Feijóo se enclaustra para no opinar de Mazón y analizar cuál es el mal menor para el PP
Juan Bravo, el vicesecretario de Economía del PP, es el dirigente que más ha dado la cara esta semana por Carlos Mazón después de que este haya cambiado nuevamente de versión sobre su actuación el día de la DANA. El que más y casi el único. Desde el martes –cuando el presidente de los valencianos empezó a modificar su relato para demostrar que no tuvo ninguna responsabilidad en el envío del SMS de alerta a la población– ni Alberto Núñez Feijóo ni su número dos, Cuca Gamarra, ni el portavoz nacional, Borja Sémper, han querido decir ni media palabra que pueda entenderse como un respaldo a Mazón. El presidente de la Comunitat Valenciana amenazaba con ser un lastre para el partido desde el pasado 29 de octubre y, esta semana, debido a su estrategia, más pensando en su futuro judicial que en su futuro político, ha demostrado que es un problema grave para las siglas.
Desde el martes, Feijóo ha evitado entrar en el radar de cualquier periodista para que no le haga las preguntas obvias: ¿sigue manteniendo su apoyo al presidente valenciano? ¿Va a pedirle que dimita? La tensión en el partido, en todos los niveles, desde concejales y diputados hasta presidentes autonómicos, es total. No hay solución fácil para Génova ni tampoco inocua. Pocos pros y muchos contras.
La estrategia de Mazón, que está centrado en defenderse desde el punto de vista judicial, ha dado al traste con el relato político mantenido hasta ahora
El miércoles, tras participar en la sesión de control al Gobierno, el líder del PP evitó toparse con los múltiples redactores que le esperaron durante horas en los pasillos del Congreso; este jueves y viernes se ha vaciado la agenda de actos públicos, y, el fin de semana, según fuentes de su equipo, tampoco participará en ningún mitin del partido. Es muy poco habitual que el jefe de la oposición encadene cuatro días seguidos sin exposición pública.
Un granero de votos
Feijóo empezó la semana admitiendo en Telecinco el cálculo político que hay detrás de su (hasta ahora) respaldo a Mazón. Reconoció que durará tanto como le vaya bien al partido porque a él, como líder del PP nacional, le “interesa gobernar Valencia”. La comunidad autónoma ha sido un granero de votos indispensable para los políticos del PP que han acabado conquistando la Moncloa. Así empezó la semana, pero la ha acabado acelerando el debate con su núcleo duro sobre qué hacer para que la delicada situación del presidente valenciano no dañe más las siglas de la formación a nivel global.
La imagen de Mazón es pésima entre sus ciudadanos y vienen días complicados con las fiestas de las Fallas. La participación históricamente activa de los políticos valencianos en estas fiestas populares podría ser un infierno para Mazón si finalmente se decide a ir. La primera ‘mascletà’ se celebra este sábado a las dos de la tarde en la plaza del Ayuntamiento y se repetirá durante varios días, hasta el 19.
El margen de maniobra de Feijóo es escaso: puede retirarle su apoyo político e incluso quitarle la presidencia del PP valenciano, para mandar el mensaje de que rompe con él. También podría pedirle que dimita, pero no puede desbancarle del cargo de presidente de la Generalitat. El acta es de Mazón y él, si lo desea, puede aferrarse al sillón (y al aforamiento que conlleva). Las opciones unilaterales de Feijóo son pocas. Otra posibilidad podría ser bilateral y supondría negociar una salida con él, algo que suele ser habitual en momentos de crisis políticas. En las conversaciones que bullen entre los dirigentes populares, una destaca: permitirle seguir de diputado raso (para que mantenga el acta) y que quien le sustituya no sea María José Català, alcaldesa de València, una política ahora muy alejada de Mazón.
Esa escasa capacidad para que cualquier movimiento personal del líder del PP sea efectivo mantiene por ahora al político gallego con un perfil bajo y barruntando si deja pasar la tormenta (al «estilo Mariano Rajoy», como dicen muchos en la formación) o toma alguna decisión que señale su distanciamiento del presidente valenciano.
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