el hastío del estío en una ciudad abochornada
La ciudad se prepara para el cambio de año con la guardia en alto. La sensación de que algo puede ocurrir es fruto de una memoria que siempre vuelve al diciembre de 2001 cuando desfilaron cinco presidentes en pocos días. La zozobra no solo es política sino climática. Buenos Aires verdaderamente arde cuando las temperaturas suben más allá de los 30 grados y el verano 2026 se perfila más caluroso que los precedentes. El estío y el hastío no son un mero juego de palabras. La canícula se inyecta en el asfalto y el cemento. Se vive dentro de un horno. Todo sucede en cámara lenta. Lo mejor es subirse a algunas líneas de metro porque tienen aire acondicionado, aunque sea para viajar por viajar y esconderse bajo tierra del bochorno. Las que no cuentan con refrigeración invitan a una temporada en el infierno.
[–>[–>[–>Puede hacer tanto calor en esta ciudad que le da la espalda al río que parece detener las agujas del reloj. El tráfico enloquece antes de que lleguen los festejos de Navidad y Año Nuevo, entre otras razones debido a que los que tienen un automóvil no quieren moverse sin el blindaje de un frío artificial. Nadie quiere tomar un taxi que no tiene el aire encendido. Se trata, a estas alturas del calendario, de pasar de un ambiente refrigerado en el trabajo y el transporte, a otro hogareño, siempre que el aparato funcione correctamente porque es a comienzos del verano que los técnicos suelen recibir llamados de los usuarios rayanos con la desesperación.
[–> [–>[–>Y si el aire acondicionado deja de funcionar, como muchas veces sucede en medio de altas temperaturas, no queda otra que salir a comprar su reemplazo, claro que el presente argentino no parece favorecer esa inmediata renovación. El mercado de electrodomésticos, y entre ellos el aire acondicionado, atraviesa un proceso de fuerte desaceleración como consecuencia de la caída del poder adquisitivo en la era de Javier Milei. En dos años, el salario cayó casi 10 puntos en las mediciones más benignas. Se han perdido más de 200.000 empleos, entre ellos en las fábricas de aire acondicionado. Electrolux tuvo que suspender además a 400 trabajadores.
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La ecuación estío-hastío es también económica. Durante la primavera se ha vendido un 8% menos de aparatos en comparación con el mismo mes de 2024, de acuerdo con NielsenIQ (NIQ), una consultora que analiza el consumo. Una importante cadena de supermercados, Coto, anunció rebajas significativas en los precios de los aires acondicionados para acompañar con mayor frescor el tránsito de un año a otro. Las ofertas alcanzan en rigor a aparatos con pequeñas imperfecciones. No solo invitan a comprar por las noches el pan y los croissants del día, la ropa sin marca, los lácteos de segunda selección, sino los artefactos que ayudan a sobrellevar la canícula, entre ellos también los ventiladores.
[–>[–>[–>Un cierre al día
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«El consumo en noviembre se hundió un impactante 9%, como un buzo con doble plomo«, señaló Eduardo Fidanza, director del portal ‘La Política Online’. «En la Argentina de Milei cierra una empresa por día y se pierden casi 400 empleos formales cada 24 horas. Menos mal que el presidente encabeza una revolución capitalista. Las fábricas se apagan en silencio, como celulares sin carga«.
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Los que pueden se van a pasar la noche del 31 de enero a la costa. El mar trae su soplo como una bendición. Ahí sí que vale la pena estar. Pero en la ciudad no se tiene ese privilegio. Entonces hay que encender el aire si se festeja puertas adentro. El precio de la luz ha subido un 344% con Milei, pero será mejor no pensar en los costos si la sensación térmica es superior a los 33%. Tantos aires encendidos introducen otra intranquilidad: el corte de energía por saturación. Ya ha sucedido años anteriores a lo largo del verano.
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[–>El aire frío puede ausentarse sin aviso. No es el único desvelo de cara a la fiesta familiar o entre amigos. En esos y otros hogares flota una pregunta sofocante que no tiene respuesta cierta: ¿qué tipo de festejos serán posibles? ¿A quiénes se invita sin que estalle el presupuesto? ¿Qué se puede comer? Cada vez son más los argentinos que compran verduras y carne en cuotas con sus tarjetas de crédito.
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El plástico no garantiza siempre el aprovisionamiento esperable en las noches que comienzan con el aperitivo, los quesos y fiambres, siguen con la mayor variedad de platos posibles cuando no se impone la opción carnívora, siguen los postres, el pan dulce y los turrones, todo eso acompañado de vinos, espumantes, gaseosas. Casi un 10% de las personas no están pagando los préstamos tomados. La morosidad de las tarjetas de crédito es del 7,4%. Bajo estas circunstancias el verano tampoco sonríe: muestra sus colmillos calientes.
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