En los telediarios israelís no ves ni un niño palestino muerto
La periodista Beatriz Lecumberri ha cubierto el conflicto entre palestinos e israelís desde 2002 y entre 2014 y 2019 vivió de forma permanente en Jerusalén, ejerciendo de corresponsal para diversos medios. Fruto de ese trabajo, de su experiencia y conocimiento, ha publicado recientemente ‘Palestina, la tierra estrecha’, un libro con el que trata que el lector ensanche su mirada uy “acepte la complejidad y contradicciones” del conflicto, como le ocurrió a ella al acercarse a una realidad actualmente tan dramática.
-Hablemos de Gaza. ¿Hay un antes y un después del 7 de octubre?
-Yo creo que el antes y el después lo marca el año 2007, con la llegada de Hamás al poder tras ganar unas elecciones legislativas y el bloqueo que Israel impone sobre la franja una vez que Hamás toma las riendas de Gaza, se separa de la Autoridad palestina y ejerce un poder de facto. A partir de ahí nadie entra ni sale sin permiso de Gaza y eso repercute en un montón de aspectos de la vida diaria de sus habitantes. No solo los separa del mundo, también los separa del resto de los territorios palestinos, que es algo de lo que igual la gente no se da cuenta. Es como si nosotros no podemos ir de Madrid a Barcelona porque en el medio hay otro país que no nos deja pasar, no nos deja cruzar. Les limita en las cosas más cotidianas, impide que entre material, que entren medicinas, les impide salir, viajar, les impide seguir formándose. Esto es algo que se tiende a olvidar por la crudeza y la gravedad de del conflicto actual. Pero evidentemente, la miseria, el aislamiento, los problemas psicológicos, las guerras, los bombardeos no son cosa de octubre de 2023, vienen de antes.
-Hablas casi a diario con gazatís que siguen en la franja. ¿Qué te cuentan?
– Pues mira, justo hablaba hace unos días con un médico gazatí. Y me decía ‘si vinieras hoy, no sabrías ni dónde estás. No reconocerías las calles. No te ubicarías’. Me decía él que es como un terremoto masivo. Supongo que depende de las zonas. Veo las imágenes del centro de Gaza y pienso que no queda nada de lo que yo conocía. Si la franja ya era muy pequeña, ahora en los últimos tiempos, por arriba y por abajo, se va recortando, se va recortando. Cada vez más gente está en el medio, que es la única zona relativamente segura, que tampoco lo es y hay un hacinamiento muy difícil de imaginar. El acto de vida más simple, más cotidiano es increíblemente laborioso y difícil para ellos. Y resulta muy difícil imaginarnos es esa vida diaria tan complicada, tan llevada al extremo, tan deshumanizada donde todo te pone a prueba: encontrar agua, encontrar comida para tus hijos, encontrar un hogar donde medianamente sentirte seguro, transmitir esa seguridad, no perder la cabeza, intentar sobrevivir.
-También es muy difícil de imaginar cómo puede ser un futuro en Gaza…
-Este un tema que yo noto de las entrevistas que hago. Ellos no lo visualizan y es mejor no preguntar por eso. En Gaza ha habido ofensivas muy fuertes, sobre todo en 2014, donde hubo entre 1.200 y 1.400 muertos palestinos y una destrucción bastante importante. Pero más o menos todo el mundo tuvo un lugar al que volver. Si no era el tuyo, era otro que te buscaban. La diferencia es que ahora no hay donde volver. Solo retirar los escombros va a llevar meses, entonces ya no hablemos de reconstruir. Es muy difícil en este momento para ellos visualizarse en Gaza en un futuro. Hay gente que te dice cada vez más gente abiertamente que se quiere ir. Y hay gente que te dice también, pues, desde un punto de vista mecánico, hasta patriótico que se quieren quedar. Pero la realidad es que ellos no saben ni dónde ni cómo se van a quedar.
-¿Te resulta duro hablar con ellos?
– Sí. Claro, pero que sea duro para mí o para los que hacemos esto, no importa. Lo duro es para ellos. Yo creo que no nos llegamos a imaginar lo mal que lo están pasando gente que se nos parece, gente que hasta hace un año y medio tenía una vida relativamente normal porque, claro, los vemos ahora y parece que toda la vida ha vivido en la tienda de campaña. No y no. . Era gente que tenía su casa, su baño, su supermercado, su farmacia, su escuela, su lugar de trabajo, pues dentro de esa Gaza aislada y bastante miserable donde había mucho desempleo y donde había mucha pobreza e injusticia, tenían su vida… Iban a tomar un café, visitaban a la familia, eh, tenían sus huertas, sus piscifactorías. En Gaza la gente no pasaba hambre porque entre la ayuda humanitaria, la labor de UNRWA, y la autosuficiencia, había de donde comer mal que, bien. En Gaza no había alfabetismo. La gente se educaba, aunque igual no podía luego a encontrar un trabajo en lo suyo. Iba a la universidad. Había un afán por aprender y por formarse. En fin no pensamos que esa gente que está ahí en una tienda de campaña hasta hace poco tenía una vida que se parecía bastante a la nuestra.
-¿Qué información le llega a la sociedad de Israel de lo que está pasando?
-La sociedad israelí nunca ha sabido realmente lo que está pasando. Yo siempre digo que es tremendamente instructivo poner en internet un rato del telediario israelí. Y aunque no entendamos nada, ver las imágenes. Y ahí, no ves un solo niño palestino muerto, no ves las colas del hambre, no ves los vecindarios destrozados, ves otras cosas. Creo que la única manera de seguir adelante para una parte de la sociedad israelí ha sido mirar hacia otro lado, cerrar los ojos y también comprar el argumento del miedo, que a me parece una cuestión muy importante. El Gobierno israelí, no solo este sino otros anteriores, ha vendido esa idea de que en Gaza Hamás quiere destruir Israel, que no digo que no sea verdad, pero no toda Gaza es así. Es como decir que toda España, como gobierno Pedro Sánchez, todos somos socialistas y no somos todos socialistas. En Gaza no hay dos millones de electores de Hamás. Nunca los ha habido. Y nunca los habrá. Pero vende esa deshumanización, eso de que ‘en Gaza solo quieren destruirnos como si Gaza fuera un todo’. Bueno, pues una parte de la sociedad israelí la compra. Claramente no es verdad pero sí que ayuda a salir adelante porque que desde el momento en el que tú humanizas, en el memento en el que tú ves el sufrimiento de los civiles inocentes, es muy difícil seguir como si nada. Entonces, una parte de la sociedad israelí ha tomado la decisión de no querer ver, de no querer mirar.
-¿Hasta cuándo?
-No sé hasta qué punto eso se puede mantener en el tiempo porque estamos viendo también como la ocupación daña la sociedad israelí desde muchos puntos de vista, Aunque ellos digan ‘estamos ganando’, pues no es verdad porque ha habido muchos soldados muertos. Y no hablo de los del 7 de octubre, sino después. Son cifras que nunca sabremos. Hay un sufrimiento muy grande. Hay una parte de la población de Israel que tampoco ha podido volver a su casa. Hay un impacto financiero de la guerra muy fuerte que se resiente en el bolsillo del israelí. Hay gente también que se ha ido de Israel porque no quiere salir viviendo así. La ocupación es una herida muy profunda también para la sociedad israelí. Tú puedes poner tintas pero eso va a salir porque no es sostenible, no puede ser.
-Este conflicto dura ya muchas décadas. ¿Es este un momento determinante para el futuro o solo uno más?.
– Yo creo que nada podrá ser igual después de esto porque evidentemente en Gaza ya no sé cómo se va a poder vivir y estamos hablando de dos millones de personas. En Gaza la vida como la conocíamos hasta octubre de 2023 no va a volver en mucho tiempo. Entonces, evidentemente abrimos una nueva página del conflicto. No sé cuál es, eh, pero abrimos una nueva página. Esto está clarísimo porque hay mucha gente que no va a poder vivir como vivía. Y en Cisjordania también están pasando muchas cosas. Ha habido gente expulsada de sus pueblos, ha habido un avance de la colonización importante. Pero sinceramente, no sé cuál es esa página. No lo sé, porque no sé hasta dónde va a llegar el compromiso de la comunidad internacional. Es una nueva página pero no sé si va a ser mejor o peor, pero está claro que, como antes lo va a ser.
-La comunidad internacional, o un parte de ella, sigue hablando los dos estados
– Pues, imagínate como es un estado palestino cuando tienes una Gaza en ruinas, y una Cisjordania llena de colonias israelís salpicadas por todo el territorio… como se construye un estado así, de verdad que alguien me lo explico porque yo no lo veo. Esa solución de dos estados es como muy caduca. No sé yo qué tipo de estado palestino se puede construir en este momento sobre qué tipo de ruinas o sobre qué tipo de violación del derecho internacional se puede construir un estado palestino que se pueda llamar estado y palestino.
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