El Gobierno británico apuesta por la implementación de la IA en el sector público para acelerar el crecimiento económico
El Gobierno británico quiere acelerar la implementación de la Inteligencia Artificial (IA) en el Reino Unido para mejorar la productividad del sector público y lograr el ansiado crecimiento económico. El primer ministro, Keir Starmer, ha presentado el lunes un plan que incluye la instalación de un supercomputador para incrementar la capacidad de procesamiento de datos y la entrega de datos públicos anonimizados, incluidos los del Servicio Nacional de Salud (NHS), a «investigadores y desarrolladores».
El objetivo es facilitar las tareas administrativas en áreas como la sanidad y la educación, algo que ayudará a reducir las listas de espera en los hospitales y aumentará la productividad en un 1,5% cada año, reportando más de 50.000 millones de euros anuales en la próxima década.
Starmer ha dado un giro al enfoque del anterior Gobierno conservador, que apostó por abordar el asunto de la IA desde un punto de vista regulatorio, y ha asegurado que para aprovechar las oportunidades hay que asumir riesgos. El ‘premier’ británico ha tratado de lanzar un mensaje de tranquilidad ante la preocupación de que la implementación de esta tecnología supondrá una vulneración de la privacidad y conllevará, además, una pérdida de puestos de trabajo.
Cambio de mentalidad
«La nueva tecnología puede provocar miedo y recelo, pero este miedo a los pequeños riesgos a menudo nos hace perder oportunidades enormes. Tenemos que cambiar esta mentalidad, porque existe el riesgo aún mayor de que si no aprovechamos estas oportunidades nos quedemos rezagados», ha asegurado.
El Gobierno laborista confía en que la implementación de la IA ayude, por un lado, a reducir gastos en el sector público y, por el otro, a acelerar el crecimiento económico. Pero existen dudas sobre cómo repercutirá este crecimiento en los trabajadores y, especialmente, sobre cuándo empezará a notarse en la economía.
Los datos económicos del tercer trimestre del año pasado han confirmado el estancamiento, mientras que la decisión del Ejecutivo de aumentar el endeudamiento para acelerar las inversiones y las subidas de impuestos a las empresas han generado inquietud en los mercados. El valor de la libra esterlina ha alcanzado su nivel más bajo respecto al dólar en 14 años y los intereses de la deuda han experimentado valores que no se veían desde la crisis financiera de 2008.
Efectos en tres años
Starmer ha vuelto a cargar contra la gestión económica del anterior Gobierno, al que acusa de dejar un agujero de 26.000 millones de euros en las arcas públicas, y ha reconocido que el crecimiento no se producirá de la noche a la mañana. Aún así, se ha mostrado optimista de cara a los beneficios económicos de la IA y ha asegurado que los efectos de su implementación en el Reino Unido podrían empezar a notarse en un plazo de tres años.
La principal duda está en si la ministra de Finanzas, Rachel Reeves, será capaz de calmar a los mercados sin aplicar nuevos recortes de gasto público este año. «Hemos fijado unas reglas fiscales y nos ceñiremos a ellas porque son necesarias para aportar la estabilidad que queremos», ha señalado Starmer, sin dar más detalles.
El primer ministro ha destacado la capacidad del Reino Unido para aplicar regulaciones distintas a las implementadas por la Unión Europea y por Estados Unidos en materia de IA y se ha mostrado confiado en captar inversiones en el sector tecnológico a pesar de la batalla dialéctica mantenida en las últimas semanas con el dueño de X, Elon Musk, uno de los principales azotes del Gobierno laborista en los últimos meses.
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El Ejecutivo ha celebrado las inversiones de tres compañías tecnológicas –Vantage Data Centres, Nscale y Kyndryl–, que aportarán 14.000 millones de libras esterlinas (unos 17.000 millones de euros) para mejorar la infraestructura en el Reino Unido, creando 13.250 puestos de trabajo, según el Gobierno británico.
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