EVITAR DESPIDO | Esto te puede salvar de un despido: y no es la baja médica
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Muchas personas creen que darse de baja médica es la mejor forma de protegerse cuando sospechan que su empresa planea despedirlas. Esta idea, aunque común, es un error. La baja médica no garantiza la inmunidad frente a un despido y, en algunos casos, incluso puede acelerar el proceso si la empresa argumenta causas objetivas. Sin embargo, existe una estrategia más eficaz que puede hacer que la empresa se lo piense dos veces antes de despedirte: reclamar tus derechos por escrito.
La falsa creencia de la baja médica como protección
Es habitual pensar que estando de baja médica la empresa no puede despedirte. Pero la realidad es que un despido puede producirse incluso durante una incapacidad temporal, siempre que se aleguen causas válidas, como razones económicas o disciplinarias no relacionadas con la baja. Esto deja al trabajador en una posición vulnerable si no ha tomado medidas para protegerse.
Además, en un contexto laboral donde las bajas prolongadas pueden generar tensiones, depender únicamente de esta opción como escudo puede resultar contraproducente. La empresa podría buscar una justificación que nada tenga que ver con el estado de salud del trabajador para proceder con el despido.
La estrategia clave: reclamar tus derechos por escrito
Los abogados laboralistas coinciden en que reclamar formalmente los derechos laborales puede ser una estrategia mucho más efectiva. ¿Por qué? Porque si la empresa tenía la intención de despedir al trabajador y lo hace justo después de una reclamación, será fácil argumentar que se trata de una represalia.
Cuando un despido se percibe como represalia a una reclamación laboral legítima, el trabajador tiene la opción de impugnarlo. Si un juez determina que el despido fue una consecuencia directa de esa reclamación, puede declararlo nulo, lo que conlleva importantes consecuencias a favor del trabajador.
¿Qué significa que un despido sea nulo?
Un despido nulo implica que la empresa debe:
- Reincorporar al trabajador en su puesto, en las mismas condiciones previas al despido.
- Pagar los salarios dejados de percibir desde la fecha del despido hasta el momento en que se dicta la sentencia.
- Abonar una indemnización, si así lo determina el juez, por daños y perjuicios.
Este escenario resulta poco atractivo para cualquier empresa, lo que explica por qué una reclamación formal puede ser una herramienta de protección eficaz. El riesgo económico y reputacional que supone un despido nulo hace que muchas empresas reconsideren su decisión.
Cómo realizar una reclamación efectiva
Si sospechas que tu empresa planea despedirte, lo recomendable es presentar tus reclamaciones por escrito y dejar constancia clara de ellas. Algunas formas de hacerlo son:
- Enviar un correo electrónico certificado o con acuse de recibo.
- Presentar una carta formal firmada y sellada por el departamento de recursos humanos.
- Utilizar canales oficiales de reclamación interna si la empresa los tiene.
Es fundamental que el contenido de la reclamación sea claro, profesional y documentado, citando las leyes o derechos que se están vulnerando. Además, es aconsejable conservar copias de toda la correspondencia y pruebas relacionadas.
¿Qué derechos se pueden reclamar?
Entre los derechos laborales que un trabajador puede reclamar se encuentran:
- Falta de pago o retraso en el salario.
- Incumplimiento de horarios o jornadas laborales establecidas.
- Falta de medidas de seguridad e higiene en el trabajo.
- Discriminación laboral o acoso.
- Incumplimiento del contrato o del convenio colectivo.
Cualquier reclamación sobre estos temas, presentada adecuadamente, puede ser la clave para protegerse frente a un despido y tener argumentos sólidos en caso de que se produzca.
¿Por qué reclamar protege frente al despido?
Cuando un trabajador denuncia una irregularidad, entra en juego el concepto de garantía de indemnidad, un principio jurídico que protege a los empleados frente a represalias por ejercer sus derechos. Si la empresa despide a un trabajador poco tiempo después de una reclamación, el juez podría interpretar que se trata de una represalia, invalidando el despido.
Este principio obliga a la empresa a justificar el despido con razones objetivas y ajenas a la reclamación, lo que dificulta mucho el despido sin consecuencias legales.
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