‘FAKE MANAGER’ | Así atrapó la Guardia Civil al ojeador de fútbol detenido en Canarias por pederastia: 61 víctimas, 2.000 chats analizados y un año de investigación
El calendario retrocede hasta 2024. Es 24 de diciembre, Nochebuena, y las alertas se activan en la Guardia Civil de Gran Canaria. El Equipo Territorial de la Policía Judicial de Vecindario —con sus seis agentes, el primer escalón de la cadena, la unidad responsable de los delitos más crudos: violaciones, maltrato a menores, criminalística, salud pública, desapariciones…— recibe un aviso del Colegio de Psicología.
[–>[–>[–>Uno de sus profesionales, tras meses de sesiones, descubre que uno de los menores a los que atiende ha sido víctima de una presunta agresión sexual. Su representante, el hombre que le prometió catapultarlo en el mundo del fútbol, el que le pidió que lo apreciase como «un hermano», se aprovechó de él. Los juramentos que le hizo resultaron falsos: no le buscaba oportunidades en grandes equipos de la Península, ni en la UD Las Palmas; su aparición en su vida —y en el fútbol base canario— tenía un objetivo: concertar un encuentro físico. Y lo consiguió. Fue un año antes de que se atreviese a alzar la voz.
[–> [–>[–>Tras la figura del representante se escondía Kenneth V. V., de ahora 25 años. El presunto depredador sexual contactó con el niño para guiar su carrera, sin ninguna retribución económica. «Confía en mí», le decía. «Podemos hablar de lo que sea», insistía. «Considérame tu hermano», pedía.
[–>[–>[–>
El primer paso, el acercamiento, estaba hecho. El segundo, la confianza, acababa de ganárselo. El camino para arribar a su destino se acortaba: conversaciones cada vez más íntimas, entrar en la esfera privada del menor. Poco a poco, con paciencia. Hasta que llegaba la insistencia y, con ella, la manipulación y amenazas: «Te rescindo el contrato». La investigación lo califica de «violencia emocional«.
[–>[–>[–>Este era el perfil del ojeador, su forma de actuar. El menor cayó en la trampa, preso de su amor por el deporte, de las ganas de triunfar. Un día de aquel 2023, cuando el representante ya había logrado manipularlo y aprovecharse de la vulnerabilidad, el adolescente accedió a quedar con él en un centro comercial. Allí ocurrió el horror.
[–>[–>[–>
La víctima se mantuvo un año en silencio. Un año en el que su comportamiento cambió: dejó de hablar, tenía problemas para dormir… Su vitalidad se apagó. Kenneth se la robó. Pero con la terapia, surgió la valentía. Él no lo sabía, pero esa confesión a su psicólogo terminaría destapando el caso Fake manager, uno de los casos de presunta pederastia y grooming (acoso sexual a través de internet) más grave de los últimos años en Canarias. En su situación había otros 60 adolescentes que, por miedo, también callaban.
[–>[–>
[–>«Los delitos de naturaleza sexual son complicados de investigar porque ocurren en una esfera tan íntima que a veces resulta difícil obtener otros medios de prueba, como testigos o grabaciones de videovigilancia», cuenta el sargento jefe del equipo de Policía Judicial de la Guardia Civil de Vecindario a LA PROVINCIA/Diario de Las Palmas.
[–>[–>[–>
El desgaste
[–>[–>[–>
Durante un año, hasta atrapar este noviembre al individuo, él y su equipo se dedicaron a analizar las redes sociales y aplicaciones de mensajería. Más de 2.000 conversaciones y una ingente cantidad de contenido pornográfico, sin descuidar, obviamente, los delitos del día a día que reclamaban su atención.
[–>[–>[–>«La investigación nos ha supuesto un desgaste no solo a nivel profesional, sino a nivel personal. No es fácil analizar conversaciones ni fotografías como las de este caso. Pero estamos satisfechos, nos sentimos realizados, porque hemos sacado de la calle un potencial peligro para los menores«, confiesa el mando de la Guardia Civil.
[–>[–>[–>
El diciembre pasado, tras recabar el primer testimonio, ya sospecharon que había más. «El menor contó que este hombre se anunciaba como representante y que lo veía asiduamente en los partidos. Cuidado, pensamos, si es así la posibilidad de cometer delitos con otros menores es alta», dice.
[–>[–>[–>
La investigación se centró, primero, en localizar al presunto autor. Solo tenían un nombre: Kenneth. El adolescente había borrado todo tipo de vínculo con el que fuera su representante: número de móvil, conversaciones. No había rastro, tan solo una declaración que creyeron a pies juntillas. «Solo teníamos una víctima y la creencia de muchas, pero desconocíamos cuántas y el trasfondo. Por eso el objetivo era la investigación tecnológica, rastrear el teléfono del presunto autor. Acceder a él», incide el jefe de la Policía Judicial de Vecindario: «Había que investigar. No podíamos dejarlo ahí«.
[–>[–>[–>
En marzo, los agentes detuvieron al ojeador que, hasta entonces, carecía de antecedentes. La jueza le impuso medidas cautelares: prohibición de comunicarse con la víctima y de trabajar con menores. Y se le intervino el móvil.
[–>[–>[–>
«Descubrimos muchísima información. Conversaciones analizadas han sido más de 2.000 y muchísimo material audiovisual, alguno descargado de internet y otro era pornografía ‘amateur’», explica. Identificar a las víctimas y dilucidar cuántas eran menores no ha sido sencillo porque, en muchos casos, no salían las caras. «Nos llevó meses identificar a los 61 menores. Esos 61 son adolescentes con los que ha mantenido conversaciones sexuales, envío de material íntimo y, en algunos casos, agresiones sexuales», afirma. Con cinco menores se ha acreditado la violación.
[–>[–>[–>
«El punto de partida fue buscar la conversación con ese primer menor. Estaba todo detallado: la insistencia, el encuentro… Ahí establecimos el patrón de actuación del adulto. Él era quien introducía siempre el tema sexual de forma progresiva», incide el sargento: «Conseguía normalizar las conversaciones, los manipulaba y engañaba hasta pedir las fotografías. Pero el fin último está claro: el encuentro físico», sostiene.
[–>[–>[–>
El perfil de este ojeador no se corresponde con el de depredador sexual más habitual. Estos buscan a cualquier joven, en cualquier lugar de la red, para que obtener material pornográfico. En este caso, el 95% de las víctimas son de Gran Canaria, y las demás, del resto del Archipiélago. Para la investigación esto refleja que quería a menores en su cercanía para poder encontrarse personalmente con ellos.
[–>[–>[–>
El análisis del material intervenido en marzo reflejó otro aspecto: además de captar a niños con la excusa del fútbol, usaba un falso perfil femenino en instagram para contactar con otros. «A algunos, en vez de ofrecerles la introducción en equipos de fútbol, les ofrecía dinero«, declara el sargento del caso desvelado por este diario.
[–>[–>[–>
Un viaje a Barcelona
[–>[–>[–>
Pero Fake manager no concluye aquí. La investigación reveló que, tras la primera detención, cuando tenía la prohibición de trabajar con menores, organizó un viaje con siete adolescentes a Barcelona para participar en un campus de fútbol. Esto lo descubrieron gracias a la denuncia presentada por unos padres por un presunto delito contra el patrimonio, ya que, una vez pagado el viaje, les exigió más dinero. «Había que ir a por él ya«, pensaron.
[–>[–>[–>
Con el material examinado y este descubrimiento, los agentes volvieron a detenerlo. Fue el 12 de noviembre en Fuerteventura, donde residía ahora. Allí la Guardia Civil intervino más material electrónico y un nuevo teléfono que se analiza. «No descartamos nuevas víctimas«, asevera el sargento jefe de la Policía Judicial de Vecindario. Su equipo sabe que el caso Fake manager no ha terminado: «Nos queda bastante». Pero solo hay un fin, logrado con la entrada en prisión del ojeador, que duerme en Juan Grande: la protección de todos los menores.
[–>[–>[–>
Puedes consultar la fuente de este artículo aquí