Europa estorba en la nueva geopolítica
En solo una semana, a Europa le ha mandado un misil dialéctico Vladimir Putin y otro Donald Trump. Europa estorba claramente en el nuevo panorama geopolítico mundial que se está forjando: por su empeño en defender un espacio de paz, de respeto a los derechos humanos y de mayor justicia social, aunque país por país quede mucha desigualdad por resolver.
[–>[–>[–>Putin fue desafiante al espetar sin venir a cuento: «Si Europa quiere guerra, la tendrá. Estamos listos». Silencio de la Unión Europea y declaraciones del secretario general de la OTAN, Mark Rutte, pidiendo respeto. Aún no se había digerido el impacto, cuando Estados Unidos publicaba un documento que se puede interpretar como un menosprecio a las instituciones del Viejo Continente y el anuncio sin matices de que va a interferir en las campañas electorales nacionales, impulsando a los partidos de extrema derecha.
[–> [–>[–>Ucrania ha resultado ser el banco de pruebas del nuevo expansionismo ruso. Y la paz justa aparece cada vez más lejana si Estados Unidos retira su apoyo como parece confirmarse. Francia, Reino Unido, España, Alemania y Polonia, especialmente, junto a otros países de menor tamaño, como Finlandia, quieren plantar cara y no dejar que Zelenski caiga. La revista alemana «Der Spiegel» informa de una conversación telefónica entre Macron, el canciller alemán Friederich Merz, Mark Rutte y el presidente finlandés, Alexandre Stubb, advirtiendo a Zelenski de «la posibilidad de que Estados Unidos traicione a Ucrania en la cuestión territorial sin ofrecer garantías de seguridad claras». Los participantes no reconocen estas afirmaciones, pero todo el mundo sabe qué es exactamente lo que piensan.
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Entretanto, Donald Trump ya ha recibido un sucedáneo del Premio Nobel de la Paz, pero concedido desde el deporte (la FIFA de la Paz), premio creado por su presidente, Gianni Infantino, hace solo un mes y preparado expresamente para agasajar a Trump, quien «presidirá» el Mundial 2026 al jugarse en Estados Unidos. Y llega este galardón mientras en el Congreso norteamericano se pedían explicaciones por las 87 muertes de tripulantes de 22 embarcaciones en el Caribe a disparos de la Marina de Trump sin pruebas de que se tratara de narcolanchas, ni identificación de las víctimas.
[–>[–>[–>En paralelo, India y Rusia relanzan la cooperación militar y energética -Nueva Delhi seguirá comprando petróleo ruso- y el líder chino Xi Jinping rechazó cualquier responsabilidad suya en la guerra de Ucrania. Pero el eje Moscú-Pekín existe y presiona a Europa en lo militar y lo comercial. Si a eso se suma la lejanía cada vez más evidente del principal socio, Estados Unidos, cabe concluir que Europa está amenazada en su soberanía.
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El impulso descarado, y ahora publicitado, a los partidos de extrema derecha amenaza con cambiar el paisaje. Véanlo país por país. En Francia el sucesor de Le Pen es favorito en las presidenciales. En Italia ya gobierna Giorgia Meloni. Hungría, con Orban, siempre fue pro Putin. Y en España no solo es que suba Vox, y también otras fuerzas incluso más radicales como Aliança Catalana y grupúsculos varios, es que Santiago Abascal se atreve a anunciar que, según como vayan las cosas en Extremadura el próximo 21 de diciembre, condicionará su apoyo al PP a que retiren a la candidata María Guardiola, con la que siempre rivalizó. Así las cosas, Alberto Núñez Feijóo debería tomar nota porque le puede suceder lo mismo: que gane pero que no gobierne; esta vez por imposición de Abascal. Ojo, Alberto.
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