El trágico desconcierto de la izquierda
La izquierda se duele de que en las clases populares no pocos migren a posiciones reaccionarias en las que coinciden con las elites del dinero. Pero ¿no ocurrió algo parecido -aunque sin urnas por medio- cuando la Ilustración y sus «novatores» se vieron zarandeados por un casticismo popular que al grito de ¡vivan las caenas!, clamaba por el viejo régimen?. Y, ¿no viene de ahí, con su Guerra de la Independencia (que estalla en Madrid), la parte más prieta de la nación española?. La izquierda progresista siempre ha sido una minoría que solo era alguien aliada con la clase obrera y/o con el centro. Caída la gran industria, con sus sindicatos dentro, y escindidas las clases medias entre una parte herida y otra ascendida, la izquierda deberá rehacerse al servicio de las grandes causas de la humanidad si aspira a otra cosa que ser una muleta moderada de la derecha, como en Alemania.
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