Ford Puma Gen-e, recursos
You have them all on a silver plate Gorillaz (Feel Good Inc.», Demon Days, 2005)
Hugo no sabía de su propia existencia, no era consciente de su individualidad hasta que cayó la estrella. Ahora sabe por ejemplo que eso ocurrió hace dos días, cuando la luna estaba llena y se reflejaba en el estanque mientras él estaba bebiendo ávidamente. Era una noche tórrida y no podía dormir así que se alejó del grupo que dormitaba bajo un enorme baobab y se internó en la selva en busca de una charca. La estrella apareció en el cielo de repente y poco a poco fue creciendo y brillando tanto que incluso oscureció a la propia luna. Pronto comenzó a escucharse un zumbido más fuerte que el bramido más fuerte de cualquier animal y la estrella cayó entre fuego y cenizas a pocos pasos de la charca desde donde Hugo observaba con la boca abierta. El sonido del impacto silenció al bullicio nocturno que siempre llenaba las noches. Las llamas rodeaban a la estrella y se elevaron al cielo volviendo la noche aún más calurosa. Hugo sentía un calor intenso pero no hizo amago de alejarse. Seguía mirando fijamente al lugar donde había caído esa estrella, ese pedazo del cielo que se había desprendido como los cocos del cocotero. Entonces una espuma espesa empezó a cubrir la estrella apagando las llamas con un siseo de serpiente levantando columnas de humo que se elevaron hacia la luna que había recuperado el dominio del cielo. Algunas aves y animales pequeños se habían acercado y Hugo decidió que no merecía la pena acercarse, que era mejor esperar a ver lo que les ocurría a esos incautos. Y entonces se sorprendió de su propio pensamiento. Pensó en su integridad, luego sabía que era uno, que era él.
Desconcertado se sentó junto a la charca y dejó de vigilar a la estrella y dirigió su mirada a la plateada superficie del agua. Y entonces descubrió su rostro. Al principio se asustó y se apartó gritando. Luego se tranquilizó y volvió a asmarse. No había duda, era él. Su aspecto le pareció grotesco, extraño, pero eran sentimientos que hasta mucho después no pudo descifrar. Era como si poco a poco, capa a capa fuera descubriendo su consciencia, como si pelara un mango. Un mango… Hugo lo visualizó en su cabeza claramente de forma tan vívida que incluso empezó a salivar. Por primera vez estaba imaginando y esa idea era tan potente, tan intensa que la cabeza le empezó a doler. De esa forma decidió distraerse volviendo a prestar atención a la estrella. Los animales y los pájaros se habían posado plácidamente sobre la superficie de la estrella, ahora de color negro brillante. Los pájaros tantearon la coraza de la estrella con sus picos pero pronto perdieron el interés y salieron volando. Los animales pequeños ya se habían marchado, seguramente cuando se convencieron de que esa piedra negra y brillante no era comestible. Hugo se acercó y según lo hacía algunas sensaciones empezaron a invadirle. A pesar del calor fue consciente de su desnudez, dejó de apoyarse con las manos para avanzar y se irguió sobre sus patas pero pensó en ellas como en sus pies. Todo era muy extraño: empezó a percibir sonido como música, olores como aromas… y entonces sintió miedo. Dio un respingo. Estaba temblando. Siguió erguido mirando la estrella muerta apenas a un metro. Entonces la estrella se abrió. Y habló. «Buenas noches Hugo»
No es noticia ya afirmar que la industria automotriz europea atraviesa una fase de transformación, donde la electrificación ha dejado de ser una promesa futura para convertirse en una exigencia inmediata. En este contexto, una empresa como Ford ha ejecutado uno de los movimientos más significativos de su historia reciente en el viejo continente: la electrificación de su pilar comercial más robusto. El Ford Puma Gen-E no es simplemente una versión más dentro del catálogo de la marca, representa la conversión a la movilidad de cero emisiones del vehículo más vendido de Ford en Europa y, específicamente, del líder indiscutible de ventas de la firma en España durante el ejercicio 2024. Este lanzamiento es crítico pues el Puma ha sostenido comercialmente a la marca tras la desaparición de iconos como el Fiesta, y su variante eléctrica debe heredar esa responsabilidad en un mercado cada vez más saturado y competitivo.
| Modelo analizado | Ford Puma Gen-E |
| Motor y acabado | Premium 43 kWh 168 CV FWD |
| Potencia | 168 CV |
| Velocidad máxima | 160 Kmh |
| Aceleración o-100 | 8 s |
| Largo/ancho/alto | 4214/1805/1555 mm |
| Potencia máxima RPM | 168 CV |
| Par máximo Nm/RPM | 290 Nm |
| Caja de cambios | Automático |
| Web | https://www.ford.es/ |
| Precio | 32.258 euros (antes de ayudas) |
El posicionamiento del Puma Gen-E es complejo y responde a una estrategia de ingeniería conocida como conversión de plataforma, en contraposición al desarrollo nativo. Mientras que otros modelos eléctricos de Ford, como el nuevo Explorer y el Capri, se basan en la plataforma MEB licenciada al Grupo Volkswagen, el Puma Gen-E se asienta sobre una evolución profunda de la arquitectura global B-car de Ford. Esta plataforma, compartida con las versiones de combustión interna y microhíbridas del Puma, así como con el extinto Fiesta, ha sido modificada para albergar el tren motriz eléctrico sin sacrificar la dinámica de conducción que define al modelo. Esta decisión técnica sitúa al Puma Gen-E en una batalla directa contra rivales que siguen estrategias similares, como los modelos del grupo Stellantis (Peugeot e-2008, Opel Mokka-e, Jeep Avenger) construidos sobre la plataforma e-CMP, y frente a rivales de arquitectura dedicada como el Volvo EX30 o el Renault 5 E-Tech.
Un eléctrico adaptado
Es una estrategia interesante y que ya vimos con otros modelos como el Golf eléctrico y que puede dar buenos resultados. En el ejemplo del modelo de Volkswagen las buenas características dinámicas del modelo de motor de combustible con el añadido de un centro de gravedad más bajo por el posicionamiento de las baterías dio como resultado uno de los eléctricos de conducción más agradable y deportiva del mercado, a pesar de que hablamos de un coche que fue desplazado hace años por su heredero el id.3. Por lo tanto una versión eléctrica basada en la plataforma del Puma, unos de los SUV compactos con mejor tacto de conducción (si no el mejor) es una apuesta que tiene muy buenos argumentos para salir bien.
Además es una apuesta en una batalla especialmente encarnizada ya que en el mercado español, el segmento B-SUV eléctrico es uno de los más disputados. El Puma Gen-E llega para competir con un precio competitivo, buscando atraer tanto al cliente particular que valora el diseño y la deportividad, como a las flotas corporativas que necesitan reducir su huella de carbono. A diferencia de sus competidores que han crecido en dimensiones, el Puma mantiene sus cotas compactas de 4,21 metros de largo, apostando por la agilidad urbana. La nomenclatura Gen-E subraya este cambio de paradigma, intentando capturar a una nueva generación de conductores mientras retiene a la base fiel que ha convertido al modelo de combustión en un superventas.
La gama se simplifica notablemente respecto a las versiones térmicas. No encontramos la proliferación de acabados habitual, sino una estructura más centrada en la tecnología y el equipamiento, con una única opción mecánica de tracción delantera y 168 CV. Esta simplificación busca optimizar la producción en la planta de Craiova, Rumanía, donde el modelo se ensambla junto a sus hermanos de combustión, permitiendo una flexibilidad industrial vital para adaptarse a las fluctuaciones de la demanda de vehículos eléctricos. El reto es mayúsculo: convencer al mercado de que una adaptación de una plataforma térmica puede ofrecer una experiencia eléctrica superior, o al menos igual de convincente, que las arquitecturas nativas de la competencia china y europea.
Estética continuista
El diseño exterior del Ford Puma Gen-E es un ejercicio de continuidad estética forzada por la necesidad de mantener la identidad visual del modelo más exitoso de la marca, pero refinada por las exigencias de la aerodinámica. Al compartir la forma de la carrocería con las variantes microhíbridas, el Gen-E conserva la silueta musculosa, los pasos de rueda prominentes y la línea de techo descendente que lo caracterizan como un crossover cupé. Sin embargo los ingenieros y diseñadores de Ford han aplicado una serie de intervenciones funcionales que distinguen a esta versión eléctrica y mejoran su coeficiente de penetración aerodinámica, un factor crítico cuando la energía almacenada en las baterías es limitada.
La modificación más evidente y necesaria se encuentra en el frontal. La parrilla tradicional de refrigeración que se utiliza para alimentar de aire al radiador de los motores EcoBoost, ha sido eliminada en favor de un escudo completamente cerrado y liso, como hemos visto en otros modelos eléctricos. Este nuevo rostro que recuerda de alguna forma al del Mustang Mach-E, cumple una función vital: reducir la resistencia al aire y gestionar el flujo térmico. El escudo integra cortinas de aire activas que canalizan el flujo hacia los laterales, evitando las turbulencias que normalmente se generan en los pasos de rueda delanteros. A diferencia de las versiones térmicas, el logotipo de Ford ha migrado desde la parrilla hacia el centro de este panel cerrado, ganando protagonismo y tamaño.
Los grupos ópticos mantienen la icónica firma lumínica en forma de garra o canoa pero en el Gen-E, especialmente en los acabados superiores, la tecnología de los mismos ha evolucionado. De serie en estas versiones altas se incluyen faros Matrix LED con función antideslumbramiento capaces de enmascarar a otros vehículos para mantener las luces largas activas sin molestar. Se trata de un equipamiento de seguridad activa superior al de muchos rivales del segmento B. El parachoques delantero también ha sido rediseñado para mejorar la eficiencia, con tomas de aire inferiores optimizadas para la refrigeración del sistema eléctrico y la batería.
En la vista lateral el Puma Gen-E revela su naturaleza de plataforma compartida al mantener intactas las proporciones y la batalla de 2.588 mm. La altura libre al suelo se sitúa en unos 163 mm, una cifra que no se ve comprometida por la ubicación de las baterías bajo el piso. Esto evita el efecto visual de coche elevado de forma antinatural que sufren algunas adaptaciones eléctricas donde el paquete de baterías obliga a elevar la carrocería. Las llantas juegan un papel fundamental en la diferenciación y la eficiencia. Ford ofrece diseños específicos para el Gen-E en medidas de 17, 18 y hasta 19 pulgadas, con superficies más planas y cerradas para minimizar las turbulencias aerodinámicas generadas por la rotación de las ruedas. Un detalle de sofisticación tecnológica es la proyección del logotipo del Puma desde los retrovisores al suelo al desbloquear el vehículo.
Retoques en la parte trasera
La zaga del Puma Gen-E presenta cambios sutiles pero significativos. La ausencia total de sistema de escape ha permitido a los diseñadores limpiar el parachoques trasero, integrando un difusor que trabaja en conjunción con un nuevo spoiler de techo para mejorar la eficiencia. Este alerón es ligeramente más largo y bajo que en las versiones deportivas térmicas, extendiendo la línea del techo para retrasar la separación del flujo de aire y reducir la estela turbulenta trasera. Esto mejora la autonomía en autopista. La insignia Puma en el portón trasero completa la imagen de este felino eléctrificado.
El habitáculo del Ford Puma Gen-E es una mezcla de pragmatismo heredado de versiones anteriores y digitalización con una evolución necesaria por el pasar de los años. Al entrar, el conductor es recibido por una distribución de elementos que resulta inmediatamente familiar para cualquiera que haya conducido la reciente actualización del Puma. En resumen Ford ha optado por no reinventar la ergonomía básica, sino por potenciarla mediante pantallas y software, manteniendo una disposición lógica que contrasta con el minimalismo extremo de algunos rivales.
El diseño del salpicadero es envolvente con una clara orientación hacia el conductor, como en los modelos más deportivos. En cuento a los acabados, Ford ha utilizado materiales de tacto blando y recubrimientos textiles en la parte superior del salpicadero y en las zonas de contacto principales de las puertas elevando la sensación de calidad. Sin embargo al descender la vista hacia la parte baja de la consola central y los paneles de las puertas traseras, aparecen plásticos duros y rígidos que delatan que no es uno de los modelos más exclusivos. Comparado con la sofisticación de algunos competidores franceses o el diseño nórdico, el interior del Puma se siente más robusto y funcional que lujoso. Más «a la americana», comparable a algunos modelos de Jeep. El volante presenta un diseño cuadrado con bordes redondeados de dos radios.
La integración de las baterías bajo el suelo del vehículo ha obligado a elevar ligeramente la posición de conducción respecto a las versiones de combustión, lo que otorga esa sensación de dominio del tráfico que buscan los compradores de SUV sin sacrificar excesivamente el espacio para la cabeza gracias al diseño de la carrocería. Las plazas delanteras son cómodas, con asientos que ofrecen un buen compromiso entre sujeción lateral y confort (clásico en este modelo) y en las versiones superiores incluyen calefacción y masaje lumbar. En las plazas traseras la situación es más justa debido a los límites de la plataforma. El espacio para las piernas es correcto para adultos de estatura media, pero inferior al de rivales con mayor distancia entre ejes. La línea descendente del techo penaliza ligeramente la altura libre en las plazas posteriores y reduce la superficie acristalada. No obstante, el suelo es casi plano gracias a la eliminación del túnel de transmisión y escape lo que mejora la comodidad del que viaja en la plaza central.
Gran capacidad del maletero
Donde el Puma Gen-E destaca, al igual que todas las generaciones del Puma, es en la capacidad de carga. Aprovechando la eliminación de los componentes mecánicos traseros Ford ha logrado una capacidad de maletero de 523 litros en configuración de cinco asientos, una cifra líder en su clase que supera a la mayoría de B-SUV. El secreto de esta capacidad reside en el GigaBox, un compartimento profundo y cuadrado situado bajo el piso del maletero con una capacidad de 145 litros. Este espacio está revestido de material plástico resistente e impermeable y cuenta con un tapón de drenaje en el fondo, lo que permite lavar objetos sucios con agua directamente dentro del coche o transportar objetos muy altos en posición vertical. Adicionalmente, el Gen-E incorpora un maletero delantero o frunk de 43 litros bajo el capó, un espacio ideal para almacenar los cables de carga sin que estorben en el maletero principal.
El ecosistema digital del Puma Gen-E se articula en torno al sistema SYNC 4 de Ford. El cuadro de instrumentos es una pantalla digital de 12,8 pulgadas, altamente configurable, que muestra con nitidez los datos de conducción, navegación y estado de los sistemas de asistencia. Presidiendo el centro del salpicadero se encuentra la pantalla táctil de 12 pulgadas, que actúa como centro neurálgico del vehículo. El sistema SYNC 4 destaca por su fluidez y conectividad, ofreciendo integración inalámbrica de serie para Apple CarPlay y Android Auto. Además, cuenta con un módem 5G integrado que permite actualizaciones de software inalámbricas asegurando que el vehículo pueda recibir mejoras con el tiempo. El asistente de voz integra Amazon Alexa, permitiendo un control natural de las funciones. Sin embargo un fallo de ergonomía es la ausencia de controles físicos para la climatización por lo que hay que recurrir a la pantalla táctil.
La naturaleza eléctrica del Puma Gen-E elimina la fuente principal de ruido y vibraciones. El resultado es un habitáculo notablemente silencioso en ciudad. A velocidades de autopista el ruido del viento es perceptible debido a los grandes retrovisores, pero se mantiene en niveles confortables. En cuanto a los sistemas de asistencia a la conducción el Puma Gen-E ofrece un paquete completo que incluye control de crucero adaptativo con función Stop & Go, centrado de carril, reconocimiento de señales de tráfico y asistente de pre-colisión. Una mención especial merece la futura incorporación del sistema BlueCruise, que permitirá la conducción manos libres en determinadas autopistas, una tecnología pionera en este segmento.
Preparado para ir fuera del asfalto
Aunque el Puma Gen-E es un vehículo de tracción delantera, Ford ha incluido funcionalidades pensadas para superficies complicadas. A través de los modos de conducción, se puede seleccionar el modo Trail, que modifica la respuesta del acelerador para hacerla más suave y ajusta el control de tracción para permitir cierto deslizamiento controlado, simulando el efecto de un diferencial autoblocante mediante el uso selectivo de los frenos. Esto, unido a la altura libre al suelo razonable, permite transitar por caminos de tierra o superficies nevadas con mayor seguridad que un turismo convencional.
El sistema de propulsión del Puma Gen-E es una declaración de intenciones: priorizar la eficiencia y la dinámica sobre la fuerza bruta o la autonomía extrema. Ford ha desarrollado un tren motriz que se adapta a las limitaciones físicas de la plataforma maximizando el rendimiento dentro del espacio disponible. El vehículo está impulsado por un único motor eléctrico síncrono de imanes permanentes situado en el eje delantero. Esta unidad entrega una potencia de 168 CV y un par motor máximo de 290 Nm. La entrega de potencia es inmediata pero progresiva, calibrada para evitar pérdidas de tracción bruscas. Con una aceleración de 0 a 100 km/h en 8,0 segundos es significativamente más rápido que las versiones de gasolina equivalentes y ofrece una respuesta en recuperaciones que facilita los adelantamientos.
El conductor puede adaptar el comportamiento del vehículo mediante cuatro modos de conducción seleccionables. El modo Normal ofrece un equilibrio estándar entre respuesta y confort. El modo Eco suaviza la respuesta del acelerador y reduce la potencia de la climatización para maximizar la autonomía. El modo Sport agudiza la respuesta del acelerador y reduce la asistencia de la dirección para un tacto más deportivo. Finalmente, el modo Trail, ya mencionado, optimiza el control de tracción para superficies de baja adherencia. Adicionalmente, el sistema de frenada regenerativa ofrece flexibilidad. Por defecto, el coche tiene una retención suave pero se puede seleccionar un modo L para mayor retención y activar la función de conducción con un solo pedal que llega a detener el coche por completo cuando levantamos el pie del acelerador.
Batería conservadora
La batería es un paquete de iones de litio con química NMC situado bajo el piso. La capacidad bruta es de aproximadamente 53 kWh, pero la capacidad útil se ha restringido a 43 kWh. Esto implica un margen de seguridad inusualmente alto una decisión técnica con la que Ford busca priorizar la longevidad de la batería y la consistencia de la carga. Al operar las celdas en un rango de voltaje más conservador, se reduce el estrés térmico y químico. La contrapartida es que se carga con el peso de una batería mayor de lo que su capacidad útil sugiere. El consumo homologado es excelente, permitiendo una autonomía combinada teórica de 376 km y una autonomía urbana superior a los 500 km. La potencia de carga máxima en corriente continua es de 100 kW y gracias a la baja capacidad útil y al gran margen de seguridad, la curva de carga es muy plana, permitiendo pasar del 10% al 80% en poco más de 20 minutos.
La dinámica de conducción es el sello de identidad de Ford y concretamente del Puma y el Puma Gen-E no decepciona. A pesar del incremento de peso respecto a las versiones térmicas los ingenieros han logrado una puesta a punto que disimula la masa y potencia la agilidad. En el entorno urbano, el Puma Gen-E se mueve con soltura. La entrega instantánea de par permite salir de los semáforos y realizar cambios de carril con agilidad. La dirección es rápida y directa, y el radio de giro facilita el aparcamiento. La suspensión, aunque firme, absorbe bien las irregularidades urbanas, transmitiendo una sensación de solidez superior a la del modelo de gasolina.
En carreteras secundarias y de curvas el Puma Gen-E demuestra su carácter, heredado de una saga de Pumas muy agradables de conducir en estas condiciones. Además del excelente chasis, el bajo centro de gravedad elimina gran parte del balanceo de la carrocería. El coche entra en las curvas plano y con decisión, apoyado por un sistema de vectorización de par. Definitivamente uno de los B-SUV eléctricos que hemos probado más divertidos de conducir superando en tacto deportivo a casi todos sus rivales. Para proporcionar un tacto más deportivo falta una mejor comunicación de la dirección sobre lo que ocurre en las ruedas delanteras. En vías rápidas el coche muestra un gran aplomo y estabilidad lineal. Como en la gran mayoría de eléctricos el principal hándicap en este terreno es el consumo a altas velocidades, que reduce la autonomía real y obliga a planificar paradas frecuentes en viajes largos.
Conclusiones
El Ford Puma Gen-E es un producto de ingeniería que por un lago busca el pragmatismo con un resultado final superior a la suma de sus partes. No es el eléctrico con la batería más grande ni la plataforma más moderna, pero Ford ha conseguido trasladar el alma dinámica y la practicidad del Puma al universo eléctrico con total éxito. Su propuesta de valor se basa en un maletero líder en su clase gracias al diseño de la carrocería y al ingenioso GigaBox junto con el maletero delantero, una dinámica de conducción que sigue siendo la referencia para quienes disfrutan al volante, y un ecosistema tecnológico sólido y fácil de usar. La decisión de limitar la capacidad útil de la batería es una decisión delicada y conservadora que frente a los rivales es quizás su principal punto débil restringiendo su versatilidad para viajes largos frecuentes aunque resulta más eficiente en cargadores rápidos.
Podríamos decir que esta combinación de elementos en un SUV compacto eléctrico es prácticamente imposible de encontrar. Resulta un modelo ideal para ciudad por tamaño y por su motor eléctrico pero a la vez es un SUV eléctrico con carácter deportivo inédito para su tamaño. Frente a la racionalidad extrema de algunos competidores o el minimalismo de los nuevos premium, el Puma Gen-E ofrece una experiencia de conducción genuinamente conectada y ágil con algún soprendente ingrediente adicional como ciertas capacidades off road. Entre sus puntos fuertes destacan la capacidad de carga excepcional, el comportamiento dinámico divertido, el sistema multimedia SYNC 4 y una carga rápida muy consistente.
RESUMEN
Una versión eléctrica muy interesante del Ford Puma que conserva casi todas sus cualidades dinámicas mejorando la estabilidad en curva. Gran maletero y una autonomía algo escasa para viajar compensada por una capacidad de carga rápida mejorada.
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