El juicio contra Bolsonaro por golpismo tiene un comienzo confuso por las contradicciones de un testigo clave
El comienzo del juicio contra Jair Bolsonaro y su grupo de conspiradores para impedir que gobierne Luiz Inacio Lula da Silva comenzó en Brasilia con algunos chispazos entre el juez del Tribunal Supremo (STF), Alexandre de Moraes y un testigo que se considera clave, el excomandante del Ejército, el general Marco Antônio Freire Gomes. El oficial suavizó su versión sobre la conjura que había hecho ante la Policía Federal (PF) y que fue determinante para imputar al expresidente como cabeza de la trama golpista.
Freire Gomes negó haber advertido severamente a Bolsonaro las consecuencias de sus planes. El relato de este lunes por la tarde contradijo palabras suyas preexistentes, así como las del brigadier Baptista Júnior, jefe del Ejército de Aire, quien había dicho a la PF que el entonces jefe del Ejército le comunicó que se vería obligado a arrestar a Bolsonaro si seguía adelante con su plan desestabilizador. Freire Gomes se autocorrigió y dijo que solo había indicado que el entonces mandatario podría ser «incriminado» si adoptaba una medida ilegal. Y que el Ejército «no actuaría en algo que extrapolase nuestra competencia constitucional». Pero además, sostuvo ante el STF que no se encontraba en condiciones de interpretar lo que el exjefe de la Marina, el almirante Almir Garnier, otro de los acusados, quiso decir cuando anunció a Bolsonaro que apoyaría sus acciones. «No lo interpreté como ningún tipo de confabulación”.
De Moraes detectó las contradicciones, en parte relacionadas con el texto golpista que había preparado el entorno presidencial. «El testigo no puede omitir lo que sabe. Voy a darle la oportunidad de decir la verdad. Si mintió a la Policía Federal, tiene reconocerlo». La reacción de De Moraes obedeció a la respuesta ambigua del general retirado que había formulado el fiscal general, Paulo Gonet, sobre si Garnier, como había dicho en marzo de 2024, se había puesto a disposición de Bolsonaro «para implementar» las medidas esbozadas. «Garnier solo mostró respeto por el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y no opinó en aquel momento», respondió. Según Malu Gaspar, columnista del diario carioca ´O Globo, el juez del STF «se enfadó» con Freire Gomes cuando le dijo: «el testigo es un general del Ejército, fue comandante del Ejército, en consecuencia, está preparado para lidiar con la tensión, tanto en el interrogatorio policial como aquí». De Moraes fue enfático: «piense bien antes de responder. Usted dijo a la Policía Federal (PF) junto con el brigadier Baptista Junior hablaron enérgicamente sobre el contenido expuesto del documento. O usted faltó a la verdad ante la policía o está faltando a la verdad aquí». Advirtió acto seguido al excomandante sobre el artículo 342 del Código Penal, que prevé una pena de tres a ocho años de prisión por el delito de falso testimonio.
Idas y vueltas en las declaraciones
Freire Gomes confirmó haber acudido al Palacio de la Alvorada (residencia presidencial) el 7 de diciembre de 2022, convocado por Bolsonaro, para participar en una reunión. Allí, un asesor del entonces presidente presentó un documento en el que se sugería la intervención castrense tras el resultado electoral. Freire Gomes dijo que el documento se basaba en «aspectos jurídicos, dentro de la Constitución» y, por lo tanto, no provocó sorpresa. Pero en otras reuniones con Bolsonaro que fueron más explícitas expresó su oposición a una posible ruptura democrática. «El brigadier Baptista Júnior (ex jefe de la Aeronáutica) dijo que no haría nada y yo le informé al presidente, de manera muy cordial, que las medidas que quisiera tomar deberían considerar varios aspectos: el apoyo internacional y nacional, el Congreso, la parte jurídica». Para la prensa brasileña, el exjefe del Ejército dejó la sensación de que las palabras no eran las mismas que transmitió a la PF. «La declaración del general a Moraes alivia (un poco) a Bolsonaro», dijo la revista ´Veja`.
Tras perder contra Lula en los comicios de octubre por una escasa diferencia, Bolsonaro alentó la creación y el mantenimiento de los campamentos golpistas que dieron lugar al intento de toma de las sedes de los tres poderes públicos en Brasilia, el 8 de enero de 2023, una semana después del recambio presidencial-
Los delitos y las penas
Además de Bolsonaro, el grupo de acusados incluye a los exministros de Defensa, Paulo Sérgio Nogueira y Walter Braga Netto, el exjefe de la agencia nacional de inteligencia, Abin, Alexandre Ramagem, el almirante Garnier, el entonces ministro de Justicia Anderson Torres, el general Augusto Heleno y Mauro Cid, el exayudante de campo de Bolsonaro cuyas declaraciones ante la PF fueron también vitales para el avance de las investigaciones. El grupo ha sido acusado por el fiscal Gonet de los delitos de organización criminal armada, tentativa de abolición violenta del Estado democrático de Derecho, golpe de Estado, daños calificados por violencia y amenaza grave contra el patrimonio público y deterioro del patrimonio catalogado. Las penas máximas podrían superar los 40 años de prisión.
La fase de declaración de testigos contempla la presencia en el STF de 80 personas hasta mediados de junio. Bolsonaro insiste en que es víctima de una persecución y que las acusaciones en su contra son una «telenovela (culebrón) «. En una reciente entrevista en un canal de YouTube, wl líder de extrema derecha, inhabilitado para presentarse a cargos públicos hasta 2030 por denigrar el sistema electoral, comenzó su situación judicial: «con 40 años de condena sobre mis espaldas, no tengo a dónde apelar, voy a morir en la cárcel. ¿Cuál delito me imputan? Un delito imposible, el golpe de Disney». Los aliados de Bolsonaro en la Corte Suprema esperan que la sentencia que definirá la condena o absolución de Bolsonaro se conozca en octubre. La ultraderecha se propone en todos estos meses movilizar a sus seguidores para reclamar al Congreso una amnistía que beneficie a todos los participantes del 8E.
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