Europa acelera acuerdos comerciales con Latinoamérica y Asia para reducir la dependencia de EEUU

Ante la guerra arancelaria impulsada por Donald Trump, Europa ha salido a buscar aliados con los que comerciar para reducir su dependencia de EEUU. Este giro estratégico ha llevado a una aceleración en las negociaciones con gran parte de Latinoamérica mientras que, en Asia, se enfoca en la India mientras sigue considerando a China un competidor absoluto.
«El panorama geopolítico ha dado un giro de 180 grados y las tensiones comerciales se han disparado por los aranceles estadounidenses», admite a EL PERIÓDICO Oihane Agirregoitia, vicepresidenta de la Delegación para las Relaciones con Mercosur y europarlamentaria del Partido Nacionalista Vasco (PNV). El acuerdo de la UE con Mercosur, bloque integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, ha sido una de las principales prioridades. Tras dos décadas de estancamiento, se logró un pacto en cuestión de meses, aunque su ratificación todavía enfrenta obstáculos. No obstante, los avances recientes reflejan el interés europeo por fortalecer sus lazos comerciales más allá de EEUU.
En el primer mandato de Trump, Bruselas se centró en adoptar medidas contraarancelarias a las políticas proteccionistas estadounidenses. Sin embargo, con el regreso del magnate a la Casa Blanca, los líderes de la UE se quieren presentar haciendo un frente común que les dé más poder de negociación. Y, para ello, necesitan una posición más ventajosa en el comercio internacional, desde la que se puedan reafirmar como un bloque regional con influencia transatlántica. El comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic, ha expresado su disposición a discutir reducciones arancelarias en bienes industriales, incluidos los automóviles, durante su reciente visita a Washington. Mientras, Bruselas trata de ponerse al día con todos los acuerdos que habían quedado en un limbo en las últimas décadas.
De México al Cono Sur
América Latina ha sido un objetivo primordial para la UE. Por un lado, el acuerdo con Mercosur tiene como objetivo promover la cooperación económica y reducir las barreras comerciales entre ambos bloques firmantes. En diciembre, después de 20 años de negociaciones, se alcanzó un primer acuerdo. No obstante, el proceso ha enfrentado retrasos debido a preocupaciones medioambientales.
«El acuerdo UE-Mercosur es el mayor acuerdo comercial jamás cerrado por la Unión Europea», ha valorado Agirregoitia, ya que abre «la puerta a un mercado de 700 millones de personas«. Más allá de «diversificar y buscar socios fiables», la eurodiputada espera que este tratado ayude a «evitar dependencias tan grandes como las que la UE ha tenido y sigue teniendo para abastecernos de determinadas materias primas».
Aunque celebrando sus beneficios potenciales, reconoce que la UE es «consciente de los recelos y la preocupación que todavía suscita en materia de agricultura y seguridad alimentaria«, especialmente en países como Francia, Irlanda, Polonia o Bélgica. Por ello, la eurodiputada señala que «hay que incluir salvaguardas para los sectores más vulnerables» y «responder a posibles desequilibrios». «La preocupación es real», añade.
Las reticencias vienen de algunos Estados miembros, entre los que se cuentan España y Francia, con un sector agrario muy organizado que se preocupa por la llegada de fruta y verdura de Latinoamérica a precios más bajos que la producida localmente. Otras preocupaciones de los Estados miembros son por normativas medioambientales y de deforestación en la Amazonía. Del otro lado del Atlántico, el presidente de Argentina, Javier Milei, también ha expresado dudas sobre Mercosur, argumentando que el bloque limita las posibilidades de Argentina para negociar acuerdos bilaterales, especialmente con Estados Unidos, lo que genera incertidumbre sobre el futuro del acuerdo.
En paralelo, la UE ha puesto el foco en un país clave, que también está sufriendo los aranceles de Trump. «Podremos ofrecer a México un acceso preferencial al mercado europeo que le permitirá reducir las dependencias de otros socios», explica a este diario el eurodiputado español Antonio López-Istúriz (PP). La modernización del Acuerdo Global UE-México refleja el compromiso de la UE con América Latina, y se espera que el Consejo de la UE lo apruebe antes del verano de este año. El pacto incluye el acceso preferencial de las empresas europeas a licitaciones públicas en México, la ampliación de la protección de la propiedad intelectual entre ambos países, y la eliminación de los aranceles en productos alimentarios y bebidas, beneficiando sectores como el financiero, las telecomunicaciones y el transporte.
India si, China no
Entre los dos gigantes asiáticos, China y la India, la UE ve un abismo insuperable. «Para la UE, China es un competidor económico y un rival sistémico», apunta a EL PERIÓDICO Engin Eroglu, presidente de la Delegación para las Relaciones con China y europarlamentario alemán del grupo centro-derecha Renew Europe. Esto impone un contraste con la relación tradicionalmente cercana con EEUU, con quien Europa ha generado interdependencias comerciales desde un tipo de alianza que no está dispuesta a reproducir con China.
«Que EEUU tenga una nueva administración no significa que China se convierta en un socio digno de confianza de la noche a la mañana», añade Eroglu. Si bien la UE está dispuesta a cooperar con China en áreas como la tecnología verde, también subraya la necesidad de abordar preocupaciones persistentes sobre las condiciones en el acceso al mercado y las prácticas de subvenciones injustas. También las preocupaciones de derechos humanos de los trabajadores o medioambientales, aunque las preocupaciones de seguridad pasan por delante. «La digitalización también ha aumentado los riesgos de las puertas traseras digitales», insiste.
En cambio, con la India, la UE está mostrando más manga ancha. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, visitó recientemente Nueva Delhi en un intento de revitalizar las relaciones con el primer ministro indio, Narendra Modi. Ambos anunciaron su compromiso de concluir un acuerdo de libre comercio antes de fin de año, junto con planes para establecer una asociación de defensa y seguridad similar a los acuerdos de la UE con Japón y Corea del Sur. Atrás quedaron las preocupaciones de la UE por que Modi no condenara frontalmente la invasión rusa de Ucrania. En el nuevo orden comercial y mundial, el giro es de 180 grados.
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