Emmanuel Macron planea crear una mili voluntaria en Francia
La amenaza rusa parece estar cada vez más cerca de casa. Sigue causando muertes en Ucrania y poco a poco se enfada más contra sus aliados europeos.
Ante la gran posibilidad –remota pero simbólicamente poderosa– de que el ejército rojo algún día desembarque en suelo francés, El presidente Emmanuel Macron ha reabierto un debate que parecía latente: el papel del servicio nacional en la formación cívica de los jóvenes y su vínculo con la defensa. Lejos de abogar por un retorno clásico al servicio militar obligatorio -eliminado en 1997 por Jacques Chirac-, Macron ha pedido al Ministerio de Defensa que considere un “rediseño importante” del actual Servicio Nacional Universalcon una militarización menos tradicional y más atención a la ciudadanía, las reservas y la cohesión social. O al menos, así lo vende el presidente.
Lo primero que salta al pensamiento colectivo nacional es la imagen de los soldados franceses muriendo en combate, pero Macron se apresuró a aclarar que “no se trata de enviar a nuestros jóvenes a Ucrania”. Entonces ¿de qué se trata?
La ministra delegada de Defensa, Alice Rufo, explicó el asunto, intentando calmar los ánimos: están buscando reanudar el servicio militar, reemplazando su antigua naturaleza obligatoria por una palabra clave más amigable: voluntariado. La ministra afirma que existe entre los franceses una verdadera voluntad de alistarse o comprometerse militarmente con el país y en este sentido, explica, existen diferentes formas de realizar el servicio militar, más allá de partir hacia Donbass.
Uno de los pilares del nuevo diseño del servicio militar francés es la Programa de formación en profesiones militares y especialidades técnicas utilizadas en las fuerzas armadas. Una formación de 10 meses de duración, con un pago de 1.000 euros al mes por voluntario. A diferencia del SNU, este programa incluirá capacitación en manejo de armas. Se espera que unos 3.000 jóvenes participen en el programa el próximo año, con vistas a inscribir a unos 50.000 de aquí a 2035.
Macron justifica la renovación del servicio militar en Francia con dos ejes principales: cohesión nacional y seguridad. El proyecto pretende combatir la desconexión total de los jóvenes con las instituciones y el sentimiento de fragmentación social. Es decir, revertir el desinterés por el bien común francés que se ha acentuado a lo largo de los años. El presidente ve el servicio militar voluntario como una especie de «crisol republicano», un espacio donde jóvenes de diferentes orígenes podrían reunirse, compartir experiencias y asumir una responsabilidad común: la defensa de Francia.
Con respecto a la seguridad, Macron considera necesario fortalecer el vínculo entre la sociedad civil y las fuerzas armadas, ante el conflicto con Rusia. Algunos de los jóvenes que seguirían este camino podrían incorporarse a las reservas militares, ampliando la lista de personas preparadas para responder en casos de crisis.
De hecho, este planteamiento forma parte de la actual Ley de Programación Militar: el Gobierno ya prevé un fuerte aumento de la reserva, y parte del objetivo del nuevo modelo sería llegar a 80.000 reservistas en 2030, frente a los 47.000 actuales.
Reacciones políticas
Por supuesto, el proyecto no está exento de críticas. El primero está relacionado con los costos: Se estima que el nuevo servicio militar voluntario podría requerir un presupuesto de 5.000 millones de euros al año. Sin embargo, esta cifra está muy por debajo de lo que costaría la vuelta al servicio militar obligatorio -como se conocía antes de 1997-, que supondría un gasto de 7.000 a 14.000 millones de euros anuales, dependiendo de la duración del servicio.
A nivel político, el primer secretario del Partido Socialista, Olivier Faure teme que el servicio militar sirva para reunir a jóvenes con mayores dificultades socioeconómicas y no como punto de encuentro entre franceses de cualquier origen.
Sin embargo, el líder socialista reconoció que “es un elemento disuasorio” frente a la amenaza rusa. Por su parte, Reunión Nacional, encabezada por Marine Le Pen, favorece un “servicio nacional obligatorio, tanto para mujeres como para hombres, de sólo tres meses”.
El otro aspecto que preocupa es la respuesta de los jóvenes. Aunque el Ministerio de Defensa asegura que muchos franceses de entre 18 y 25 años están dispuestos a ofrecerse como voluntarios para las fuerzas armadas, la realidad podría ser otra. Desde 1997, el presidente Chirac –y sus sucesores– priorizaron la educación universitaria sobre el entrenamiento militar, contribuyendo a lo que hoy se conoce como la “profesionalización” de Francia. En este contexto, cambiar la mentalidad universitaria para migrar hacia el deseo militar puede ser una tarea titánica.
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