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Explorando los alrededores de Ámsterdam en bici | El Viajero

Explorando los alrededores de Ámsterdam en bici | El Viajero
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  • Publisheddiciembre 10, 2025



Países Bajos es una de las regiones del planeta con mayor tradición en el uso de la bicicleta. Se estima que el país cuenta con alrededor de 24 millones de bicicletas para apenas 18 millones de habitantes. Pero este vehículo es ideal no sólo para hacer ejercicio y contribuir a un entorno más limpio y saludable, sino que también es una gran opción para alejarse de centros urbanos tan saturados de turismo como Ámsterdam y explorar sus atractivas regiones vecinas mucho menos frecuentadas por viajeros.

Los carriles seguros y bien diseñados para los ciclistas, no sólo en las ciudades, sino también en los bordes de las carreteras entre ellas, el terreno casi exclusivamente llano y la posibilidad de alquilar bicicletas eléctricas hacen de los Países Bajos uno de los destinos favoritos de los trotamundos sobre dos ruedas.

Cuando el viajero se siente abrumado por la vorágine turística que azota Ámsterdam y ya ha visitado la mayoría de sus magníficos museos o ha viaje suficiente para el cafésUn buen plan es alquilar una bicicleta y explorar, en medio de un magnífico paisaje, los pueblos vecinos repletos de castillos y restos de fortalezas defensivas medievales, además de interesantes museos y algunos de los jardines más bonitos del país. Sin olvidar hacer una parada en buenos restaurantes y antiguas cervecerías auténticas.

Un primer tramo del carril bici, el que va desde Ámsterdam hasta más allá de Naarden, combina en sus 32 kilómetros de terreno llano y senderos bien señalizados historia y arquitectura defensiva, naturaleza acuática, jardines de ensueño, museos de arte moderno y la serenidad del campo de la provincia de Holanda Septentrional. La aventura puede comenzar en el carril bici que pasa frente al hotel Avani Museum Quarter, un buen alojamiento en el tranquilo distrito Pijp de Ámsterdam, muy cerca del Rijksmuseum y una buena base para planificar el viaje. Los 18 kilómetros desde este punto de partida hasta Muiden, la primera etapa, comienzan con un pequeño tramo urbano hasta que, poco después de pasar el distrito de Zeeburg y el Flevopark, la ruta discurre junto al Mar del Norte y el Diemerzeedijk, la antigua presa construida tras las inundaciones de 1170. Desde el recorrido se puede ver, al otro lado del canal, el aislado Diemerpark.

Una vez cruzado el puente curvo y suspendido Nesciobrug, el primero en los Países Bajos exclusivo para ciclistas y peatones y ganador de varios premios internacionales de arquitectura gracias a su diseño minimalista, podrá detenerse y admirar la vista del lago artificial IJmeer. Así, los 15 kilómetros hasta Muiden transcurren por un paisaje típicamente holandés caracterizado por canales, muelles, vegetación y fauna típica de los humedales y, por supuesto, pólderes, terreno ganado al mar. También debemos prestar atención a las infraestructuras hidrológicas que los hicieron posibles.

En Muiden, hay que bajarse de la bicicleta y pasear por esta pequeña ciudad típicamente holandesa con su omnipresente canal central (en realidad, la desembocadura del río Vecht), flanqueada por casas bien cuidadas, algunas del siglo XVIII. En menos de un kilómetro a pie se puede llegar a la desembocadura del río donde se encuentra Muiderslot, uno de los castillos más antiguos del país y cuyo origen se remonta al siglo XIII, cuando Floris V, conde de Holanda y Zelanda, ordenó su construcción en este enclave tan estratégico. La imagen del castillo, rodeado por un foso y con sus murallas y torres perfectamente restauradas, es una de las postales más bellas de la ruta. Merece la pena visitar el interior, donde en el patio ciertos personajes disfrazados (el mendigo, la artesana, el guardia…) recrean una atmósfera de época. Entre los baluartes, donde no faltan curiosos aseos integrados en la pared frontal -o mejor dicho, culo-, En el exterior, varias cámaras ilustran la historia y la vida cotidiana de estos castellanos.

Desde Muiden, de nuevo, un tramo de unos 15 kilómetros nos lleva, tras dejar atrás el pueblo de Naarden, hasta una magnífica casa señorial en medio de los jardines más espectaculares del país: Nardinclant. Nació en 1919 con el diseño de un histórico huerto, obra del paisajista Leonard Springer, alrededor de un precioso palacio rural. Su valor como parque con un estilo decorativo típicamente holandés llevó a su inclusión en el patrimonio de jardines monumentales del país y hoy se puede pasar un rato agradable entre sus numerosas especies de flores, árboles, estanques con relajantes cascadas o bajo la pérgola de flores más grande de los Países Bajos. La residencia dispone de una sauna privada y una magnífica piscina con una decoración clásica y ofrece diversos tratamientos de bienestar. spa y alojamiento para grupos de hasta 12 personas.

Bastan unos cinco minutos para recorrer un sendero que atraviesa un agradable entorno boscoso para realizar otra visita cultural: el Museo Singer Laren, contiguo a la casa y estudio de los coleccionistas de arte americanos, el pintor William Singer y su esposa Anna, auténticos agitadores culturales de la región a finales del siglo XIX y principios del XX. La mayoría de las obras expuestas pertenecen a las escuelas francesas de Barbizon, a las escuelas holandesas de La Haya o a los paisajistas de Bergen -como Martin Borgord- de las primeras décadas del siglo pasado: Bart van der Leck, Jan Sluijters, Leo Gestel, Chris Beekman, Jan Toorop o Herman Kruyder, entre otros.

De regreso a Naarden, conviene aprovechar para pasear por este pequeño pueblo y echar un vistazo a la Grote Kerk, la iglesia de San Vito, cuyo origen se remonta al siglo XV, aunque en ocasiones ha sido restaurada debido a un incendio. Entonces llega el momento de tomar un buen aperitivo a orillas de un canal con ostras, salmón ahumado o tartar de atún en la Brasserie Bon, que también produce sus propias cervezas.

Si el viajero se ha dejado seducir por el encanto de esta región y prefiere posponer su regreso a Ámsterdam y quedarse en estos lugares para explorar otros lugares de interés -como los restos de las fortalezas defensivas de Uitermeer, accesibles en un precioso barco desde Muiden por el río Vecht-, el Hotel Bussum Jan Tabak es un alojamiento ideal para alojarse, en un entorno muy agradable y bien situado, a sólo dos kilómetros del centro de Naarden y a diez de Muiden.



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