Europa retrasa la presentación de su nuevo objetivo de reducción de emisiones pero asegura que será «ambicioso»
Todos los países del mundo se preparan para entregar este año los planes de reducción de emisiones más ambiciosos hasta la fecha. Europa, por su parte, también está avanzando en la creación de una nueva hoja de ruta para reducir su huella de carbono pero, tal y como ha admitido el comisario de Clima, el holandés Wopke Hoekstra, es probable que la publicación de esta propuesta se retrase más allá del ‘deadline’ oficial. La propuesta legislativa con los nuevos objetivos de reducción de emisiones debía presentarse como tarde en febrero pero, por ahora, parece que las negociaciones siguen atascadas. En una reciente comparecencia ante la Eurocámara, Hoekstra ha afirmado que es “poco probable” que la propuesta llegue a tiempo pero ha asegurado que será “ambiciosa”.
[–>[–>[–>[–>La Comisión Europea también tiene pendiente evaluar los planes nacionales de reducción de emisiones de los países miembros como, por ejemplo, el caso de España y su propuesta para reducir sus emisiones un 32% para 2030. Y es que la normativa establece que los países de la UE tienen la obligación de diseñar estrategias a diez años vista para contribuir a alcanzar los objetivos del Acuerdo de París. Por ejemplo, planteando objetivos y políticas para reducir las emisiones en sectores concretos, innovación e inversión en sistemas de captura, políticas para paliar el impacto socioeconómico de la descarbonización, entre otros. Hasta ahora, solo 22 países han entregados sus planes actualizados en materia de energía y clima por lo que, a falta de los últimos que quedan por entregar, la Comisión afirma que aún no está en disposición de realizar una evaluación conjunta.
[–>La Comisión aduce que aún no tiene todos los planes nacionales en materia de energía y, por lo tanto, no puede realizar una evaluación conjunta
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Los gobiernos europeos ya presentaron sus primeras estrategias de reducción de emisiones en 2020 pero, tal y como se establece en el Acuerdo de París, estos deben ser actualizadas cada cinco años. Es decir, que este 2025 los gobiernos deberán revisar si sus planes son compatibles con las promesas climáticas de Europa y, además, si son coherentes con los planes nacionales integrados de energía y clima de los Estados. Los gobiernos presentaron un borrador en 2021, y después han ido actualizando el documento y modificando el objetivo de reducción de emisiones en función del mismo. El plazo expiraba en 2024. Este año, la Comisión deberá evaluar los planes y establecer para cada país objetivos concretos y legalmente vinculantes.
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El plan europeo actual fijaba como objetivo reducir las emisiones un 55% respecto a los niveles de 1990 para el año 2030
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Todo apunta a que la propuesta que se presentará en los próximos meses será sustancialmente más potente que el anterior objetivo propuesto por los Veintisiete, que consistía en reducir las emisiones un 55% respecto a los niveles de 1990 para el año 2030. Aun no han trascendido cifras oficiales pero el mismo Hoesktra asegura que será algo “ambicioso”. En esta nueva propuesta se establecerá un objetivo europeo comunitario y, dentro de este, también se hará un reparto de responsabilidades por país teniendo en cuenta, por ejemplo, el PIB de cada estado a la hora de establecer objetivos nacionales. La duda está en hasta qué punto se podrá cerrar una cifra ambiciosa y realista en el contexto geopolítico actual.
[–>[–>[–>[–>La mayoría de las medidas verdes impulsadas por Europa se llevaron a cabo coincidiendo con la marea de jóvenes ecologistas de la generación de Greta Thunberg
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Buena parte de la legislación y los objetivos de lucha contra el cambio climático se marcaron entre 2015 y 2019. Entonces, fueron las protestas por la falta de acción política, lideradas en su mayoría por los jóvenes activistas de la generación de Greta Thunberg, que se tradujeron en una ola verde que marcó las elecciones y la configuración tanto de la Eurocámara como de la Comisión Europea. El estallido del ‘Fridays for future’, por ejemplo, consiguió que la Eurocámara aprobara la declaración de emergencia climática y la Comisión Europea presentó su Pacto Verde Europeo, una compleja batería de leyes, reformas, y recomendaciones que debía contribuir a transformar la economía, la industria, el transporte, la agricultura, la energía para hacerlas más sostenibles.
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El viraje a la derecha de la Eurocámara siembra dudas sobre el futuro de las políticas verdes
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Cinco años después, el viraje político es a la derecha. Es la representación de grupos conservadores, incluso de extrema derecha, a menudo escépticos del cambio climático, lo que ha crecido en los últimos años. Y a pesar de los avances, este cambio se ha traducido también en importantes pasos atrás. Algunos ejemplos son la flexibilización de los objetivos de sostenibilidad de la Política Agrícola Común, la reducción de la ambición en políticas importantes como la ley de restauración de la naturaleza, o incluso el retraso de la entrada en vigor de otras como la ley contra la deforestación. El cambio climático ya no es una de las principales prioridades de la Comisión, tampoco de los gobiernos, sino un condicionante en las políticas industriales o de seguridad, un factor de riesgo para la economía.
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Está previsto que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, presente el plan de trabajo para su Ejecutivo en las próximas semanas. Pero lo cierto es que el foco ya no está tanto en seguir poniendo en marcha políticas ambiciosas sino en lograr que, al menos aquellas que ya están en marcha, funcionen. Por eso estos planes a largo plazo son tan importantes.
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