El pintor ovetense Iván Quesada llega con su obra a Art Miami, la segunda feria más grande del mundo
El pintor Iván Quesada (Oviedo, 1976) es una de las revelaciones del arte figurativo contemporáneo asturiano y ahora da el salto internacional con la exposición de su obra en la feria de arte de Miami, de la mano de la galería gijonesa Aurora Vigil-Escalera. El público estadounidense podrá contemplar en la 34ª edición de Art-Miami, los próximos días 3 al 8 de diciembre, el trabajo de un pintor autodidacta con pleno dominio de la pintura más académica y que, sin embargo, la revierte por completo para crear escenas coloristas, libres en extremo, falsamente infantiles, pintadas fuera de cualquier moda.
“Lo que intento cuando pinto es que el cuadro me genere la sensación de ser una pintura intemporal. Algo que puedas ver dentro de muchos años y que funcione igual que ahora; una obra que produzca esa sensación de estar ante algo que no tiene tiempo”, explica este artista plástico que, después de un tiempo sin exponer, regresó al panorama artístico asturiano de la mano dentro del proyecto “Metro y medio de arte”, comisariado por Santiago Martínez. Desde aquella pequeña exposición en junio de 2023, su proyección a ido multiplicándose. Desde entonces, de la mano de Vigil-Escalera, sus obras han podido contemplarse en distintas citas artísticas y, en la actualidad, forman parte de la muestra “EntreArte” que se puede visitar hasta el 8 de diciembre en el Palacio de Revillagigedo de Gijón.
Ahora, Quesada formará parte del grupo de artistas que Vigil-Escalera llevará a Miami, junto con Ismael Lagares, Mario Soria, Francisco Mayor Maestre, Rafa Macarrón y Edgar Plans. La galería gijonesa, que es la sexta vez que participa en la feria estadounidense, será la única asturiana presente en este encuentro, la de mayor trayectoria en la ciudad y la segunda más concurrida del mundo.
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El confinamiento por el covid le dio a Iván Quesada una nueva oportunidad para concentrarse y reencontrarse con el arte: se lo pasó dibujando. Después, tras exponer en “Metro y medio” y regresar al circuito expositivo, todo ha sido «trabajar y trabajar» en su taller, ubicado en el barrio de San Lázaro. Quesada dio clases de pintura y domina la técnica más realista, pero la obra con la que está obteniendo reconocimiento es fruto de un proceso pictórico de “alcanzar la libertad absoluta, que el cuadro acabe produciendo en la gente la misma sensación que me produce a mí”. No hay temas preferidos: algunas de sus obras reinterpretan algunos de los clásicos de las pintura, otras son escenas domésticas, interiores de museos, retratos familiares, encuentros en la calle, escenas urbanas. No hay un rumbo fijo más que atender a lo que “cada día tengo en la cabeza: si ese día tengo azules, pues azules. Variar es lo que me mantiene despierto”. Si hay que buscar un denominador común en esta obra que necesita de mucho dominio para deconstruirse hasta ese punto es la voluntad de que “cada cuadro funcione como una canción, que condense una historia en tres minutos”, apunta el artista. “Para mí un cuadro es una historia en una sola imagen”, añade.
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