Es una grave traición a la humanidad
La ofensiva llevada a cabo por el Ejército israelí en Gaza desde el 7 de octubre sigue marcando un antes y un después en todas las guerras que la humanidad ha presenciado. Y siempre para mal. Esta vez, Naciones Unidas ha puesto el foco en los trabajadores humanitarios: más de 380 de ellos murieron en 2024, una cifra récord que se concentra en la Franja de Gaza. En el enclave palestino se registraron 181 fallecidos mientras ejercían su labor de ayuda a la población.
La mayor parte de estos trabajadores «fueron atacados en acto de servicio o en sus hogares«, recoge la ONU en un informe hecho público este martes, que refleja un aumento del 31% respecto a las cifras de 2023, cuando se constataron 293 muertes. La organización aporta más datos relevantes: durante todo el año pasado, 308 de estos profesionales resultaron heridos, 125 fueron secuestrados y 45 detenidos.
El recuento de este 2025 presenta un terrible augurio: ya van 265 trabajadores humanitarios muertos en lo que va de año, una cifra que afecta especialmente a Gaza y Sudán. «Los primeros ocho meses de 2025 no muestran signos de que se vaya a revertir esta inquietante tendencia», señaló la Oficina de Coordinación Humanitaria de Naciones Unidas (OCHA).
La muerte de quienes intentan evitarla
Coincidiendo con la conmemoración del Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, varias organizaciones, comités y personalidades han expresado su estupefacción ante la trágica cifra de víctimas que realizaban labores humanitarias. Save the Children ha declarado que desde el año 2000, cada día un cooperante es asesinado, herido, secuestrado o detenido. En esta línea, el balance histórico es desolador: 8.500 ataques graves contra personal humanitario desde inicios de siglo, según los últimos datos de la Base de Datos de Seguridad de los Trabajadores Humanitarios (AWSD, por sus siglas en inglés).
Las entidades denunciantes han recordado además ques este año cumplen su 75 aniversario las Convenciones de Ginebra, que prohíben explícitamente atacar a civiles y a personal humanitario.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) ha presentado su propio balance: 18 voluntarios y trabajadores murieron en Gaza, Sudán, Sudán del Sur, Irán, Etiopía y República Democrática del Congo. La organización ha calificado los ataques como una «grave traición a la humanidad». El CICR ha hecho un llamamiento para que la Declaración para la Protección del Personal Humanitario se traduzca en acciones concretas, y ha sentenciado: «El coraje no protege, y la dedicación no esquiva las balas«.
En la misma línea, la Media Luna Roja Palestina (PRCS) ha denunciado que en Gaza han sido asesinados más cooperantes que en cualquier guerra previa. «Ningún Estado debe gozar de impunidad, la comunidad internacional tiene la obligación de proteger a los trabajadores humanitarios«, ha declarado su presidente, Younis Alkhatib.
La tónica del silencio continúa
El paralelismo de estas muertes con las de periodistas, justificadas por Israel por una supuesta asociación con el grupo islamista Hamás, es evidente. El 23 de marzo de 2025, en Rafah, ocho paramédicos, seis rescatistas de Defensa Civil y un trabajador de la ONU fueron asesinados por las fuerzas israelíes mientras se dirigían a una misión de rescate.
Los cadáveres fueron hallados con disparos en la cabeza y en el pecho; vehículos y cuerpos habían sido enterrados por el propio Ejército, que posteriormente admitió haber disparado contra «vehículos sospechosos» que resultaron ser el medio de trabajo de los fallecidos: ambulancias y camiones de bomberos.
«Los ataques a esta escala, con cero rendición de cuentas, son una vergonzosa muestra de la inacción y la apatía internacionales», señaló el coordinador humanitario de la ONU, Tom Fletcher, quien además aseveró: «Un solo ataque contra un trabajador humanitario es un ataque contra todos nosotros y contra las personas a las que servimos«.
Suscríbete para continuar leyendo
Puedes consultar la fuente de este artículo aquí