El Reino Unido y Francia plantean enviar hasta 30.000 soldados a Ucrania tras la firma de un eventual acuerdo de paz
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El Reino Unido y Francia siguen adelante en su plan de desplegar tropas en Ucrania en caso de que se alcance un acuerdo de paz. Altos mandos militares apuntan a que los dos países estarían dispuestos a desplegar hasta 30.000 soldados sobre el terreno, los cuales contarían con apoyo marítimo y aéreo a través de aviones espía, drones e información obtenida por satélite. También está encima de la mesa el uso de los cazas británicos ‘Typhoon’ para ayudar a proteger el espacio aéreo ucraniano y garantizar la seguridad de los vuelos comerciales, según ha señalado la prensa británica, aunque la participación de Estados Unidos con algún tipo de «respaldo» seguiría siendo necesaria para sostener la paz en el país.
Las 30.000 tropas quedarían lejos de las cifras exigidas por el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, que se sitúan por encima de los 100.000 efectivos. También está en el aire la posibilidad de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, apruebe prestar algún tipo de apoyo a los países europeos en esta eventual misión de paz y que Rusia acepte estas condiciones en el marco de las negociaciones que ha iniciado con Washington esta semana. Tanto el primer ministro británico, Keir Starmer, como el presidente francés, Emmanuel Macron, trasladarán sus planes a Trump en las dos visitas que tienen programadas a la Casa Blanca la próxima semana.
Reticencias al plan
Los dos líderes europeos coinciden en la necesidad de que Europa aumente el gasto y la producción militar y tome un papel protagonista en la defensa de Ucrania a largo plazo. Pero el envío de tropas sobre el terreno ni siquiera cuenta por ahora con el apoyo unánime de sus socios europeos, especialmente el del canciller alemán, Olaf Scholz, quien consideró «inapropiado» plantear esta posibilidad en un momento en el que Ucrania todavía no ha sido invitada a sentarse en la mesa de negociaciones para decidir su propio futuro. Otros países, como España e Italia, también mostraron sus reticencias en la reunión mantenida este lunes en París.
La posibilidad de enviar tropas a Ucrania también ha planteado dudas en el Reino Unido, especialmente en lo que se refiere a la capacidad del Ejército británico para garantizar la seguridad en el país. Se estima que Londres podría contribuir a la misión de paz con cerca de 20.000 efectivos, algo menos del 30% de sus tropas, pero los expertos consideran que estas cifras son excesivamente optimistas. También está en duda la capacidad de reforzar el apoyo armamentístico con la meta actual de gasto militar, fijada en el 2,5% del PIB. Algunos altos mandos militares han pedido al Gobierno británico que amplíe este objetivo hasta el 2,65%.
Gasto militar
Starmer se ha comprometido a «hacer más» en lo que respecta a las contribuciones europeas a la OTAN, pero el incremento del gasto militar supondrá previsiblemente un nuevo dolor de cabeza para su Gobierno, que está buscando desesperadamente fórmulas para acelerar el crecimiento económico y para evitar nuevas subidas de impuestos y recortes de gasto público. Por ahora las previsiones no son nada optimistas: la inflación ha subido esta semana hasta el 3%, su nivel más alto en los últimos 10 meses, y la posibilidad de que el Banco de Inglaterra reduzca los tipos de interés es cada vez más remota.
La ministra de Finanzas, Rachel Reeves, ya ha pedido a los responsables de los distintos ministerios que busquen fórmulas para reducir sus presupuestos en hasta un 11% para 2029, pero algunos miembros del Ejecutivo consideran que no será suficiente para hacer frente al aumento del gasto público y ya han pedido a Starmer que apruebe una subida en el impuesto de la renta para los más ricos, según señala el diario ‘i News’.
Esta posibilidad no parece convencer por ahora al primer ministro, quien prometió en la campaña electoral que no subiría el impuesto de la renta ni las contribuciones a la seguridad social a los trabajadores. Los partidarios del aumento señalan, sin embargo, que al Partido Conservador le costará oponerse a esta medida si eso supone garantizar la seguridad en Europa y, por extensión, también en el Reino Unido.
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