El prolongado bloqueo de Israel a la entrada de ayuda humanitaria asfixia a Gaza

Su rostro no concuerda con su cuerpo. Tiene las mejillas infladas, los ojos hundidos y cuatro pelos en la cabeza. «Ojalá mi melena vuelva a crecer larga y que me la pueda volver a cepillar», dice Rahaf Ayad, con un hilo de voz. Difícilmente se podría adivinar su edad. Su cuerpo es diminuto y, de un solo vistazo, se podrían contar con precisión el número total de sus costillas. Los huesos que enmarcan sus clavículas son casi tan gruesos como sus escuálidos brazos. A sus 12 años, esta niña gazatí se ha convertido en el rostro de la hambruna de su pueblo. Dos meses después del bloqueo del acceso de la ayuda humanitaria por parte de Israel la historia de Rahaf se repite a lo largo y ancho de la Franja.
«Desearía volver a ser como solía ser», confiesa Rahaf en un vídeo grabado en Shujaiya, un barrio de la norteña ciudad de Gaza, y que lleva días circulando por las redes. «Desearía volver a la escuela y rezar mientras estoy de pie; ahora rezo sentada», lamenta la pequeña, antes de echarse a llorar. A su lado, el periodista gazatí Hani Abuzereq guarda en su teléfono móvil un retrato de Rahaf antes de la guerra. Sus mejillas rosadas, bien rellenas, sus ojos brillantes. Y su melena, su larga y fuerte. «Esto es lo que la guerra le ha hecho; tiene un simple sueño: viajar fuera de Gaza para recibir tratamiento médico«, explica, mientras trata de consolarla. Junto al vídeo, incluye un teléfono de contacto para quien pueda ayudarla.
Rahaf Ayad sufre desnutrición severa y varias enfermedades no diagnosticadas. Su condición empeora con rapidez. El bloqueo continuo a la entrada de cualquier tipo de ayuda humanitaria o bien comercial, el más prolongado que ha enfrentado jamás la Franja, ha acelerado su empeoramiento. El pasado lunes, el organismo de vigilancia mundial del hambre, conocido como el sistema de Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (IPC, por sus siglas en inglés), inició un análisis de la inseguridad alimentaria y la malnutrición en Gaza. Más de 50 analistas capacitados de agencias de Naciones Unidas y otras organizaciones tanto de Gaza como del extranjero participan en la evaluación, según la oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU.
Sin alimentos, agua ni medicinas
Antes, la IPC ya había emitido al menos cuatro advertencias alegando que, debido a las acciones de Israel, Gaza podría estar al borde de la hambruna. Pero, ahora, la situación es excepcional. Hace más de 60 días que no entra nada a la Franja. Absolutamente nada. El 2 de marzo, Israel decidió prohibir el ingreso a Gaza de todos los suministros, incluidos alimentos, agua y medicinas, en un intento de obligar a Hamás a renegociar el acuerdo de alto el fuego acordado en enero y que Tel Aviv dinamitó. El Programa Mundial de Alimentos (PMA) ya ha anunciado que sus reservas en el enclave se han agotado. A principios de abril, cerró todas sus panaderías por falta de harina y combustible.
Los comedores sociales que quedan en Gaza están a punto de hacer lo mismo. «Tenemos entre 70 y 80 cocinas comunitarias que siguen funcionando; en cuatro o cinco días, estas cocinas comunitarias cerrarán sus puertas» si no entra ayuda humanitaria, ha dicho Amjad Shawa, director de la Red de ONG Palestinas en Gaza, a la agencia de noticias Reuters. Antes del 2 de marzo, había unas 170 cocinas comunitarias operativas en el enclave. Shawa ha advertido que es probable que más niños mueran de desnutrición ya que «toda la Franja se está muriendo de hambre». La brutal ofensiva militar israelí contra Gaza ya ha provocado la muerte de más de 52.418 palestinos en un año y medio.
Castigo colectivo
El director de la agencia de las Naciones Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA, por sus siglas en inglés), Philippe Lazzarini, denunció este viernes que el asedio israelí está castigando colectivamente a niños, mujeres, ancianos y hombres en Gaza. Además, ha recordado que, según el derecho internacional humanitario, Israel tiene la «obligación de utilizar todos los medios disponibles» para garantizar que se satisfagan las necesidades de los civiles palestinos bajo su control. La UNRWA ha anunciado que la mayoría de las familias sobreviven con menos de una comida al día y recurren a comer «cualquier cosa que encuentren», incluso si no es segura para el consumo.
Hace días que los gazatíes comparten sus escasas y podridas comidas por redes sociales para concienciar al mundo de su situación. «La ayuda, y las vidas civiles que salva, nunca deberían ser moneda de cambio: bloquear la ayuda mata«, recordó Tom Fletcher, coordinador del Socorro de Emergencia de la ONU, este jueves. «Mientras el bloqueo total de la asistencia esencial para la supervivencia entra en su novena semana, deben realizarse esfuerzos internacionales concertados para evitar que esta catástrofe humanitaria alcance un nuevo nivel sin precedentes», denunció el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, este martes.
Continúan los bombardeos
Todo esto ocurre a la vez que el Ejército israelí continúa sus incesantes bombardeos sobre el enclave palestino. Fuentes médicas anunciaron que este viernes murieron al menos 22 personas en ataques israelíes. Uno de ellos en Bureji, en el centro del enclave, mató a nueve miembros de la misma familia. Los pocos hospitales que aún funcionan de forma parcial están desbordados por la gran cantidad de muertos y heridos, mientras el personal sanitario advierte que muchos palestinos están muriendo debido a la escasez de suministros médicos. El Comité Internacional de la Cruz Roja ha reconocido que la respuesta humanitaria en Gaza está al borde del «colapso total», y que los palestinos se enfrentan a una «lucha diaria por sobrevivir».
Por su parte, parece que las autoridades israelíes planean permitir la entrada de asistencia en el enclave en las próximas semanas. Un funcionario israelí y otro árabe han reconocido a The Times of Israel que Tel Aviv está planteando alterar radicalmente la forma en que se distribuye la ayuda, y hacerlo a través de la distribución por parte de organizaciones internacionales y contratistas de seguridad privada a familias individuales de Gaza. Aún así, las necesidades son brutales. Para detener la propagación de la hambruna, haría falta que cada día 600 camiones entrasen al enclave. La UNRWA ha denunciado que hay al menos 3.000 camiones de ayuda bloqueados en la frontera con Gaza.
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