El Instituto Coordenadas señala que las falsas alertas alimentarias provocan una caída de hasta el 15% de las ventas «y graves daños a toda la cadena»
En 2024 se batió el récord de alertas alimentarias desde que comenzaron los registros, según datos publicados por el sistema europeo RASFF (Rapid Alert System for Feeds and Food). En total, se registraron 5.364 notificaciones en las fronteras de la Unión Europea.
De estas alertas, de las que la gran mayoría se resuelven en aduanas, «hay una parte importante que resultan injustificadas, falsas o interesadas, con el consiguiente daño económico y reputacional para los sectores y empresas implicadas», según el Instituto Coordenadas. de Gobernanza y Economía. Aplicada, que señala que “crear alarma social a partir de alertas sanitarias o satanizar los productos del norte de África supondría un aumento de precios a todos los niveles; y reducir el volumen de las importaciones, además de la disminución de la producción, lo que repercute directamente en el consumidor.
Esta entidad sostiene que, en los últimos tiempos, existen muchas organizaciones, tanto de consumidores como ONG y otras entidades «que pretenden ‘controlar’ la calidad de lo que consumimos, lo que ha puesto a numerosas empresas, sectores como el de la alimentación, la agricultura y distribución, incluidas multinacionales, por sus informes y alertas sanitarias, en muchos casos gratuitos y sin base científica ni oficial.
El Instituto Coordenadas sostiene que representantes de la gran distribución y las grandes superficies en España advirtieron recientemente del «daño injustificado» que se produce en las ventas de múltiples productos por alertas «distorsionadas» de seguridad alimentaria que no tienen seguimiento posterior y confesaron: » Nos sentimos impotentes”.
Así lo han trasladado directivos del sector de la distribución y supermercados, que han señalado que están «muy preocupados por el uso de la información sobre seguridad alimentaria en nuestro país», teniendo en cuenta que, además, se trata de «uno de los mayores mercados mundiales productores.» de alimentos” y un “gran exportador”.
El sector en el que más aumenta el aluvión de alertas sanitarias es el de la alimentación, indica el Instituto Coordenadas, que añade que «las noticias distorsionadas sobre supuestas alertas sobre alimentos importados generan una alarma que impacta gravemente en la confianza de los consumidores, de las empresas importadoras y del sector español y europeo». mercados, según un análisis realizado recientemente por el Instituto de Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada. Bulos, desinformación o, en ocasiones, intereses comerciales y económicos que intentan desprestigiar a los competidores y, no pocas veces, a los empresarios españoles.
Añade que el caso de la fresa marroquí, en la que se detectó hepatitis, ha sido uno de los más sonados de los últimos tiempos. Numerosos medios de comunicación y posteriormente asociaciones de agricultores se hicieron eco de la alerta publicada por el portal europeo de notificación sanitaria.
Pero esta entidad señala que no influyó en el hecho de que los exámenes realizados por organismos internacionales, como la Oficina Nacional de Seguridad Sanitaria de Marruecos (ONSSA), concluyeran que no se había detectado hepatitis ni novovirus en las pruebas realizadas al Se analiza el agua de riego y las fresas. del campo de donde procedía el lote que dio positivo a esa enfermedad en un punto de entrada en España. Y que el envío de fresas supuestamente con hepatitis nunca cruzó las fronteras y nunca llegó a la cadena agroalimentaria española.
La ONNSA realizó las investigaciones necesarias, lo que permitió identificar el campo afectado y la unidad de empaque, así como rastrear el envío de fresas exportadas. Representantes de la gran distribución y supermercados incluso señalan que, además, estaban destinados a otros mercados. Pero, pese a ello, las ventas de fresa en las tiendas de alimentación españolas cayeron entre un 10% y un 15%, estiman las citadas fuentes.
Otro caso de alerta sanitaria injustificada que cita fue denunciado por empresas del sector alimentario, «ya que la ONG ‘Observatorio de Bienestar Animal’ estaría ‘chantajeando’ a supermercados y marcas para llegar a acuerdos de colaboración con ellos, y si no, hacerlo les amenaza». con información negativa sobre sus productos y sus prácticas contra el bienestar animal», afirma el Instituto Coordenadas.
Asimismo, señala que también fue mediático, poco después de la alerta de la fresa, cuando la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (Aesan) ordenó la retirada de un lote de chocolate negro de la etiqueta blanca de una cadena de supermercados española debido a la presencia de un cuerpo extraño, que tomó forma “en un pequeño trozo de plástico sobre una tableta. La agencia emitió la alerta con la única fuente y confirmación de un cliente que había enviado una foto casi dos meses antes”, señala la entidad.
«Este cúmulo de casos ha puesto en alerta y ha aumentado la preocupación en el sector de la distribución alimentaria y de los supermercados, que ve cómo aumentan las informaciones falsas y en consecuencia la alarma entre los consumidores, provocando una disminución de las ventas y un perjuicio económico en toda la cadena, desde el agricultor hasta el final. cliente.
Desde el ámbito de la distribución llevan tiempo reclamando a los distintos ministerios que se realicen controles y se gestionen las alertas de la forma correcta. “Se pone en primer lugar la seguridad alimentaria, pero también destacan la importancia del uso de la información porque genera alarma en los consumidores y perjudica las ventas”.
Por ello, informa que el sector pide confianza en la seguridad alimentaria europea, «que es eficaz y segura». Ante este tipo de información, todos los organismos dedicados al control de alimentos importados en puertos y aduanas españoles y europeos «confirman que son exhaustivos y cuentan con mecanismos de seguridad eficaces, con reacción inmediata para bloquear, recoger y destruir cualquier alimento sospechoso». ».
El Instituto Coordenadas afirma que las alertas sanitarias, que son detectadas de forma rutinaria tanto por la AESAN (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición) en España, como por el RASFF (Sistema de Alerta Rápida de Piensos y Alimentos) en Europa, y por INFOSAN (Red Internacional de Seguridad Alimentaria) Autoridades) de Alimentación) a nivel mundial, impiden que cualquier alimento destinado al consumo humano llegue a los mercados y en consecuencia a los consumidores si no cumplen con los muy estrictos controles. “Precisamente este tipo de controles y requisitos forman parte de las exigencias de los agricultores europeos, que piden incrementarlos y equipararlos a los requisitos fitosanitarios que tienen que cumplir”.
El Instituto Coordenada señala que “la agroindustria española es un éxito reconocido y la capacidad de producir en otros países, con rigor y calidad, forma parte de la ecuación. Otros discursos nacionalistas basados en información sesgada están fuera de discusión. Cabe recordar que estas importantes inversiones hacen crecer el PIB español y simultáneamente fijan la población y la demanda de trabajadores locales, evitando movimientos migratorios desordenados. Los productos que llegan a Europa desde estos países cumplen con los requisitos más rigurosos”.
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