Escándalo religioso-sexual en Tailandia: detenida una mujer por seducir, acostarse y chantajear a monjes budistas
Ni honrados ni honestos eran los monjes, tan pecadores por encima como por debajo de la cintura. La policía tailandesa ha detenido esta mañana a una mujer que chantajeó a una decena de altos cargos budistas tras seducirlos y encamarse con ellos. Los pagos millonarios para silenciar su celibato distraído llegaron a menudo de las donaciones recibidas por los templos. No son raros los escándalos con monjes en Tailandia, donde tampoco las túnicas blindan de las tentaciones, pero la prensa nacional etiqueta este como el mayor de la Historia por la enjundia de los acusados y anima a una revolución catárquica.
Las investigaciones empezaron después de que el abad Phra Thepwachirapanok abandonara súbitamente el templo que dirigía y colgara los hábitos el mes pasado. La policía descubrió un pago desde la cuenta bancaria del templo de 380.000 bats (unos 10.000 euros) a una mujer de 35 años, Wilawan Emsawat, que residía en una lujosa mansión al norte de la capital. Admitió el abad que había comenzado un romance con la detenida en mayo y que ella le exigió una manutención mensual para el hijo que decía haber tenido de él. También reconoció otros pagos desde su cuenta personal y aclaró que a la detenida le importó poco que el grueso de los fondos saliera de las arcas del templo. En el registro policial de su vivienda, el 4 de julio, se hallaron una decena de túnicas budistas y cinco teléfonos con una inabarcable colección privada de 80.000 fotografías y videos íntimos con varios monjes. Conservaba también los chats que revelaban las relaciones afectivas.
Chantaje millonario
«Creíamos que esta mujer era muy peligrosa y que teníamos que arrestarla lo antes posible», ha justificado hoy Jaroonkiat Pankaew, vicecomisario de la Oficina Central de Investigación, en una rueda de prensa multitudinaria. Ha compartido nuevos detalles de un caso mediático como pocos. Sólo en los últimos tres meses había recibido la detenida transferencias de 385 millones de bats (más de 10 millones de euros), aunque en sus cuentas sólo quedaban unos 8.000 bats (unos 200 euros). El resto se lo había tragado su ludopatía. Los estragos económicos que causaba su adicción a las apuestas online, señala la policía, ya la habían empujado a diseñar su plan. Se presentaba a los abades prometiendo importantes donaciones para el templo. Conseguida ya su atención, les seducía, encamaba, grababa y exigía donaciones en el sentido opuesto. Impresiona el listado de los nueve monjes ya expulsados de la curia y listos para afrontar los cargos criminales. La mitad eran abades y todos ostentaban cargos suficientemente relevantes para tener acceso a la caja del templo. Acumulaban influencia, grávitas y poder, eran idolatrados por el pueblo como monarcas.
Wilawan está acusada de un variado menú delincuencial que incluye extorsión, lavado de dinero y recepción de bienes robados. A los monjes se les juzgará por malversación de fondos públicos porque en Tailandia son considerados funcionarios. La cuantía de las ayudas mensuales que reciben del Estado, entre los 4.100 y los 13.700 bats (entre 108 y 362 euros), explica que recurrieran a los ahorros de sus templos.
Credibilidad dañada
Los monjes son tradicionalmente reverenciados en Tailandia pero una cadena de escándalos está amenazando su credibilidad. No han faltado abades con vidas a todo trapo, sin rastro de estoicismo ni pureza, o atroces historias de abusos sexuales a menores. El Gobierno pretende ahora recuperar la disciplina y moral monásticas y ha priorizado el caso. Ha anunciado una investigación de la red nacional de templos, ha abierto una línea pública para denunciar comportamientos sospechosos y aprobará leyes que fiscalizarán la contabilidad de los centros religiosos. Los más célebres reciben de los fieles donaciones tan cuantiosas como poco transparentes, recibidas en ocasiones por sus representantes a cambio de indulgencias. «Investigaremos a los monjes de todo el país. Estoy seguro de que los efectos de esta investigación nos conducirán a muchos cambios», ha vaticinado hoy Jaroonkiat.
Temen los tailandeses que esto sólo sea el comienzo. Esas 80.000 fotos y la febril ludopatía de la detenida sugieren un listado de chantajeados mucho más largo. «En el sistema clerical profundamente feudal en Tailandia, los monjes disfrutan de privilegios, riquezas y deferencias. La gente se postra ante ellos y pocos les cuestionan (…) El escándalo expone un sistema de mentiras e hipocresías. El alto número de implicados indica que no son casos aislados sino lo habitual entre los muros del templo», señala un artículo del matutino Bangkok Post. Recordaba también el reciente robo de 10 millones de bats (unos 265.000 euros) de la habitación del abad del templo Wat Muang. Cuando le preguntaron por qué tenía esa fortuna, reveló sus emolumentos por acudir a invitaciones y ceremonias. «Sólo socializo con los ricos», aclaró.
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