apagón nunca visto? ¿Cómo echar a andar sus cuatro grupos de generación eléctrica, de una tonelada de peso cada uno, con rotores de 600 toneladas por turbina? Así expuesto, parecerían necesarias horas. Y no… En solo cinco minutos, los cuatro grupos estaban ya en disposición de recibir las órdenes de Red Eléctrica, órdenes que llegaron y que pusieron en marcha los cuatro gigantes para comenzar a enmendar un desaguisado considerable en el suministro nacional.
Porque las grandes presas de producción eléctrica no solo generan luz, su función es mucho más importante. Las grandes presas deben arrancar lo antes posible puesto que la tremenda inercia de sus máquinas es capaz de dar al sistema el equilibro de tensión y frecuencia que necesita para que, poco a poco, se vayan sumando otras fuentes menos estables (eólica, fotovoltaica…) hasta recuperar el suministro. Cabe recordar que ese día había tres reactores nucleares sin operatividad. Alcántara fue crucial.
Dimensiones de vértigo
La compañía Iberdrola, propietaria de la central hidroeléctrica, ha invitado esta semana a un grupo de periodistas a conocer las instalaciones. Allí, ‘in situ’, los ingenieros han contado cómo se vivió esa jornada en una presa donde todas las dimensiones provocan vértigo real: 130 metros de altura de los cimientos a la coronación, 570 metros de longitud, 120 metros de grosor en su parte baja y 7 compuertas de aliviadero con una capacidad máxima de vertido de 12.500 m3/s. Para entenderlo mejor: cuando se abren todas las compuertas, se pueden llenar cinco piscinas olímpicas por segundo. De hecho, en abril se ha visto este espectáculo, doce años después de la última apertura completa.
Cuando se abren todas las compuertas, se pueden llenar cinco piscinas olímpicas por segundo. En marzo se ha visto este espectáculo después de doce años
Volvamos a las 12.33 horas del 28 de abril de 2025. Adela Barquero, responsable de generación hidroeléctrica de Iberdrola en toda la cuenca del Tajo (extremeña formada en ingeniería Industrial en la Uex), revela que, en escasos minutos, incluso en segundos, todos los jefes de central y su personal se encontraban listos en las plantas. «Pese a que una situación así sorprende a cualquiera, y por supuesto no fue nada agradable, teníamos la tranquilidad de que sabíamos lo que había que hacer. Realizamos simulacros continuamente, al menos una vez al año, en los que nos sometemos a las peores situaciones posibles», reconoce.
Al frente de Alcántara y de sus quince técnicos y oficiales (fueron incorporándose todos los trabajadores fuera de turno de manera voluntaria), se encontraba su responsable, el extremeño Javier Caballero, ingeniero industrial también formado en la Uex. «Mantuvimos la calma en todo momento«, indica. Las hidroeléctricas, relata, están preparadas para aislarse al percibir fallos eléctricos, y evitar daños. Así fue. «A partir de ahí tuvimos que arrancar en negro y además hacerlo rápido, porque el sistema nos necesita para empezar a recuperarse«, cuenta Adela Barquero. Sus baterías ayudaron, cumpliendo el protocolo. Los cuatro grupos de Alcántara pudieron activarse y ponerse en solo cinco minutos a disposición de Red Eléctrica (nunca, ni en circunstancias normales, comienzan a producir sin una orden de este operador nacional). Fueron accionados desde el Centro de Control de Iberdrola en Salamanca, porque este tipo de centrales dispone de capacidad de arranque autónomo.
Los peores supuestos
¿Y si en esos momentos internet ya hubiera fallado y no existiese conexión con Salamanca? «Nosotros mismos podemos hacerlo desde Alcántara, en un arranque similar, automático«, explica Javier Caballero.
¿Y si se produjera una caída total que dejara al sistema sin ningún tipo de recurso para reiniciarse? «Tenemos generadores por si es preciso«, afirma el jefe de Alcántara ¿Y una situación extrema sin generadores? «En los simulacros nos sometemos continuamente al máximo estrés posible, y esa situación está estudiada. Tendríamos que proceder al arranque manual, sin automatismos. Todas las personas que trabajan en la central saben exactamente qué tienen que hacer y en qué orden deben ejecutar cada acción, máquina a máquina y sistema a sistema«, precisa Adela Barquero. Incluso las grandes compuertas pueden accionarse manualmente. «Todo está pensado».
Y es que otra de las grandes ventajas de las hidroeléctricas consiste en eso: «Sólo necesitamos el empuje inicial porque rápidamente generamos nuestra propia electricidad«, dice Javier Caballero. Para ello tienen una ‘pila’ de cientos y cientos de hectómetros cúbicos al otro lado de la presa. Lo único que deben hacer es ‘abrir el grifo’ (turbinar).
Empieza la producción
Ahora bien… ¿Cómo se turbina? ¿Cómo se genera electricidad a partir del agua? Ese día se procedió como cualquier otro, una vez la central a punto: el agua cae desde el embalse a través de las cuatro torres de toma hasta las cuatro turbinas, por enormes conductos de 7,5 metros de diámetro (el mismo tamaño del túnel de entrada a la central). Esa fuerza del agua mueve los rotores (con 24 palas de más de 2 metros cada una) a 115,4 revoluciones por minuto, y su giro se transmite a un generador eléctrico que produce la corriente.
De cada uno de los cuatro grupos sale una línea de 400 kilovoltios (kV). Alcántara fue la primera central española en estrenar esta tensión. Las líneas llegan a la subestación próxima, uno de los nudos más importantes del país, al que además están conectadas algunas fotovoltaicas. Desde allí se distribuyen a distintos puntos (Cáceres, Almaraz, Portugal…), pero eso es ya competencia de Red Eléctrica.
Una «isla segura»
De este modo, y en minutos, Alcántara jugó un papel clave en la reposición del sistema eléctrico el 28 de abril. «Lo que hizo fue generar una isla segura a la que se sumaron poco a poco otras fuentes, y garantizar la estabilidad y robustez del sistema al ser máquinas síncronas con la inercia que proporcionan sus cientos de toneladas», destaca Adela Barquero.
«Estamos ante una energía, la hidroeléctrica, flexible, renovable, limpia, gestionable y que atiende muy rápido las órdenes«, resume Javier Caballero. «Es básica. Todos los grupos de las presas de Iberdrola del Tajo se pusieron ese día, en minutos, a disposición de Red Eléctrica», revela la responsable de generación de la cuenca. En doce horas, prácticamente, el país había recuperado la luz. Aunque para muchos fuera un mundo, realmente «se hizo muy rápido», señalan los ingenieros.
… y frenó las crecidas
Pero Alcántara ya ha salvado dos situaciones complicadas en lo que va de año. La presa está situada sobre un río torrencial como el Tajo, con sequías y avenidas. Por ejemplo, el pasado diciembre fue el mes más seco de toda la serie histórica, y el pasado marzo, el más lluvioso desde que hay registros en muchos puntos de su cuenca. Y aun así, durante el tren de borrascas de marzo y abril, Alcántara logró retener el torrente que bajaba desde Madrid y Toledo, con imágenes como la destrucción de parte del Puente Romano de Talavera. «El agua llegó a subir en este embalse a 1,1 metros al día, teniendo en cuenta que se extiende 90 kilómetros hasta el embalse de Torrejón y 60 hasta Gabriel y Galán«, puntualiza Adela Barquero.
La presa con todas las puertas abiertas el 23 de marzo, una imagen que no se vio desde 2013. / CEDIDA
Sin las grandes presas de laminación, como Valdecañas (primera del Tajo al entrar en Extremadura) y sobre todo Alcántara, Portugal habría sufrido consecuencias catastróficas, porque tiene otra orografía y más construcciones en dominio público hidráulico. Precisamente por eso se llaman presas ‘de laminación’. «Estos embalses permiten reducir el efecto de un caudal muy elevado en momentos determinados, contener el agua e irla vertiendo poco a poco para evitar daños aguas abajo». «Incluso si tienes que acabar abriendo compuertas, has dado tiempo a prevenir. De ahí importantísima misión de regulación», explica la ingeniera.
Alcántara no se construyó en principio para laminar avenidas, solo para producción eléctrica, pero con los años ha adquirido este papel que agradece Portugal. «Se trata de un embalse que recibe las aportaciones de más de 52.000 km², casi la décima parte del país«, destaca.
Las ‘puntas’ de las borrascas
De hecho, su enorme presa, muy novedosa cuando se construyó en los años 60 (de gravedad aligerada), aguanta todo lo que baja por el cauce del Tajo, y las aportaciones del Alagón, el Tiétar y el Almonte. En las pasadas borrascas llegó a registrar caudales de entrada de más de 4.000 m³/s durante más de 24 horas, y caudales punta de 7.000 m³/s. Finalmente, tuvo que abrir todas sus compuertas el 23 de marzo, pero esta labor de regulación y el importante papel de Cedillo, último embalse español ya en la frontera lusa, evitaron daños al país vecino.
Por todo ello, estas presas no pueden permanecer siempre llenas y deben mantener un nivel prudente según la época del año. «La generación de energía no solo no gasta una gota de agua, sino que va trasladando esa agua de forma suave», indica Adela Barquero. Además, el convenio de Albufeira establece los volúmenes semanales que deben dejarse pasar hacia Portugal. Ahora mismo, Alcántara se encuentra al 96%, un nivel muy alto pero seguro a las puertas del verano, cuando ya no se esperan lluvias continuas.
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